2. Diseño de planificaciones deportivas que contemplen el trabajo especializado del profesional de la psicología del deporte
“La planificación y programación del trabajo psicológico implica la organización previa más apropiada del contenido y la forma de aplicación de este tipo de trabajo, con vistas a que verdaderamente resulte eficaz y útil. (…) los psicólogos deben tener la responsabilidad de la planificación y programación del trabajo psicológico con independencia de que sean ellos, u otros profesionales, los que lo apliquen directamente en función de sus objetivos y técnicas” (Buceta, 1996a, p. 3).
“La planificación del trabajo psicológico dentro del plan global de preparación de los deportistas exige que se tengan muy en cuenta las demandas del plan deportivo, y que a partir de estas se realice el plan psicológico respondiendo a las demandas deportivas existentes y coordinado cuidadosamente con las restantes áreas que contribuyan a la preparación” (Buceta, 1996a, p. 16).
Se presentan a continuación, a modo de ejemplo, algunos aspectos relacionados con la Psicología del deporte que contemplan el trabajo especializado que el profesional de la Psicología del deporte puede diseñar e implementar de forma integrada en los distintos periodos de la planificación deportiva general.
2.1 Durante la pretemporada
2.1.1. Valoración de las necesidades psicológicas de los deportistas
Se trata de conocer, durante este periodo preparatorio caracterizado por la acumulación de elevadas cargas de trabajo, las características del deportista o grupo de deportistas con los que se va a trabajar, así como identificar sus necesidades psicológicas para afrontar con las mayores garantías de éxito este y los siguientes periodos de la temporada, en función de cada modalidad deportiva y de los objetivos que se pretende alcanzar. De esta forma se podrá elaborar un plan de trabajo psicológico apropiado que responda a las necesidades de cada deportista y a las necesidades de cada momento de la temporada, intentando aprovechar en todo lo posible los recursos que aporte el plan general de trabajo deportivo y controlando los posibles riesgos que pudieran provocar dificultades.
Importante
Se deben contemplar igualmente posibles necesidades personales relacionadas con el bienestar psicológico de los deportistas que puedan influir negativamente, tanto en su funcionamiento general como en su rendimiento deportivo.
2.1.2. Aprendizaje de recursos básicos de autocontrol
Otra de las necesidades psicológicas fundamentales durante este periodo es el aprendizaje de recursos básicos de autocontrol. La pretemporada es un periodo que permite realizar un amplio trabajo psicológico que incida en el aprendizaje y desarrollo del autocontrol del deportista, con el objetivo de que pueda afrontar con autocontrol las exigentes tareas y competiciones que tendrá más adelante.
2.1.3. Establecimiento de los canales de comunicación
Durante las sesiones de entrenamiento de la pretemporada se tienen que ir estableciendo los canales de comunicación interpersonales que tan importantes serán después durante la participación en la competición. Dependiendo de las modalidades deportivas, deben ser atendidas las necesidades de comunicación verbal y no verbal entre los compañeros del mismo equipo o de estos con su entrenador o equipo técnico. El tipo de comunicación es específico de cada deporte, debiéndose trabajar desde la pretemporada, optimizando así sus posibilidades de funcionamiento en beneficio del posterior rendimiento deportivo.
2.1.4. Mantenimiento de la motivación por la preparación física
Destacar aquí la necesidad de desarrollar y fortalecer una adecuada motivación básica que ayude a los deportistas a asumir las exigentes cargas de trabajo físico propias de este periodo de pretemporada.
Como ya se comentó en el tema 2 del Ciclo final de Técnico Deportivo, la motivación básica se refiere a la base estable de motivación que determina el compromiso del deportista con el entrenamiento deportivo y la competición.
También se debe incidir en el desarrollo de la motivación cotidiana, ya que esta tiene una mayor relación con el rendimiento personal cotidiano y el disfrute de la actividad y las circunstancias que la rodean (ambiente de trabajo, relación con compañeros...).
Ambos tipos de motivación están relacionados y se complementan entre sí. Una dosis elevada de motivación básica propicia una buena disposición de los deportistas hacia la actividad y facilita, por tanto, que pueda desarrollarse la motivación cotidiana.
Importante
Sin embargo, en ausencia de motivación básica, los deportistas no adquieren el suficiente compromiso con la actividad como para afrontar retos deportivos verdaderamente ambiciosos, y en estos casos una elevada motivación cotidiana propicia que la experiencia diaria sea más grata, pero aumenta el riesgo de un estado de conformismo que dificulta que se desarrolle el interés por objetivos deportivos que exijan un compromiso más alto.
2.2. Durante periodos precompetitivos
2.2.1. Individualización de los recursos de autocontrol
El autocontrol es muy importante para un deportista, entendido como la capacidad de controlar su energía, su impulsividad, sus emociones y su conducta en general, de manera que estos factores incidan en su actuación o rendimiento deportivo de la manera más apropiada.
