1. La teoría de la sociedad en Aristóteles
La pequeña ciudad-estado, con sus relaciones cara a cara y la mezcolanza entre amistad personal y obligaciones ciudadanas, es algo que dista bastante del concepto que tenemos hoy día de la nación-estado, incluso de los reinos-imperio que proliferaban ya en la época de Aristóteles. Sin embargo, este aspecto "familiar" de la polis no ha de hacernos olvidar que en ella se da algo de vital importancia: la institucionalización de las leyes. Estas reglas generales de gobierno y de funcionamiento interno de la ciudad son establecidas de forma pública y no permiten, al menos en principio, las decisiones arbitrarias de los individuos. Será pues éste el marco de referencia que Aristóteles tomará como óptimo para el mejor desarrollo del individuo, dato que no debemos olvidar a lo largo de las líneas que siguen. En un pequeño desarrollo histórico de las formas de organización social la familia aparece como el grupo más simple de unión entre individuos. Surge del instinto sexual o apareamiento que el ser humano comparte con los animales, y se mantiene por el amor mutuo que existe entre padres e hijos. No obstante, la familia es algo más que una mera institución de reproducción o crianza. Desempeña además un rol defensivo y se configura como la unidad económica básica. Pero en esta pequeña forma de organización social las relaciones que se establecen entre los diferentes miembros del grupo (padre, madre, hijos y esclavos) no son de igualdad. Las relaciones de amistad que los unen hacen que el amor que siente el padre por la mujer y los hijos creen la obligación de protegerlos, pero otorga además al padre un papel dominante dentro de la comunidad. Este amo de la comunidad patriarcal posee "por naturaleza" una fuerza e inteligencia superiores, así que la organización y división del trabajo se realiza desde la superior capacidad racional del hombre, arrojando como resultado una forma de comunidad organizada de modo cuasi político.
No obstante, la comunidad doméstica es bastante limitada en lo referente a colaborar con el ámbito dentro del cual el hombre pueda desarrollar en plenitud su naturaleza (actividad contemplativa) Es por ello necesario que posea una mejor provisión de recursos materiales y de autodefensa, por lo que el desarrollo natural de la pequeña comunidad familiar se dirige a la aldea. Las aldeas son asociaciones de familias que basan su unión en consideraciones de utilidad. Es otra forma de entender la amistad, haciéndolo como reconocimiento de la necesidad mutua. Pero las sucesivas necesidades que van surgiendo: mayor especialización del trabajo, necesidad de articular un comercio, mayor capacidad defensiva, y sobre todo, la necesidad de procurar a los hombres una vida lo más acorde posible con su naturaleza, esto es, una vida moral y con posibilidades de elevarse hasta las cotas más elevadas del conocimiento y fomentar la amistad entre iguales, hacen que la aldea vaya creciendo hasta conformar la polis. La polis surge así como una asociación de aldeas dispuestas alrededor de una aldea central. Surge con ella la forma más elevada de comunidad política. Ésta no sólo aumenta la seguridad contra un ataque externo o facilita el comercio necesario para un buen desarrollo económico, sino que además suministra el marco perfecto para que se dé entre los individuos una relación de genuina amistad entre iguales. Una polis consiste pues en una comunidad material, militar y éticamente autosuficiente. En cuanto a la organización interna de la polis, Aristóteles defiende que la naturaleza humana es tal que hace impracticable la completa comunidad de bienes. Nadie puede sentir el mismo afecto por un desconocido como por su propia familia, y nadie trabajará por la polis como la hará en pro de su hacienda o su familia. Así pues, la forma que da Aristóteles a la polis es la de un grupo de agricultores, ganaderos, comerciantes... que nutren a la ciudad de lo necesario para su buena marcha y capacidad de articular un mercado que garantice el comercio. Pero con todo ello, la vida pública en sí es escasa y destinada sólo a unos pocos.
De esta forma, mientras Aristóteles reconoce que mientras el establecimiento de la amistad entre iguales dentro de una élite privilegiada es suficiente para mantener su unidad, para la mayoría de los habitantes de la polis la amistad sólo surgirá si existen leyes que reglamenten de forma adecuada las interacciones entre los individuos. Esta es la causa de que la justicia sea el principio básico de la comunidad política. En la polis, las reglas de justicia se inculcan por medio de un sistema educativo políticamente regulado, administrado por magistrados y tribunales seleccionados entre los ciudadanos. Como el origen de las reglas se halla en la razón humana, éstas forman parte de un marco más general de "leyes naturales". Existen no obstante reglas que pueden variar de una polis a otra. Este cuerpo de reglas debe ser establecido por un legislador (actuando siempre con el referente de la búsqueda del bien común) De esta manera, las principales funciones públicas en las que participan los ciudadanos son judiciales y ejecutivas, no legislativas. Esto va a garantizar que no se puedan dictar leyes a favor del bien particular y que, los ciudadanos encargados de la magistratura judicial estén sujetos a las leyes de la polis de la misma forma que cualquier otro ciudadano. Así las cosas, Aristóteles mantendrá que lo ideal sería que todos los miembros de la comunidad pudieran acceder al gobierno de la misma (democracia), pero como esto es imposible puesto que nunca todos los integrantes alcanzarán el grado de sabiduría necesario para ello, debe confiarse en que aquellos que sí lo poseen actuarán de forma que la polis se convierta en Una comunidad de iguales que aspiran a la mejor vida posible (Aristóteles Política VII, 8) Julio González Espejo, profesor de Filosofía del IES Azahar
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