Trastornos comunes: las Neurosis
Neurosis, o psiconeurosis son términos que describen una variedad de trastornos psicológicos que originalmente parecieron tener su origen en algún problema neurológico, pero a los que hoy en día se atribuye un origen psíquico, emocional o psicosocial. Su característica principal es la ansiedad, personalmente dolorosa y origen de un comportamiento inadaptado. Sin embargo, las neurosis por lo general no son tan graves como para aislar al que las padece de una vida social normal, a diferencia de lo que ocurre con las psicosis, que habitualmente requieren hospitalización.
Hoy en día, estos términos ya no son clasificaciones clínicas, porque ahora cada una se define desde sus propios síntomas, y en el DSM (Manual de Clasificación de las Enfermedades Mentales de la OMS, Organización Mundial de la Salud), publicado en 1987, no se incluyen las neurosis como tales, aunque se describen las enfermedades que antes englobaba este término. Son las siguientes:
Trastorno por ansiedad generalizada. También conocida como ansiedad libre flotante, es una condición constante de displacer y de sentimientos aprensivos, que supone una sobrerreacción al estrés normal, leve, que no afectaría a una persona equilibrada.
Crisis de angustia. Se caracteriza por los ataques de pánico que también se dan en el trastorno anterior y que son episodios de aprensión aguda, imposible de sobrellevar, acompañados de síntomas físicos como palpitaciones cardiacas, transpiración copiosa, respiración entrecortada, temblores musculares, náuseas y desmayos. Una persona que sufre un ataque de angustia se siente como si se fuera a morir.
Fobias. Consisten en una respuesta de miedo desmedido ante un estímulo (por ejemplo, una serpiente), o ante situaciones que normalmente no se consideran peligrosas (por ejemplo, viajar en el metro). Para diagnosticarse como una fobia, el pánico debe ser lo suficientemente intenso y constante como para que interfiera en la vida normal del sujeto. La reacción emocional varía desde el mero disgusto al pánico. Normalmente, el fóbico se da cuenta de que su miedo es irracional, pero es incapaz de controlarse. La fobia simple es el rechazo a un objeto particular, por ejemplo a las arañas, y se pueden tener varias fobias simples. Las fobias sociales son las referidas a situaciones sociales, en las que, por ejemplo, la persona que las sufre se convence de que tartamudeará si tiene que hablar a un extraño, aunque no le suceda ni le haya sucedido nunca. La agorafobia (del griego ágora, plaza pública o mercado), que se manifiesta como miedo ante los lugares desconocidos, es seguramente la fobia más incapacitadora, ya que lleva en los casos más severos a hacer que el sujeto no se atreva a salir de su casa, y a que genere una fobia de segundo orden a su propio ataque de pánico, cuya posibilidad de ocurrir le aterroriza.
Trastorno obsesivo-compulsivo. Este trastorno consiste en la persistente intrusión de pensamientos o impulsos desagradables en la conciencia del sujeto, y en las urgencias irresistibles (compulsiones) a desarrollar acciones o rituales para reducir la ansiedad consiguiente. Ambas características se suelen dar juntas en este trastorno. Por ejemplo, una persona obsesionada con la idea de que su casa puede ser saqueada y su familia atacada, comprobará reiteradamente que todas las ventanas y las puertas están cerradas, pudiendo llegar a hacerlo cientos de veces al día. Otro caso típico es el de las personas que tienen la compulsión de lavarse las manos.
Trastorno por angustia de separación. Ocurre durante la infancia y consiste en un miedo irracional a estar separado de los padres. A menudo los adultos agorafóbicos han sufrido la angustia de separación cuando eran niños.
Trastorno por estrés postraumático. Este término se acuñó después de la guerra del Vietnam para describir los síntomas psicopatológicos experimentados por los veteranos de guerra cuando volvían a su hogar. En la I Guerra Mundial se llamó neurosis de guerra, y en la II Guerra Mundial, fatiga del combate. Pero este trastorno no es exclusivo de las guerras, ya que puede aparecer después de cualquier tipo de desastre, como un accidente aéreo o una catástrofe natural (inundación, terremoto, etc). Los síntomas consisten en revivir los sucesos traumáticos, sufrir desarreglos del sueño, como pesadillas e insomnio, padecer ansiedad, distanciarse de los entornos normales, y perder en general el interés por las actividades que se realizaban antes del desastre.
Personalidad múltiple. Se trata de un trastorno extremadamente infrecuente en el que más de una personalidad coexiste en el mismo individuo. A menudo, una de las personalidades es inconsciente de lo que ocurre mientras la otra domina, por lo que aparecen periodos de amnesia. Este trastorno sigue a una experiencia infantil extremadamente traumática.
Otros trastornos neuróticos
Además de la depresión neurótica y otros trastornos ansiosos, hay diversas situaciones que tradicionalmente se han considerado neuróticas, como la histeria, las reacciones de conversión (de un conflicto psíquico a una enfermedad orgánica irreal), la hipocondria y los trastornos disociativos.
Los llamados trastornos psicosomáticos se caracterizan por la aparición de síntomas físicos sin que concurran causas físicas aparentes. En la histeria, las quejas se presentan dramáticamente, de forma teatral y se inician, por lo general en la adolescencia, para continuar durante la vida adulta. Es un trastorno que se ha diagnosticado con mayor frecuencia en mujeres que en hombres, y en su extremo la histeria de conversión aparecen parálisis que imitan trastornos neurológicos, de modo similar a como en el dolor psicogénico no se encuentra causa física aparente del dolor. Por último, en la hipocondria el síntoma dominante es el miedo irracional a la enfermedad.
Entre las formas de trastorno mental comprendidas entre las disociativas están la amnesia psicológica y la personalidad múltiple (antaño conocida como histeria de la personalidad alternante), una extraña enfermedad en la que el paciente comparte dos o más personalidades distintas, alternando el predominio de una o de otra (es el caso en el que se basa la obra de Robert Louis Stevenson Dr. Jekyll y Mister Hyde y la película de Alfred Hitchcock, Psicosis).
Tratamiento de las neurosis
La mayoría de las neurosis se tratan mediante el psicoanálisis u otras formas de psicoterapia dinámica. También las trata con bastante éxito la modificación de conducta (especialmente en el caso de las fobias y los trastornos obsesivo-compulsivos). En este tipo de trastornos, la medicación suele ser sólo un medio complementario para reducir los niveles de ansiedad, como la relajación o la hipnosis. Muchas de las neurosis responden bien al tratamiento, y sus efectos perturbadores sobre el sujeto se logran atenuar en gran medida.
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