Los principios de la Seguridad Social

Son Europa y América los continentes en donde ha nacido y se ha desarrollado la Seguridad Social. Las declaraciones y convenios internacionales han definido claramente las diferentes concepciones que sobre ella se tienen, generalmente aceptadas por todos los países. De entre los numerosos ejemplos que podrían citarse, quizá ninguno sería tan completo como el programa definido por la Organización Iberoamericana de Seguridad Social, aprobado en el VI Congreso Iberoamericano de Seguridad Social – Panamá, 1976- e inspirado en la Declaración de Buenos Aires de 1972. El modelo de sistema de Seguridad Social participada que se propugna declara que el ser humano, por el solo hecho de su condición, tiene el derecho a la Seguridad Social, concebida como la cobertura integral de sus contingencias y basada en los principios de universalidad, integridad, suficiencia, solidaridad, participación, subsidiariedad del Estado y pluralismo institucional.

Los principios de las prestaciones de cuidado de la salud deberán adaptarse a los siguientes puntos:

  1. Primacía de un enfoque de cuidado de la salud frente al criterio simplista de la prestación asistencial clásica, con la incorporación de los sectores marginados y rurales.
  2. Ordenación jerarquizada de los centros de cuidados de la salud, coordinado el esfuerzo plural de entidades públicas y privadas.
  3. Revalorización de la primera línea asistencial, con potenciación de la Medicina comunitaria, particularmente en el medio rural, y descentralización hospitalaria.
  4. Valorización del hospital, potenciando sus auténticas funciones asistenciales, docentes, e investigadoras, y de apoyo a la organización médica sectorial.
  5. Ordenación de la Medicina de urgencia, tanto a nivel domiciliario como institucional extra e intrahospitalario, con inmediata accesibilidad de sus servicios.
  6. Establecimiento de estructuras de gestión que permitan la autosuficiencia regional, y que tengan como centros responsables a unidades de salud en cuyo gobierno participe también la comunidad atendida.

La planificación de las prestaciones farmacéuticas debe ser coherente con la filosofía política a la que responde la Seguridad Social, y realista, a fin de corresponder a los condicionamientos estructurales del país, tanto sanitarios como económicos.