La boca

La boca es el principio del tubo digestivo. En la imagen de la derecha puedes ver una imagen de la boca, que delimita al fondo con la faringe. Y si pulsas aquí verás otra buena imagen.

En la parte superior está el paladar duro, sostenido por el hueso palatino, y el paladar blando, con la úvula o campanilla al final, que se eleva de forma refleja cuando deglutimos, impidiendo el paso de de alimento hacia las fosas nasales.  En la base de la cavidad oral está la lengua, un órgano musculoso que, además de articular la fonación cuando hablamos y contener las papilas gustativas, participa activamente, junto con la saliva, en la formación del bolo alimenticio que vamos a deglutir o "tragar". La lengua también interviene en la deglución, empujando al bolo alimenticio hacia atrás, hacia la faringe.

 

Los dientes y las glándulas salivales ayudan a descomponer los alimentos para ser digeridos. La saliva está formada por agua y sales minerales disueltas en ella. Contiene, además, mucina, albúmina, amilasa salival o ptialina y lisozima. La amilasa es la primera enzima que comienza la digestión química del alimento, concretamente del almidón, un polisacárido que abunda en alimentos como la patata, el pan o el arroz (véase glúcidos, de la sección Alimentación y Salud). Si mantenemos durante un buen rato un trozo de pan en la boca, terminaremos apreciando un sabor dulce, debido a que el almidón comienza a descomponerse en moléculas de glucosa. También el páncreas produce amilasa, presente en el jugo pancreático, para completar la digestión del almidón. Si en un análisis de sangre se encuentra amilasa pancreática ello indica una pancreatitis, afección grave del páncreas que puede ser aguda o crónica, y que provoca un un muy fuerte dolor abdominal o un importante malestar general.

La lisozima es una enzima presente en  la saliva y las lágrimas, actuando como una barrera frente a las infecciones. También es muy abundante en la clara del huevo, de donde se extrae para su uso industrial, en particular para el control de las bacterias lácticas en los vinos. La lisozima fue descubierta por Fleming, el mismo que descubrió la penicilina. Además de encontrarse en la saliva y en las lágrimas, en el ser humano la lisozima está presente en el bazo, los pulmones, los leucocitos, el plasma, la leche y el cartílago. La deficiencia en lisozima, debida a mutaciones en un gen del cromosoma 12, ha sido asociada a un aumento de la propensión a las infecciones.

 

Las amígdalas o tonsilas están compuestas de tejido linfático y constituyen una defensa contra las infecciones. Sin embargo, en algunas personas, particularmente en los niños con amígdalas más grandes, estas glándulas pueden funcionar con menos eficiencia y producir infecciones de oído y garganta u obstruir la respiración. En estos casos, es recomendable la extirpación quirúrgica de las amígdalas o tonsilectomía.

 

 

 

 

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