“DE CÓMO LLEGUÉ A SER MAESTRA”


Estos son recuerdos del pasado, como dice la canción de Pedro Guerra. Del pasado y del presente porque siendo maestra los vivo en los niños y niñas, a veces, como los viví en mí hace ya algunos años (Debe ser eso de la empatía).

Aún me acuerdo de mi primer día en mi nuevo cole, en 2º de EGB
( ¡ todavía existía ¡ ). Fue terrible. Mi nueva maestra, mi después querida maestra, me mandó pedir a la clase de al lado unas tijeras. Ella no pudo intuir mi timidez – por aquel entonces irremediable - , y yo no supe negarme - supongo que tampoco hubiera podido: hoy todavía me cuesta negarme a hacer según qué tipo de favores -.

En fin, que fui, pero... no llegué a entrar en la famosa clase. Así, que al cabo de un rato, ella salió a rescatar a una niña de siete años, llorosa y desconsolada, del pasillo más largo que había visto en su vida. ¿No me recuerda acaso el llanto de mis enanitos nuevos en los primeros días de cada Septiembre?.

Creo que lo hizo muy bien porque a partir de aquel día me encantaba ir a su clase y jugar, cantar, inventar y descubrir cosas nuevas. Ha sido la maestra a la que más he recordado siempre – aunque después he tenido muchas más-, y la que más me ha influido porque siempre me animaba a seguir aprendiendo, a superarme cada vez más. (Me gusta pensar que yo tampoco lo hago tan mal con mis niños y niñas ).

En realidad, no recuerdo cómo lo hacía ( ¡ lástima ¡ ), pero lo consiguió: se empeñó en que siguiera estudiando hasta donde pudiera y metió el gusanillo de la enseñanza en mi cabeza ... Y aquí me tenéis, una maestra de infantil metida en proyectos sobre educación emocional y encantada de hacerlo, sobre todo por ellos y ellas, por los que nos endulzan la existencia
( ¡ aunque a veces también amarguen ¡).

Sí, de cómo llegué a ser maestra ... supongo que ella tuvo parte de culpa.

Mª Luisa González Parra. Maestra de infantil.