Ejercicios para la recuperación

Tan pronto hayan desaparecido el dolor y la hinchazón, y se pueda mover la parte lesionada sin que persistan las molestias, se deben iniciar paulatinamente unos cuantos ejercicios ligeros. Conforme se vaya progresando en la recuperación, se puede ir ampliando el número y la amplitud de los movimientos. Bajo vigilancia de un médico o de un fisioterapeuta, se seguirá un programa de rehabilitación adecuado, el cual ha de incluir:

A Veces la completa recuperación de una lesión puede tardar varias semanas, aunque desde un primer momento se hayan aplicado los primeros auxilios recomendados, Si no consigues recuperarte, y el dolor, la hinchazón o la rigidez persisten, consulta a un especialista en medicina deportiva. Tal vez sufras alguna lesión que precise de una intervención médica o de un tratamiento especial, como fisioterapia, inyecciones de corticosteroides e, incluso, alguna intervención quirúrgica.

La Fisioterapia deportiva

Existe una amplia gama de tratamientos fisioterapéuticos para aliviar el dolor y curar los tejidos dañados o inflamados, incluyendo el tratamiento a las lesiones deportivas. En muchos casos no basta sólo con el descanso. El fisioterapeuta, con ayuda de una serie de ejercicios y tratamientos especiales, como la termoterapia o los tratamientos con rayos láser o ultrasonidos, puede acelerar el proceso de recuperación.

Masajes

En muchos casos, la fisioterapia incluye determinados masajes que ayudan a relajar los músculos y mejoran la circulación sanguínea en el tejido afectado.

Ejercicios

Durante la primera fase de rehabilitación es probable que los ejercicios se lleven a cabo en una piscina. Esta forma de tratamiento, conocida como hidroterapia, es una de las que más éxitos ha cosechado, ya que el agua reduce la fuerza de gravedad sobre la zona lesionada, facilitando los movimientos y, consecuentemente, reduciendo la sensación de dolor.

Otros ejercicios destinados a acelerar la curación son los pasivos, en los cuales el fisioterapeuta manipula el miembro afectado; o bien, los ejercicios de asistencia activa, en los cuales el fisioterapeuta aguanta una parte del cuerpo, durante el movimiento.

La terapia con rayo láser

El rayo láser de baja intensidad puede reducir el dolor y la inflamación o hinchazón en la zona lesionada, acelerando, al mismo tiempo, el proceso de cicatrización de los tejidos dañados. Esta terapia posee dos finalidades: mejorar la circulación sanguínea y reducir la producción de prostaglandinas, sustancias químicas que causan dolor e hinchazón y que invaden la parte afectada después del accidente.

En primer lugar, se limpia la piel empleando un producto aséptico con objeto de eliminar la grasa cutánea natural que pudiera reducir la eficacia de la transmisión. A continuación, se enfoca el rayo sobre la parte afectada, utilizando un aparato manual que se apoya muy suavemente sobre la piel o se ajusta en otro punto justo encima de ella. Es necesario utilizar gafas protectoras para evitar daños a los ojos.

Tratamiento térmico: termoterapia

Los medios más adecuados para aliviar el dolor, relajar los músculos o bien, para mejorar la circulación sanguínea, empleando el tratamiento térmico son las esterillas eléctricas, las lámparas infrarrojas, los aparatos diatérmicos de onda corta o cualquier otra fuente térmica similar. No obstante, el tratamiento no debe iniciarse hasta dos días después de la lesión.

Tratamiento con ultrasonido

Las ondas sonoras de alta frecuencia producidas por el paso de la corriente eléctrica a través de un cristal son utilizadas para curar una amplia gama de lesiones. Alivian el dolor y la hinchazón y aceleran el proceso de curación, reduciendo la inflamación y mejorando la circulación sanguínea. Se cubre la parte afectada con un gel que favorece la transmisión de las ondas y se mueve continuamente el aparato para evitar que la piel se caliente demasiado.

Medicamentos no esteroides

En muchas ocasiones, con objeto de acelerar e1 proceso de curación de una determinada lesión, se administran medicamentos antiinflamatorios no-esteroides. Estos medicamentos son más efectivos que los demás analgésicos. Los más conocidos son la aspirina y el ibuprofén. Estos fármacos bloquean la producción de prostag1andinas, sustancias químicas que causan inflamación y dolor. Poco después de sufrir una lesión, el organismo inicia la producción de prostaglandinas, por lo que debe tomarse este medicamento lo antes posible.

La manipulación

La manipulación es un método efectivo para el tratamiento de las lesiones. Se recomienda, sobre todo, en los casos de dislocación o en determinados tipos de dolores de espalda. Para no empeorar la situación debe ser administrada por alguien realmente cualificado.

Tratamiento eléctrico por interferencia

Este tratamiento eléctrico consiste en el paso de dos fuentes de corriente alterna por los tejidos lesionados, de dos o cuatro electrodos colocados sobre la superficie de la piel, con la ayuda de pequeños cojines adhesivos. Las ondas eléctricas producen una determinada interacción entre las dos corrientes, que alivian el dolor y relajan los músculos, aunque sólo de forma temporal. Varias sesiones de tratamiento pueden resultar efectivas para reducir la hinchazón e inflamación, acelerando el proceso de curación debido a la mejora de la circulación sanguínea.

Inyecciones de esteroides

Algunas veces, cuando la lesión continúa permaneciendo blanda a causa de la inflamación persistente, es recomendable administrar un medicamento a base de corticoesteroides. Antes de aplicar la inyección sobre la piel de la zona lesionada, ésta ha de limpiarse empleando un antiséptico y anestésico local. En algunas ocasiones, se mezclan el anestésico y el esteroide en una sola jeringa, con objeto de administrarse juntos. Después de haber aplicado la inyección, la zona lesionada debe descansar como mínimo durante dos días. Cuando pase el efecto del anestésico, volverá a incrementarse el dolor. Normalmente, después de cinco días, la inyección de esteroides habrá hecho efecto.

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