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"La salud es algo que todo el mundo sabe lo que es hasta el momento en que la pierde, o cuando intenta definirla"                    

Piédrola Gil

Introducción

Definiciones de salud y enfermedad

Síntomas y signos

El diagnóstico

Introducción

La salud de las personas y de las poblaciones constituye en la actualidad una de las mayores preocupaciones no sólo de cada uno de nosotros, sino también de los gobiernos de cada país y también de muchas ONG (Organizaciones No Gubernamentales). Su problemática va más allá de los límites nacionales para adquirir una dimensión verdaderamente mundial. La salud del cuerpo y de la mente es necesaria para la vida cotidiana –trabajo, placer, sufrimiento, ocio, creación- y, por tanto, para el desarrollo de todas las funciones individuales y sociales del hombre.

El estudio de los factores que puedan influir, positiva o negativamente, en la salud es un aspecto de la mayor importancia dentro de un planteamiento sociopolítico que tienda al logro de la estabilidad de las sociedades. La lucha contra la enfermedad ha sido una constante en la historia de la Humanidad. Sensaciones como el malestar general, la fiebre o el dolor no pasan fácilmente inadvertidas para la esfera consciente de la inteligencia, por lo que ya el hombre primitivo debió tener un claro conocimiento del concepto de enfermedad. Lo mismo puede decirse de las heridas y traumatismos, en los que el dolor, la hemorragia y las mutilaciones son hechos concretos claramente perceptibles. Asimismo, la relación de la enfermedad con la muerte también debió quedar prontamente establecida. El mantenimiento y la recuperación de la salud han sido históricamente abordados de forma individual. El planteamiento colectivo es reciente.

La salud se ha convertido en un bien individual y colectivo que forma parte de nuestra cultura social y política. Como veremos más adelante, el derecho a la salud está incluido como uno de los derechos humanos básicos, y ha sido recogido en Constitución, donde se establece el derecho a la protección de la salud para todos los españoles.

Definiciones de salud y enfermedad

El Diccionario de la Lengua Española define la salud como "el estado en el que un ser orgánico ejerce normalmente sus funciones".

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es "un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de molestias o enfermedades".

Basándose en esta definición, y en su XXX Asamblea, se adoptó la estrategia de Salud para Todos, con el principal fin de reducir las enfermedades que impiden mantener una vida social y económicamente productiva. Tal estrategia fue concretada en 38 objetivos de aplicación para Europa, objetivos que se fueron perfilando en las conferencias de Ottawa de 1986, de Adelaida de 1988 y de Sundswall de 1991.

El Estado Español se sumó a esta estrategia en 1990. Como desarrollo del planteamiento de la OMS aplicada a nuestro país, el Ministerio de Sanidad y Consumo presentó en 1991 el documento del Plan de Salud: objetivos estratégicos de Salud Pública, concretados en 22 áreas de intervención (nutrición, actividad física, tabaco, abuso de alcohol, drogas, accidentes, riesgos medioambientales, riesgos laborales, higiene alimentaria, antropozoonosis, enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas, salud mental, salud materno-infantil, salud del anciano, diabetes, enfermedades transmisibles, VIH/SIDA, salud bucodental, información sanitaria y estrategias comunes de intervención).

La definición mayormente utilizada por la administración sanitaria es la de Lalonde: la salud es "una variable influida por diferentes factores: biológicos o endógenos, ligados al entorno, los hábitos de vida y factores ligados al sistema sanitario". Así, el conocimiento de los muchos y variados factores implicados en conseguir mejoras en la salud individual y colectiva, ha ayudado a establecer el papel que deben llevar a cabo los sistemas sanitarios.

En una concepción moderna de la salud es preciso considerar la existencia de factores objetivos y subjetivos, así como de diferentes niveles o grados. Los exámenes de salud, esto es, los reconocimientos médicos de amplios sectores de la población que se realizan por los servicios sanitarios para detectar enfermedades de interés social, permiten comprobar que, para una enfermedad dada, el estado sanitario no es homogéneo, y que éste no puede dividirse en personas sanas y personas enfermas, puesto que entre ambos extremos se encuentran diversos estados intermedios de salud relativa en los que, junto al cumplimiento satisfactorio de los condicionantes que definen este estado sanitario, pueden encontrarse algunos signos desfavorables –sensaciones dolorosas, disfunciones de órganos o sistemas- de intensidad discreta y no evolutivos, que no impiden a la persona integrarse plenamente en una actividad normal, familiar, profesional y social, y que le permiten "considerarse sano" tanto frente a sí mismo como frente a la sociedad. Este concepto de salud relativa es superponible al de salud plenamente desarrollada, y es el estado de la mayoría de las personas sanas.

El Diccionario de la Lengua Española define la enfermedad como "alteración más o menos grave de la salud". La enfermedad es considerada como cualquier estado donde haya un deterioro de la salud del organismo humano. Todas las enfermedades implican un debilitamiento del sistema natural de defensa del organismo o de aquellos que regulan el medio interno. Incluso cuando la causa se desconoce, casi siempre se puede explicar una enfermedad en términos de los procesos fisiológicos o mentales que se alteran.

