1.3. Estrategias de utilización eficaz de los recursos didácticos, así como de las alternativas en caso de fallo técnico

Los recursos didácticos son elementos dentro del proceso de intervención didáctica, que implica una forma concreta de llevar a cabo la enseñanza y que puede afectar a la forma de comunicar o al uso de material; también se pueden considerar como "artificio" que se utiliza de forma puntual en la enseñanza (Delgado, 1991).

Este concepto está vinculado, según Zabalza (1987), al de material didáctico, y se define como soporte tecnológico y técnicas o dispositivos diversos para transmitir información.

 

1.3.1. Tipos de recursos didácticos

Según el soporte técnico o medio de transmisión de la información (VVAA, 2009; Fandos, Jiménez y González, citados en VVAA, 2006; Del Pozo, 1997):

  1. Impresos:
    • Guías didácticas (información impresa en la que se especifican los elementos de la programación que se va a llevar a cabo en un curso concreto “proyecto docente”).
    • Material impreso elaborado por el docente o por los alumnos.
    • Publicaciones científico-técnicas o de otro tipo (libros, revistas, prensa, etc.).
  1. Audiovisuales:
    • Tradicionales: transparencias, pizarra, vídeo…
    • Basados en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC o TAC): la utilización del ordenador u otros dispositivos electrónicos permite incorporar como recursos programas específicos y aplicaciones donde se incluya la posibilidad de hipertexto e hipermedia (permiten combinar información de texto, imágenes, sonido, tablas…, de tal forma que el usuario puede utilizarlos dentro de un mismo documento); vídeo interactivo, pizarra digital, etc.

 

A su vez, el uso de Internet e intranet ofrece servicios como las plataformas de e-learning, e-mail, blogs, redes sociales… que permiten la interacción con otros usuarios, el intercambio de ficheros a través de la red global o local, trabajar en documentos colaborativos y consultar información utilizando diferentes bases de datos.

 

1.3.2. Criterios de selección de los recursos didácticos

Los medios didácticos como recursos, ayudas o soporte para transmitir los contenidos formativos deben permitir (VVAA 2009):

Tecnologías de la Información y Comunicación. En ámbitos de formación, implica enseñar a usar la tecnología.
Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento. En ámbitos de formación, implica enseñar con la tecnología y por tanto, ésta debe adaptarse a los diferentes fines pedagógicos.

Importante

Mantener la atención de los oyentes
Favorecer la retención
Evitar la monotonía
Mejorar la percepción
Facilitar la síntesis
Estimular el análisis
Modificar las actitudes
Dinamizar la participación

Su selección debe hacerse conforme a la edad de los alumnos, su nivel formativo, el grado de motivación o expectativas, así como intereses de los destinatarios, el tamaño del grupo, el tipo de contenido, el método de enseñanza utilizado por el formador de acuerdo con los objetivos, las posibilidades del propio medio didáctico, el coste necesario, el material, el espacio y el tiempo disponibles, las capacidades del propio formador. Concretamente, Zabalza (1987) establece como criterios de selección los siguientes aspectos:

  • Congruencia entre el modelo didáctico y el tipo de medio utilizado
  • Adaptabilidad del recurso al contexto de enseñanza: analizando su calidad técnica, el contexto de uso y su funcionalidad para el contenido a enseñar
  • Determinar si el objetivo establecido es aprender a utilizar el medio o aprender a través del medio
  • Eficacia

 

1.3.3. Estrategias de utilización eficaz de los recursos didácticos

El formador debe conocer diferentes medios didácticos y manejarlos con creatividad y de forma adecuada, atendiendo a aspectos como los que se indican a continuación:

