¿Por qué y para qué aprovechar el Patrimonio Cultural?
Si sabemos utilizarlo, el patrimonio puede brindarnos una gran cantidad de beneficios:
- Didácticos y educativos. El conocimiento sobre el Patrimonio ayuda a aprender y comprender la historia y cultura de nuestra tierra. El hecho de que en un territorio se conserven bienes patrimoniales de las diferentes etapas históricas por las que ha pasado esa comunidad es tremendamente útil a la hora de asimilar los orígenes y las etapas por las que ha pasado. Es muy importante, por ello, facilitar el acceso al patrimonio a la población: flexibilidad de horarios, precios reducidos...
- Socioculturales. Todos nos reconocemos con lugares, fiestas o músicas que nacieron en una época diferente a la actual. Sabemos que forman parte de la esencia de lo que somos hoy día. El patrimonio ayuda a potenciar el sentimiento de identidad y a adquirir consciencia de nuestras raíces e identidad cultural. El patrimonio no solo es pasado, al transmitirse relaciona a las diferentes generaciones. De él podemos aprender y mejorar.
- Económicas. El patrimonio cultural posee un potencial económico que debe ser atendido. El turismo cultural supone una gran cantidad de ingresos a nuestra comunidad pero cuenta también con otras ventajas económicas. Un buen aprovechamiento en su uso permite ahorrar mucho dinero, ya sea evitando futuros costosos gastos en rehabilitaciones y nuevas construcciones, o simplemente creando puestos de empleo.
Usar el patrimonio es la forma principal de protegerlo. Los bienes que seguimos usando perviven sin problemas. Esto es aplicable a cualquier tipo de bienes, sea material o inmaterial: edificios, fiestas, géneros musicales, actividades económicas... todos se conservan más fácilmente si se usan. En cambio, si se abandonan o dejan de utilizarse suelen acabar desapareciendo o necesitando una complicada rehabilitación. En este sentido, es entristecedor el estado en que se hayan muchos bienes del patrimonio industrial y del patrimonio inmaterial de Andalucía.
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El patrimonio industrial es el que más riego tiene de caer en el abandono. En la imagen, el Edificio de talleres adosado a la sala de turbinas de una fábrica de Peñarroya-Pueblonuevo (Córdoba). Imagen de Francisco J. Aute Navarrete y Maria Isabel Payer Ibañez tomada de la web del IAPH. |