Por ello, es importante preparar a cada deportista para su autocontrol, observando, por ejemplo, cuestiones relevantes sobre su nivel de activación, detectando el nivel óptimo de cada uno, y enseñándoles o ayudándoles a aplicar estrategias apropiadas de autocontrol en las competiciones de preparación propias de este periodo.
Importante
Siguiendo a Buceta (2004), algunas medidas que pueden ayudar a los deportistas a mejorar su capacidad de autocontrol podrían ser las siguientes:
- Identificar situaciones concretas en las que tiendan a perder el autocontrol.
- Establecer objetivos de autocontrol concretos.
- Reconocer y elogiar cuando consigan tales objetivos de autocontrol.
- Penalizar a los deportistas en caso contrario.
- Ayudarles a incorporar estrategias específicas que les faciliten el autocontrol.
2.2.2. Fomento de la cohesión del grupo de entrenamiento/equipo deportivo
Carron, Brawley y Widmeyer (1998, p. 213) definen la cohesión como “un proceso dinámico que se refleja en la tendencia de un grupo para estar juntos y permanecer unidos en la persecución de sus objetivos instrumentales y/o por la satisfacción de las necesidades afectivas de sus miembros”.
Los periodos precompetitivos son importantes para incidir en la cohesión del grupo o equipo deportivo, estableciendo las bases apropiadas de funcionamiento, y destacando su importancia de cara a optimizar el futuro rendimiento deportivo. Se trata de ir consolidando la cohesión apropiada para mantener el espíritu de equipo independientemente de los resultados deportivos.
Para Widmeyer, Brawley y Carron (2002), citado en Sosa, Jaenes, Godoy-Izquierdo y Oliver (2009, p. 52), un equipo deportivo posee unas características muy definidas, donde las relaciones sociales tienen un peso muy importante tanto a nivel de satisfacción y bienestar psicológico como a nivel de mejora del rendimiento, y además, las relaciones que se establecen entre los miembros de un grupo deportivo son una de las variables más importantes para los integrantes del mismo, después de la familia.
2.2.3. Facilitación del aprendizaje de gestos y/o jugadas
La facilitación del aprendizaje de gestos y/o jugadas durante este periodo precompetitivo se podría llevar a cabo a través del trabajo y mejora del control de la atención y del funcionamiento atencional de los deportistas, e incluso más adelante, si fuese posible, ensayando estrategias que les permitan controlar la atención antes y durante las competiciones previas o preparatorias del posterior periodo competitivo.
El primer paso sería evaluar la capacidad atencional del deportista en el contexto real de su entrenamiento, para así poder programar el trabajo más adecuado. Normalmente este estaría en la línea de centrar la atención en los objetivos concretos de realización y en los detalles específicos de cada tarea de aprendizaje.
2.3. Durante periodos competitivos
2.3.1. Aplicación y ajuste de recursos de autocontrol
Durante los periodos de competición los deportistas deben rendir al máximo de sus posibilidades a través de la consecución y el mantenimiento del estado óptimo que les permita lograrlo. Para ello deben poner en práctica sus mejores recursos y controlar con eficacia las posibles interferencias que pudieran perjudicarles. Por ello es muy importante, por ejemplo, que cada deportista sea capaz de conseguir, y mantener, la activación óptima antes, durante y después de la competición.
2.3.2. Asesoramiento al equipo técnico
La función de asesoramiento del profesional de la Psicología del deporte al entrenador o técnico deportivo superior como máximo responsable del equipo técnico multidisciplinar durante los periodos de competición podría ir en la línea de lo expuesto por Buceta (1996b, p. 159), donde subraya que:
Importante
“Es conveniente que los entrenadores:
- Se centren en las conductas de rendimiento y no en los resultados.
- Se refieran a conductas concretas y no interpreten sus causas (por ej.: “Lo que ha sucedido es que no hemos estado motivados…”).
- Intenten fortalecer la autoconfianza, propiciando la percepción de control en lugar de la indefensión (por ej. destacando las conductas que se dominan y pueden mejorarse en el siguiente partido).
- Se centren en cuestiones que resulten relevantes para el siguiente evento y realicen una valoración constructiva, dejando los análisis más profundos y amplios para más adelante, cuando el conjunto de competiciones próximas haya finalizado y se pueda evaluar con tranquilidad y minuciosidad”.
2.4. Durante periodos postcompetitivos
2.4.1. Reevaluación de las necesidades psicológicas de los deportistas
Se trata de volver a valorar las necesidades psicológicas de los deportistas en los periodos postcompetitivos, en los que el desgaste sufrido en los periodos competitivos suele “pasar factura” y tienen que evaluar lo sucedido y obtener el máximo beneficio de la experiencia, con independencia del resultado alcanzado.