  • Nunca obstaculizar la visión de los alumnos: utilizar un tamaño adecuado de la imagen; buscar la altura óptima de la proyección de forma que no se interponga ningún objeto o persona entre los alumnos y el objeto a visualizar; cuidar su localización en la sala de acuerdo a como estén dispuestos los alumnos (en una disposición de alumnos tradicional, realizar una proyección o ubicación de panel, pizarra, etc. en el frontal de la sala y algo lateral cuando sea como apoyo del formador; varios puntos de la sala, si el auditorio es muy grande, ni muy próxima ni muy alejada a los alumnos…); cuidar la nitidez de visualización (no proyectar sobre sombras o superficies irregulares, ajustar convenientemente el tamaño y enfoque de la proyección a la pantalla, etc.).
  • Destacar la información relevante con recursos específicos como: en un vídeo, parar la escena; utilizar elementos que resalten el texto o la imagen, utilización de punteros,
  • Adecuar el ritmo de exposición de la información para permitir, en su caso, la recogida de notas por parte de los alumnos, la observación, lectura, etc.
  • Utilizar presentaciones fáciles de interpretar, a ser posible en un golpe de vista (sobre todo con una imagen), no muy densas.
  • Secuenciar la imagen o idea a la que queremos que los alumnos presten atención.
  • Para medios con soporte audio: adecuar el volumen al medio y cuidar la nitidez del sonido. Si el docente realiza una exposición tiene que ajustar el tono de voz, la velocidad y vocalizar correctamente. Así mismo, debe evitar que se produzcan interferencias en la comunicación que se producen con acciones como dar la espalda a los alumnos durante las explicaciones, cubrirse la boca o la expresión facial con las manos u otros objetos, etc.
  • Colocar adecuadamente los materiales para que no se produzca ningún riesgo en la clase (en medios que utilicen cables, estos deben estar protegidos y fuera de la circulación de los alumnos. No deben obstaculizar las acciones del formador o de los estudiantes, y por tanto, no limitar la interacción entre docente y discentes).
  • Optimizar el uso de cada recurso sacándole el máximo provecho.
  • Comprobación del estado de uso de cada material (sobre todo, medios audiovisuales y tecnológicos).
  • Estar bien familiarizados con el funcionamiento de los medios, sobre todo de los medios tecnológicos, y conocer las diferentes posibilidades de uso por parte del docente y de los alumnos.

 

1.3.4. Alternativas de uso en caso de fallo

La programación de una sesión debe contemplar alternativas para poder resolver cualquier tipo de contingencia que pueda ocurrir; en este sentido, los recursos o medios didácticos no pueden condicionar totalmente la realización de una sesión formativa.

Si el contenido a impartir fuese la enseñanza de un recurso en sí mismo (por ejemplo utilización de un programa informático de análisis de juego) y se produjeran problemas técnicos que impidieran la utilización de dicho recurso, el docente debería contemplar la posibilidad de alterar la secuenciación de contenidos dentro de la programación.

No obstante, la mayoría de recursos didácticos se utilizan como herramientas de comunicación que faciliten los aprendizajes de los alumnos, por tanto, el docente debe estar preparado para resolver situaciones imprevistas proponiendo alternativas didácticas.

Importante

El formador no puede estar totalmente supeditado a la utilización de medios tecnológicos condicionado por ellos.

Es necesario, en la medida de lo posible, comprobar el estado y la disponibilidad de los recursos didácticos a utilizar antes de iniciar la sesión; aun así se pueden producir problemas, como:

  • La falta de disponibilidad de materiales deportivos, tecnológicos o de otro tipo (sobre todo cuando se utilizan instalaciones ajenas o compartidas con otras actividades).
  • Las dificultades de uso de determinados recursos cuando se utilizan espacios deportivos no cubiertos, cuando se producen inclemencias climatológicas antes o durante el desarrollo de la sesión.
  • Fallos técnicos de los materiales (pérdida de conexión a Internet, fallo eléctrico, equipos que no funcionan, etc.).

 

Alternativas:

  1. Tener previstos otros materiales deportivos o tecnológicos que puedan tener una utilidad similar.
  2. Modificar el tipo de actividad a realizar durante la sesión (introducir actividades de ampliación o de repaso de contenidos anteriores, de evaluación, de trabajo en grupo, de lectura y reflexión…) o su organización (pasar de actividades individuales a grupales, o variando el número de alumnos por grupo y su disposición en el espacio).
  3. Dar un mayor protagonismo a la exposición docente (comunicación verbal y no verbal del formador).
  4. Utilizar recursos más tradicionales, tales como los materiales impresos o la pizarra convencional.