4. Contraindicaciones generales más importantes a la práctica de ejercicio físico: contraindicaciones absolutas y relativas; precauciones

Casi con toda seguridad, cualquier persona puede hacer algún tipo de actividad física (aunque sea de forma muy reducida), siempre que esté adaptada a sus capacidades individuales. Aun así, y teniendo en cuenta los riesgos especificados en el apartado correspondiente, debemos considerar las patologías o alteraciones que contraindican la realización total de actividad física (contraindicaciones absolutas) o de algún tipo de ejercicio o modalidad deportiva (contraindicaciones relativas).

 

Tabla XI. Contraindicaciones de la PAFYD (Delgado y Tercedor, 2002).

CONTRA-INDICACIONES ABSOLUTAS

Insuficiencia renal, hepática, pulmonar y cardiaca. Enfermedades infecciosas agudas mientras duren, o enfermedades infecciosas crónicas. Enfermedades metabólicas no controladas (diabetes, hipertensión, anorexia). Inflamaciones del sistema músculo-esquelético (artritis y otras) en su fase aguda. Enfermedades que producen fatiga y las que perturben el equilibrio o produzcan vértigos.

CONTRA-INDICACIONES RELATIVAS
  • En función del deporte a realizar (ejemplo en deporte de contacto): enfermedades hemorrágicas, ausencia de un órgano par (pulmón, ojo, riñón), disminuciones acusadas de la visión o audición, hernias abdominales, alteraciones músculo-esqueléticas que dificulten la PAF, antecedentes de haber sufrido traumatismos craneales, intervenciones quirúrgicas de cabeza y columna, enfermedad convulsionante no controlada.
  • En función del medio: en agua (problemas en la piel, otitis, sinusitis y conjuntivitis agudas), en calor (fibrosis quística, hipohidratación por vómitos o diarreas, problemas en la aclimatación al calor, obesidad desmedida), en frío y seco (asma por el ejercicio).

Necesidades especiales:

  • En función de la edad (bebés, niños, adolescentes, adultos, mayores).
  • Situaciones específicas: embarazadas.
  • Diferentes capacidades funcionales: discapacidad física, psíquica o sensorial.
Aquellas que tienen un inicio y fin bien delimitados y permanecen un corto periodo de tiempo (ejemplo: síntomas de un resfriado, dolor en una rotura muscular o en un infarto).
Aquellas que son de larga duración, permanentes y de difícil curación.