Síntomas y signos

 La comprensión de las enfermedades depende de una descripción clara de los síntomas, los cuales son manifestaciones de los procesos vitales alterados. Pueden variar desde relatos subjetivos de dolor, como cefalea (dolor de cabeza) o lumbago (dolor de la parte inferior o lumbar de la espalda), a hechos objetivos o signos, como inflamación o erupción. Así pues, podría decirse que un signo es una manifestación imposible de fingir ante un médico, mientras que un síntoma subjetivo es algo imposible de ser detectado por un médico. No podemos fingir que tenemos fiebre o tener varicela, por ejemplo; sin embargo, un buen médico nunca podrá ver nuestro dolor de cabeza, aunque quizás con los avances tecnológicos pueda lograrse en un futuro.

Algunos síntomas subjetivos u objetivos son comunes a distintas enfermedades, por ejemplo los cambios en la temperatura corporal (como fiebre), la fatiga, la pérdida o el aumento de peso, y el dolor o hipersensibilidad de los músculos u órganos internos. Por ello el profesional médico debe realizar en muchos casos estudios más profundos pueden poner de manifiesto, por ejemplo, la presencia de microorganismos infecciosos, mediante su crecimiento por cultivo en medios nutrientes especiales o por otras técnicas; otros ejemplos son el descubrimiento de fracturas óseas en la exploración radiológica; la existencia de cambios en la composición de las células de la sangre; y la observación de crecimiento canceroso al microscopio en un tejido extirpado quirúrgicamente (biopsia). Así pues, se trata de realizar un correcto diagnóstico para poder llevar a cabo un tratamiento adecuado.

El diagnóstico

El diagnóstico es la determinación de la naturaleza de una enfermedad. El diagnóstico debe combinar:

Una adecuada historia clínica del paciente (antecedentes personales y familiares, y enfermedad actual)

un examen físico completo

exploraciones complementarias (pruebas de laboratorio, de diagnóstico por imagen, etc.).

Algunas enfermedades como el sarampión y las paperas se identifican fácilmente por su apariencia. Otros problemas como las fracturas óseas se pueden sospechar por sus síntomas y signos, y se confirman mediante radiografías. Pero muchos síntomas requieren un procedimiento diagnóstico más complejo. La confirmación de una úlcera gástrica, por ejemplo, requiere la introducción de un endoscopio en el estómago. La enfermedad coronaria puede sospecharse por las características del dolor y por las alteraciones electrocardiográficas, pero su evidencia definitiva sólo puede conseguirse mediante coronariografía, técnica en la que se inyecta una sustancia de contraste en las arterias coronarias que irrigan el corazón. El diagnóstico de muchos tipos de cáncer requiere la realización de una biopsia, tomando un fragmento del tejido afectado para su examen microscópico. El diagnóstico de diversas enfermedades fetales es hoy en día posible mediante ecografía o mediante análisis del líquido amniótico obtenido por amniocentesis.

Las pruebas de laboratorio son cada vez más importantes. La medida de los niveles de hormonas identifica alteraciones endocrinas. El recuento de los diferentes tipos de células de la sangre, llamado recuento diferencial, sirve para diagnosticar los diferentes tipos de anemias y algunos tipos de leucemias y otros cánceres. Los cultivos microbiológicos de líquidos y tejidos sirven para identificar los microorganismos causantes de enfermedades infecciosas, siendo esenciales para el tratamiento racional con antibióticos.

Muchos síntomas, como las cefaleas, son difíciles de atribuir a una enfermedad concreta porque pueden obedecer a muchas causas distintas. Algunas enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple y la corea de Huntington sólo pueden ser identificadas con certeza tras varios años de observación clínica del paciente. Para afinar sus diagnósticos, los médicos y otros profesionales sanitarios mantienen reuniones con regularidad (llamadas sesiones clínicas) en las que se discuten los casos de difícil diagnóstico y solución.  Con el aumento del uso de las pruebas de laboratorio en las exploraciones físicas de rutina que se realizan a personas aparentemente sanas, los médicos diagnostican cada vez con más frecuencia enfermedades que carecían de síntomas manifiestos para el paciente. Por ejemplo, la hipertensión se puede detectar en fases precoces antes de que produzca lesiones importantes en el corazón o en los vasos sanguíneos. Otro tipo de patología que se detecta en alrededor del 10% de todas las personas exploradas, y que por lo general no produce síntomas, es el prolapso de la válvula mitral, en el cual una válvula del corazón no funciona adecuadamente. En apariencia, la mayor parte de las personas con un prolapso de la válvula mitral están sanas, pero algunos presentan un riesgo elevado de enfermedad. El desarrollo y el aumento del empleo de pruebas cada vez más sensibles plantean la necesidad de hacer un uso más cuidadoso del término enfermedad.