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Siempre se ha debatido y cuestionado la diferencia entre un vídeo educativo y un vídeo didáctico desde la inclusión de este recurso dentro de la dinámica de aprendizaje de las aulas. Casi todas las acepciones coinciden en que el vídeo educativo es el que, sin haber sido creado con un propósito e intencionalidad didáctica explícita, sirve de apoyo para la labor del profesorado; mientras que el vídeo didáctico, concebido con fines educativos, se utiliza para transmitir unos contenidos de forma estructurada de manera que propician y facilitan el aprendizaje del alumnado.
Otro de los conceptos que entran en este debate es la definición de videotutorial, que se entiende como herramienta de apoyo pedagógico con carácter práctico y de duración breve que se puede reciclar y modificar tantas veces como se desee (cualidad aplicable a los vídeos en general). Normalmente en estos vídeos se emplea la técnica de captura de pantalla para explicar paso a paso el procedimiento o concepto que se quiere explicar. También existe la posibilidad de realizar videotutoriales en tiempo real a través de videoconferencias, lo cual implica un contacto más directo e interactivo, ya que el profesorado recibe de manera sincrónica la reacción y nivel de comprensión por parte del alumnado, permitiendo así extenderse en explicaciones más pormenorizadas de determinados apartados para afianzar los conceptos expuestos y asegurarse de que el alumnado sigue el ritmo del tutorial.
Independientemente de estas definiciones y de las posibles diferencias, lo que queda demostrado es que si se hace un uso adecuado del vídeo como herramienta educativa, se propiciará un entorno de aprendizaje que facilitará y fomentará la adquisición de contenidos y competencias.