El nombre de Europa procede del de esta princesa fenicia. Su etimología sería una composición de las palabras griegas εὖρος (“ancho”) y ὤψ (“vista, ojo”): la de amplios ojos.
El mito supondría una parábola que explicaría el origen o la fundamental importancia de la aportación de Asia a la cultura europea. Europa representaría así a los pueblos indoeuropeos de los que proceden nuestras lenguas y nuestras culturas. De ellos trataremos en la presente unidad.
"Zeus vio y se enamoró de Europa cuando jugaba con sus compañeras en la playa de Sidón, o de Tiro, donde reinaba su padre. Se metamorfoseó en un toro de resplandeciente blancura y cuernos semejantes a un creciente lunar; con esta forma fue a tumbarse a los pies de la doncella. Europa se asustó al principio, pero va cobrando ánimo, acaricia al animal y acaba por sentarse en su espalda. En seguida, el toro se levanta y se lanza hacia el mar. A pesar de los gritos de Europa, que se aferra a los cuernos, se aleja de la orilla y se adentra en las olas; de este modo llegan los dos a Creta. Una vez allí, Zeus se une con la joven junto a una fuente y bajo unos plátanos que, en memoria de estos amores, obtuvieron el privilegio de no perder jamás sus hojas.
Europa dio tres hijos a Zeus: Minos, Sarpedón y Radamantis. Luego Zeus le otorgó tres presentes: le entregó a Talo, el "autómata" de bronce, que guardaba las costas de Creta contra todo desembarco extranjero; un perro que no podía dejar escapar ninguna presa, y una jabalina de caza que jamás erraba el blanco.
Europa se casó finalmente con el rey de Creta, Asterión, que, no teniendo hijos, adoptaron a los de Zeus. A su muerte, Europa recibió honores divinos."
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