3.2. De 1975 a 1995

A partir de 1975 se dieron una serie de cambios que resultaron muy importantes para el proceso de urbanización:
A. En 1973 comenzó un ciclo de crisis económica que obligó a varios cambios fundamentales:
  • a. Se aceleró el proceso de “globalización”, que llevó consigo la liberalización de las localizaciones productivas, que permitió a las empresas de los países desarrollados implantarse en los subdesarrollados y subcontratar empresas de estos.
  • b. La aplicación de nuevas tecnologías (informática, ofimática, robótica, microelectrónica, láser, nuevos materiales, ingeniería genética…) a la producción industrial, que condujo a una menor utilización de mano de obra en este sector, a la vez que aumentaba fuertemente la producción.
  • c. Un nuevo planteamiento en la organización de las empresas buscando ahorrar costes y mejorar la eficiencia. Se redujo el tamaño de los segmentos productivos, muchos de los cuales se externalizaron. Externalización y deslocalización exigieron a las empresas un alto grado de gestión y organización. De esta forma, la logística, la organización de empresas, las comunicaciones, el transporte y los demás servicios a las empresas cobraron gran importancia y pasaron a ocupar cada vez a más personas. Se estaba comenzando la terciarización. Las ciudades y sus áreas metropolitanas se desindustrializaron y, a la vez, se fueron terciarizando.
De esta forma, la crisis y la deslocalización afectaron negativamente a las ciudades y áreas urbanas industriales, especialmente a las que tenían una fuerte especialización en sectores de la primera revolución industrial, como la franja cantábrica, Barcelona y las zonas deprimidas emigratorias en las que la industrialización se había debido a la implantación de “polos de desarrollo”, mientras que las que tenían una mayor diversificación industrial se vieron afectadas, pero en menor medida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

B. La incorporación a la Comunidad Económica Europea (1986) hizo necesarios reajustes en el sistema productivo para incorporarlo a un mercado libre (hubo que pasar de un modelo “proteccionista” a otro de librecambio) y para adaptarnos a la normativa comunitaria. El aumento del comercio intraeuropeo ha dado lugar a una potenciación de esa función en las ciudades comerciales, y con ella, del resto del sector servicios que le sirve de apoyo.

 

 

 

 

C. La transición política hacia la democracia tuvo también sus consecuencias:

 

  • La implantación de la democracia dio mayor importancia la “opinión pública”. Los españoles que habitaban la España que había sufrido los impactos territoriales negativos de la industrialización o la que vivía en los barrios segregados de las ciudades industriales, ahora, se convertían en votantes, y los diferentes gobiernos comenzaron a actuar en políticas de ordenación territorial orientadas a corregir esos desequilibrios.
A estas políticas se sumaron los fondos que llegaron de la UE para cofinanciar el desarrollo y la cohesión. El resultado fue el trazado de modernas infraestructuras de transporte y la financiación de proyectos de desarrollo propio, que han servido para el surgimiento de nuevas zonas emergentes, como el corredor Madrid-Comunidad Valenciana a través de Albacete, o el eje Mérida-Badajoz.
  • b. La implantación del sistema territorial autonómico supuso un nuevo marco territorial en el que resolver los problemas y afectará al sistema de organización territorial hasta entonces vigente:
  1. Los gobiernos autonómicos comenzaron a desarrollar políticas orientadas a limar las diferencias existentes con otros territorios y a ordenar y equilibrar los propios.
  2. Las nuevas capitales regionales comenzaron a generar flujos administrativos, políticos, etc. que influyeron en la propia organización del territorio de cada autonomía.
  • c. Avances en el estado del bienestar: se generalizó la asistencia sanitaria, se extendió la enseñanza obligatoria y gratuita hasta los dieciséis años, se comenzaron a prestar servicios a la tercera edad, etc. este proceso absorbió parte de los recursos de la sociedad, pero generó muchos empleos. La tercera parte de los ocupados en servicios lo hacen en actividades directamente vinculadas con este estado del bienestar. La distribución de estos servicios se realiza desde las ciudades y desde las cabeceras comarcales que, así, aumentaron su terciarización.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

D. Cambios demográficos:
  • La natalidad llegó a tasas bajas en los primeros ochenta, reduciendo el crecimiento vegetativo.
  • Las zonas emisoras de emigrantes comenzaron a estar muy envejecidas, y redujeron sus envíos. Además las antiguas ciudades industriales ahora en crisis o en fase de reconversión dejaron de tener tanto atractivo.
  • Las ciudades comenzaron a deslocalizar, hacia la periferia cercana y/o bien comunicada, población y actividades económicas, buscando suelo más barato y huir de las aglomeraciones urbanas . Así, los espacios rurales que rodeaban a lo urbano comenzaron a recibir población y actividades urbanas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De los datos podemos sacar varias conclusiones acerca de sus impactos territoriales:

  1. Se comenzaron a suavizar o al menos dejaron de crecer las diferencias regionales entre las zonas dinámicas y las regresivas.
  2. Se aceleraron los procesos de descentralización de la población desde las grandes ciudades a las localidades de su entrono, y hacia las pequeñas y medianas ciudades cercanas a las grandes metrópolis.
  3. Cambios en la relación entre el crecimiento vegetativo y urbanización. Hasta 1975 las ciudades, especialmente las mayores, presentaban una elevada Tasa de Crecimiento Vegetativo y un elevado índice de urbanización. A partir de esa fecha, las zonas rurales, las cabeceras comarcales y especialmente las pequeñas y medias ciudades presentan cifras de TCV más alto que las grandes ciudades, y los saldos migratorios son negativos en los Municipios Centrales, mientras son positivos en las zonas suburbanas y periurbanas, y en las ciudades medianas y pequeñas. El desarrollo turístico de las zonas litorales mediterráneas (Andalucía oriental, Baleares, Canarias, levante...) y de las insulares, y la implantación de formas agrícolas innovadoras (en La Rioja, Aragón, Murcia) hacen el resto.