Las ONG y las drogas

En 1.986 nace la voluntad de cooperación entre las muchas ONGs relacionadas con la drogadicción, una voluntad sin estatutos, cuya prioridad era sentar las bases de una estructura con capacidad de respuesta ante el problema derivado del consumo abusivo de sustancias.

En 1.992, la Coordinadora de ONGs que Intervienen en Drogodependencias adquiere personalidad jurídica, dando forma a aquello que era fundamental desde sus orígenes: un espacio de encuentro, una voz del movimiento social organizado, un conjunto de propuestas que tienen que ver con sustancias, con personas, con un modelo de sociedad cuyos ciudadanos tienen capacidad para construir una convivencia libre, solidaria, donde estemos todos y con todos.

Diez años después, la Coordinadora comprende 54 organizaciones que desde la diversidad constituyen un potencial de transformación en todos los ámbitos en los que la droga distorsiona el desarrollo personal y social. A la vez, cada organización, con la participación de las personas que la componen, representa lo más genuino de la Coordinadora: el trabajo de miles de hombres y mujeres que entienden los problemas como retos, como compromisos, como implicación voluntaria y organizada, buscando soluciones para y con los drogodependientes reconociéndoles una dignidad perdida y una ciudadanía de la que todos somos parte.

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