Además, dependiendo de la proximidad de la siguiente competición, deben reaccionar para poder conseguir de nuevo el estado físico y psicológico más apropiado para poder afrontar en las mejores condiciones la siguiente competición.
Así por ejemplo, según Buceta (1996b, p. 133), “(…) tras un periodo de “duelo” por lo sucedido, cuya duración dependerá del tiempo disponible hasta la competición siguiente, se deberá intentar aumentar su motivación por el reto de la competición venidera, acentuándose la independencia de esta con respecto a lo sucedido en la que acaba de finalizar. Y en esta línea, cuando el estado anímico del deportista se caracterice por la euforia o la relajación en exceso tras un buen resultado, convendrá enfatizar el riesgo que supone este estado, intentando que no se recree demasiado en recuerdos tan agradables, y se prepare convenientemente para la competición siguiente”.
2.4.2. Restablecimiento de objetivos psicológicos
Igualmente, se deben revisar los objetivos psicológicos y reestablecerlos en función de los objetivos que se hayan alcanzado, y los que no, en los periodos anteriores, que les ayuden a reaccionar con prontitud y eficacia para la siguiente competición. Para ello hay que realizar un análisis del funcionamiento psicológico de cada jugador durante la temporada, y reestablecer en consecuencia sus objetivos, como por ejemplo, mejorar o perfeccionar sus habilidades o recursos psicológicos, o incluso adquirir otros nuevos, lo que les ayudará a fortalecer su autoconfianza haciéndoles ver que tienen recursos suficientes para afrontar la siguiente competición.
2.4.3. Práctica de recursos básicos de autocontrol
Durante los periodos de postcompetición los deportistas deben poner en práctica sus recursos básicos de autocontrol, ya que deben analizar su actuación dejando atrás tanto el dramatismo como una euforia desmedida, ajustar sus recursos a las nuevas necesidades y aprender de la experiencia adquirida durante los periodos competitivos, con independencia del resultado alcanzado, y nunca relacionando este con su valía como persona, sino con su actuación deportiva.
Además, y como ya señalábamos anteriormente, según la proximidad de la siguiente competición, su plazo de tiempo para reaccionar será mayor o menor, pero el objetivo es poder conseguir de nuevo el estado físico y psicológico más apropiado para poder afrontar en las mejores condiciones la siguiente competición. Para ello deben poner en práctica recursos básicos de autocontrol que ya dominan, como por ejemplo, autorregular su activación para conseguir el nivel óptimo deseado, controlar pensamientos y conductas que puedan alterarlos, etc.
Si el periodo postcompetitivo es muy corto, pueden, por ejemplo, aplicar técnicas como: pensamientos activadores o que disminuyan la activación, ejercicios de respiración profunda, autoinstrucciones o autoafirmaciones con el contenido apropiado, o utilizar la práctica en imaginación para ensayar las conductas relacionadas con sus objetivos prioritarios de realización y fortalecer así su percepción de control, siempre y cuando, por supuesto, prevalezcan imágenes asociadas al control de la situación, y no imágenes relacionadas con la pérdida de control, finalizando con la imaginación de sensaciones positivas relacionadas con la competición.
2.4.4. Fomento de la cohesión del grupo de entrenamiento/equipo deportivo
Durante los periodos postcompetitivos es importante mantener y consolidar la cohesión de grupo o equipo deportivo basada en los intereses deportivos comunes y la “motivación colectiva”, aunque coordinándola convenientemente con la motivación individual de cada miembro del equipo. Se puede incidir en acentuar los logros colectivos y las experiencias comunes conseguidos en los periodos competitivos gracias a la contribución individual de todos los miembros del equipo, evaluando el rendimiento alcanzado de manera constructiva, y estableciendo objetivos colectivos para estos periodos.
Carron (1993), citado en Sosa et al. (2009, p. 51), afirma que hay dos dimensiones generales asociadas a la cohesión: la cohesión social (atracción interpersonal, relacionada con el espíritu de equipo), que refleja el grado en que los miembros de un equipo se gustan unos a otros y disfrutan con la compañía de los otros, y la cohesión de tarea (trabajo en equipo), que refleja el grado en que los miembros de un equipo trabajan juntos para conseguir una tarea u objetivo común específico e identificable.
Importante
Según Carron (1988), la relación entre cohesión (causa) y rendimiento (efecto) es más circular que lineal: la cohesión contribuye al rendimiento o éxito deportivo, y con éxito hay un aumento de la cohesión, concluyendo que cuando los grupos están más cohesionados, son más eficaces.
Actividad de lectura
Para finalizar el tema y completar información sobre el profesional de la psicología del deporte en el alto rendimiento, se recomienda la lectura del artículo “El psicólogo del deporte en el alto rendimiento: aportaciones y retos futuros”, de García-Naveira (2010).