1. Modernismo, una definición. Modelos
El Modernismo supone el primer escalón hacia la renovación artística, pues aunque tan sólo duró unos veinticinco años, podemos decir que es último estilo unitario desde el Barroco que aparece durante el cambio del siglo XIX al XX. Este interés por el cambio está marcado por su nomenclatura, pues en todos los países se enfatizaron para nombrarlo palabras como “nuevo” “joven” “moderno”, como podrás verlo más adelante cuando analicemos la arquitectura de cada territorio.
Conocido también como Art Nouveau, es un movimiento contradictorio, en el que el predominio de la curva es contestado por la linealidad. En general, y a pesar de las diferencias nacionales que pueden existir, podemos encontrar ciertos rasgos similares:
• Se produce la superación de los estilos históricos que habían predominado hasta el siglo XIX con la introducción de un nuevo concepto que incluye los avances científicos que se están produciendo en ese momento.
• La mirada se vuelve hacia la naturaleza, como corresponde a una sociedad cómplice del momento que está viviendo, especialmente los modelos orgánicos que esta ofrece como animales sin forma que se asemejan a vegetales y que se apartan de las líneas rectas y estables.
• La curva se convierte en la gran protagonista, asistiendo al triunfo del arabesco por todos los espacios.
• No es de extrañar por tanto, que la mujer sea un símbolo de la belleza: sus cuerpos, las melenas onduladas, etc.
• Se produce una unificación de diferentes percepciones al tratarse de arte total que invade todos los sentidos, una sinestesia muy propia del espíritu de fin de siglo.
• Los modelos arquitectónicos son heterogéneos, por un lado se reivindica una arquitectura basada en los avances del presente; por otro, no se renuncia al ornamento propio de los prototipos historicistas.
• El mundo oriental comienza a hacerse visible en los últimos años del siglo XIX, Japón se ha abierto al mundo occidental y este ha recogido sus influencias.
• Es quizá unas de las primeras veces que podemos adentrarnos en afirmar que el Modernismo no plantea un fin utilitario de las obras, por lo tanto, podemos hablar que valora el Arte por el Arte.
• Sin embargo, esta valoración, unido a la exclusividad de sus piezas convierte al Art Nouveau en el estilo de la burguesía debido a sus elevados precios, posicionándose por tanto al servicio del lujo y alejándose de las oportunidades y sensibilidades del proletariado.
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Alfons Mucha (Paris 1900, musée du Petit Palais). Imagen de Jean-Pierre Dalbéra en Flickr bajo licencia cc |