Efectos fisiológicos de los opiáceos

El principal efecto de estos compuestos denominados en común como narcóticos es analgésico, aunque poseen otros efectos. En pequeñas dosis provocan una somnolencia, euforia y un estado general de bienestar, que es la sensación buscada cuando se comienza a utilizar el narcótico. Posteriormente una vez "enganchado" simplemente se emplea para combatir el síndrome de abstinencia.

El abuso de opiáceos ha variado notablemente desde el comienzo de siglo. Existe un pequeño grupo de adictos debido al uso médico como analgésico de los opiáceos. El tratamiento pudo haber comenzado con productos de tipo medio, como pentazozina o propoxifeno, pero el paciente puede buscar analgésicos más potentes, visitando más de un médico para conseguir recetas o acudiendo a los servicios de urgencia.

El segundo grupo de adictos se refiere a aquellas personas que utilizan los opiáceos en busca de la capacidad de provocar euforia. El uso intermitente de heroína, típicamente comienza en la adolescencia y la dependencia se desarrolla en el primer o segundo año. El uso continuado de la heroína provoca tolerancia a sus efectos euforizantes y es necesario el aumento de las dosis, hasta que finalmente se administra diariamente con el fin de evitar el síndrome de abstinencia.

En una típica bolsa o "papelina" de heroína de 100 mg solamente se encuentra entre 4 a 10 mg de sustancia activa. De esta forma la heroína que se encuentra "en la calle" puede variar su potencia dependiendo del suministro y la presión policial en un determinado momento. Muchos heroinómanos tienen una dependencia media, en términos de cantidad de miligramos de heroína (o su equivalente en morfina o metadona) necesarios por día. No obstante, a pesar de que los heroinómanos insisten en que buscan una "subida", en realidad lo que temen es el síndrome de abstinencia, lo que les lleva a buscar ansiosamente el producto para inyectárselo de una a tres veces al día.

En muchas ocasiones los adictos recurren a productos farmacéuticos debido a su precio más asequible o mediante recetas falsas, complicidad con médicos.

Los efectos adversos de la sobredosis aguda suceden con la inyección de una mayor cantidad de sustancia de la esperada, que normalmente sucede con el retorno a la droga, tras un largo periodo de abstinencia. Muchas de las "sobredosis" de la droga ilícita se debe a contaminantes, más que al opiáceo en sí mismo. Sorprendentemente, los opioides por sí mismos, son relativamente poco tóxicos. Los efectos adversos más peligrosos del empleo de opioides se debe a los adulterantes y a las prácticas no estériles de administración. MUCHAS PERSONAS MUEREN POR LA ADULTERACIÓN DE LA HEROÍNA.

La hepatitis viral es frecuente entre los adictos por vía intravenosa, así como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Entre un 70-80% de los individuos tienen anormalidades hepáticas, debidas a hepatitis crónica, aunque el alcohol, la malnutrición, fenómenos alérgicos, y efectos tóxicos debidos a los adulterantes sin duda contribuyen. La inyección de talco o algodón puede provocar granulomatosis.

Las complicaciones neurológicas incluyen mileitis transversa, polineuropatía, lesiones nerviosas periféricas, ambliopia (debida a quinina) y alteraciones musculares. Las gestantes sufren una lata incidencia de toxemia y parto prematuro. Casi el 50 % de los nacidos tienen síntomas de abstinencia.

El tratamiento médico, debido a las múltiples enfermedades y procesos implicados, es complejo, necesitándose asistencia. Para el síndrome de abstinencia incluye ansiedad, inquietud, irritabilidad, sudoración, rinorrea. Posteriormente suceden vómitos, náuseas, anorexia, piloerección, calambres abdominales, mialgias, temblores y otros síntomas y muy raramente convulsiones o colapso cardiovascular. Si no se tratan, los síntomas subsisten durante 5-10 días, con un máximo a las 36 ó 48 h. Síntomas de ansiedad, inestabilidad nerviosa y alteraciones del sueño pueden persistir durante seis meses tras la abstinencia. Los opioides de acción larga, como la metadona, provocan un síndrome de abstinencia, que se desarrolla más lentamente, pero que persiste por más tiempo.

Para combatir la abstinencia, se administra metadona, reduciendo progresivamente las dosis. Otra alternativa es la clonidina que reduce muchos de los síntomas de la disfunción autonómica.

Volver a opiáceos