Artritis
Síntomas
Rigidez, dolor e incapacidad funcional de las articulaciones, deformación de los
huesos.
Descripción
La artrosis es un proceso degenerativo de los huesos que forma parte del proceso
general de envejecimiento de la persona. La enfermedad tiene su origen en esta
degeneración del cartílago que protege los extremos de los huesos, en las zonas donde se
produce la máxima fricción dentro de la articulación. Las artritis como verdaderos
procesos inflamatorios, o artritis propiamente dichas, se clasifican en dos grandes
grupos:
artritis infecciosas
artritis reumatoides o crónicas
Las primeras se presentan en multitud de enfermedades infecciosas como la tuberculosis, sífilis, brucelosis, hepatitis vírica, parotiditis, entre otras. Las artritis supuradas, que forman parte de las infecciosas, se deben a la invasión articular por gérmenes productores de pus, que entran directamente por heridas o punciones intraarticulares, por la sangre o desde focos vecinos. Las localizaciones más frecuentes son hombros, codos, rodillas y caderas.
Por otro lado, las artritis reumatoides afectan a varias articulaciones de modo difuso, en especial a las periféricas. También se las conoce por poliartritis crónicas reumáticas o reumatismo articular crónico progresivo. Se trata de una enfermedad muy frecuente que puede aparecer a cualquier edad, pero en más del ochenta por ciento de los casos empieza entre los veinte y los cincuenta años, con preferencia por el sexo femenino y con tendencia a afectar a varios miembros de la misma familia. Otras características, que cada vez reciben mayor atención, son las manifestaciones extrarticulares. Entre un cinco y un veinticinco de los casos aparecen nódulos subcutáneos en regiones expuestas a estímulos mecánicos como, por ejemplo, la cara de extensión del codo, el dorso de las manos y la región sacra.
Tratamiento
habitual
El diagnóstico de la artritis infecciosa se establece mediante punción articular, que
descubre la existencia de líquido purulento en la articulación y permite aislar el
germen. Al cabo de una semana se inicia una desmineralización progresiva y difusa,
seguida de erosiones y destrucciones de la articulación. Si se inicia el tratamiento con
antiobiótico, antes de que pase la primera semana, es posible resolver el cuadro. Si pasa
más tiempo, hay que recurrir al drenaje quirúrgico. La artritis gonocócica es debida a
una infección metastásica de los tejidos articulares por el gonococo.
Se instaura de diez a veinte días después de iniciarse la uretritis, también cervicitis, conjuntivitis, vulvovaginitis o proctitis gonocócicas. El comienzo suele ser
poliarticular, para pasar luego a una tumefacción y aspecto flemonoso de una sola
articulación. El orden de afección es: rodillas, tobillos, dedos y hombros. Si no se
trata a tiempo evoluciona hacia la destrucción y reducción o abolición de los
movimientos de la articulación. En el caso de la artritis reumatoide es muy importante el
diagnóstico precoz. Ante el tratamiento de una artritis reumatoidea el paciente
ha de tener en cuenta dos nociones fundamentales. La primera, que los
tratamientos de que se disponen no son curativos y, la
segunda,
que es posible que haya que emplearlos toda la vida. Los objetivos son, pues,
reducir la inflamación articular, preservar la función de las articulaciones,
prevenir las deformaciones y aprender a vivir con la enfermedad.
Prevención
Las complicaciones y peligros de la enfermedad están en relación con la afectación
articular. Como consecuencia de movimientos y posturas durante las fases activas, se
pueden producir incapacidades posteriores. Un paciente puede desarrollar contracturas en
algunas articulaciones, lo que se va a traducir en disminución de los movimientos y
funciones. Por otra parte, las articulaciones se pueden volver inestables, lo que facilita
la rotura de ligamentos, dando lugar a luxaciones y subluxaciones.
Más información en Internet: