1.2. Estrategias para conectar con la audiencia

El formador deportivo debe tener una serie de competencias; por un lado, las referidas a los conocimientos sobre la materia a impartir, y por otro, las relacionadas con el desarrollo de capacidades didácticas, entre las que se encuentran las habilidades sociales y de comunicación (VVAA, 2009). Estas habilidades didácticas permiten que los estudiantes comprendan los contenidos, se interesen por ellos, mantengan su grado de atención y aprendan.

Para establecer estrategias para conectar con la audiencia, en primer lugar se debe intentar conocer a los destinatarios de nuestros programas de formación: su grado de motivación, conocimientos previos, intereses, capacidades, etc.

 

1.2.1. Estrategias comunicativas

Estas habilidades de comunicación se traducen en recursos didácticos a utilizar en el lenguaje verbal y no verbal (Navío y Ruiz, 2006; VVAA, 2009).

 

1) Recursos en el lenguaje verbal:
  • Proyectar la voz hacia todo el auditorio de forma que pueda llegar al fondo de la sala.
  • Buena vocalización.
  • Modular la voz de forma que el timbre y el tono de la voz vayan cambiando según se quiera expresar dinamismo, entusiasmo, confidencialidad, etc.
  • Tener especial cuidado con la introducción de palabras o términos difíciles, o de especial relevancia en los contenidos impartidos (enfatizando su pronunciación, reiterándolos, etc.).
  • Utilizar al hablar un ritmo lento (fundamentalmente al inicio de la sesión); no obstante también se recomienda darle variedad al mismo para captar la atención de los oyentes.
  • Usar un lenguaje correcto en cuanto a forma y contenido, pero cercano y claro para los destinatarios.

 

Tabla II. Requisitos de una información adecuada, según Ferrández y Puente (en VV.AA., 1991: 401).

Sencilla, es decir, con frases cortas y no complicadas y con términos comprensibles para los oyentes.

Bien ordenada y articulada, con una estructura lógica de los contenidos y con una línea expositiva clara.

Precisa y concisa, limitada a expresar lo esencial del tema y siempre dirigida a la consecución de los objetivos.

Estimulante, que los participantes se sientan directamente aludidos, que el formador intercale ejemplos clarificadores y, sobre todo, evitar cualquier estímulo que dificulte la comprensión o rompa la línea expositiva.

 

2) Lenguaje no verbal:

La utilización del lenguaje corporal complementa la comunicación verbal y enriquece este proceso. Dentro de la comunicación no verbal intervienen:

Conjunto de saberes técnicos, metodológicos, sociales y participativos necesarios para el desarrollo de una labor profesional (conocimientos, cualidades, capacidades y aptitudes necesarias) (Cano, 2005).

Importante

La postura y el uso del espacio      Los gestos corporales

La expresión facial y la mirada

  1. Postura y uso del espacio: buscar posiciones que transmitan confianza y apertura o receptividad hacia los alumnos. Así mismo, que faciliten la interacción con los alumnos, sobre todo en sesiones teórico-prácticas. Actitud relajada y tranquila.

    Utilizar posiciones de pie o erguidas (evitar posiciones demasiado relajadas o rígidas, por ejemplo sentados durante todo el tiempo detrás del ordenador, variadas y que permitan utilizar el espacio disponible para la sesión conforme a la metodología de enseñanza empleada.

  1. Gestos: deben utilizarse aquellos gestos que sirvan para enfatizar e ilustrar los mensajes verbales y evitar aquellos que desvíen la atención o que impidan la comunicación o la receptividad del formador en una clase como un excesivo movimiento de piernas o de dedos como resultado de nerviosismo del docente, manos en los bolsillos y taparse la boca con las manos.
  1. La expresión facial es un elemento muy importante en la comunicación, puesto que puede transmitir a los oyentes entusiasmo, alegría (cuando se quiera crear un ambiente amigable), interés por los contenidos transmitidos o por las aportaciones de los estudiantes. En esta expresión facial, la utilización de la mirada es un elemento esencial de comunicación para mantener la atención de los asistentes e interactuar con ellos, e igualmente como transmisor de emociones (fundamentalmente, debe intentar comunicar tranquilidad, tolerancia…).

 

Tabla III. Comportamientos no verbales (Camacho y Sáenz, en VV.AA., 2009: 407)

Comportamiento no verbales de los formadores
Que contribuyen positivamente al éxito de la comunicación Que introducen factores negativos en la comunicación

Sonreír, reír abiertamente, mostrar animación.

Gestos airados denotativos de nerviosismo a amenaza.

Asentir con la cabeza para manifestar atención o acuerdo o para animar al alumno a hablar o profundizar en el tema.

Gritos o elevación desmesurada del tono de voz.

Gesticular expresivamente pero con moderación.

Miradas de amenaza o de crítica no verbalizada.

Utilizar las manos para ilustrar o regular la comunicación o para enfatizar aspectos relevantes del mensaje.

Hablar muy deprisa.

Establecer contacto visual con todos los alumnos.

Permanecer estático de pie o sentado tras la mesa.

Tocar en el brazo o en el hombro.

Desplazarse nerviosamente por el aula.

Acercarse a los alumnos sin molestar.

Contradecir con los gestos lo que se afirma verbalmente (por ejemplo, animar a un alumno a intervenir y, al mismo tiempo, mirar el reloj constantemente).

 

1.2.2. Otras estrategias didácticas que pueden permitir una mayor conexión con la audiencia

  • Utilización de preguntas abiertas que fomenten la participación individual y la reflexión grupal sobre los contenidos abordados (también sirven para que el formador pueda obtener información sobre los conocimientos previos o las expectativas de la audiencia).
  • Realizar síntesis de los contenidos cada cierto tiempo (sobre todo en sesiones largas) y a la finalización de la misma.
  • Uso de demostraciones y ejemplificaciones con situaciones prácticas.
  • Uso de anécdotas que ilustren una explicación y relajen y distiendan el ambiente de una sesión.
  • Implicar al auditorio durante la exposición: utilizar de forma positiva alguna idea o aportación planteada por un asistente; ejemplificar con situaciones reales que puedan tener los técnicos deportivos; introducir la sesión con una tormenta de ideas (brainstorming), planteando un tema o idea para que los estudiantes puedan aportar de forma espontánea sus opiniones (Nieto, 1986). Además de ser un recurso que favorece la participación de los alumnos, la interacción con el grupo, etc., al formador le sirve como instrumento de evaluación para valorar los conocimientos c

 

De forma no convencional, y solo en situaciones en las que el contexto lo permita (grupos de clase no excesivamente numerosos), según VVAA (2009) se puede:

  • Introducir de forma consciente, después de haber explicado contenidos de forma correcta, algún término o idea errónea para provocar que los oyentes maticen.
  • Contestar a preguntas que nos hayan realizado con nuevas preguntas que incentiven la reflexión de los técnicos.
  • Indicar a los estudiantes que se van a introducir algunos errores durante la explicación o demostración para fomentar la atención y que los oyentes los comuniquen una vez detectados.
Es una técnica de comunicación que favorece la libre expresión individual de las ideas y que busca nuevas propuestas más creativas e imaginativas.

Importante

En aquellas sesiones formativas donde se quiera propiciar la participación de los discentes, el formador debe tener una actitud receptiva, de confianza, de naturalidad y de respeto hacia las manifestaciones realizadas por los participantes.

Se debe permanecer en una posición que facilite el contacto visual, la escucha, incluso el contacto físico (esta cercanía del formador a sus alumnos es necesaria en todo tipo de sesiones formativas, pero fundamentalmente cuando se trabajan contenidos teórico-prácticos. La disposición o distribución de la clase también será un factor a tener en cuenta para favorecer la visibilidad y la interacción con el grupo de acuerdo con el método de enseñanza utilizado (disposiciones tradicionales, en círculo, en U, en V, trabajo en grupo), según Del Pozo (1997) y Navío y Ruiz (2007).

Disposiciones del aula

Figura 1. Disposiciones del aula.
Imagen de elaboración propia