Resumen

Para terminar, aquí tienes un breve resumen de los contenidos que has visto en este tema:


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En línea con el pensamiento existencialista, la filosofía de Unamuno, personal y vital, encuentra en el tema de la inmortalidad y la fe religiosa uno de sus elementos de desarrollo principales. Frente a una concepción general y abstracta del ser humano, para Unamuno el punto de partida es el ser humano individual, “el hombre de carne y hueso”, constituido sobre dos principios: el de conservación y el de reproducción, cuyo fundamento es el afán por la inmortalidad. Se trata de una inmortalidad individual, una continuidad en la vida, que entraña la supervivencia del propio cuerpo. Este anhelo de inmortalidad conduce a un debate entre la fe y la razón. El individuo busca soporte a la esperanza en la vida ultraterrena a través de la fe religiosa; sin embargo, la razón y la ciencia, cuyo asentimiento pretende la fe, no resuelven a favor de dicha pretensión. El sentimiento trágico de la vida es el resultado de la contradicción entre un pensamiento racional, para el cual resulta absurda la idea de inmortalidad, y una voluntad que en la duda se aferra a la fe y a la esperanza. En esta interpretación voluntarista de la fe encuentra su base la verdadera filosofía española, una filosofía que Unamuno ve representada en la figura del Quijote de Cervantes.

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Uno de los planteamientos más característicos de José Ortega y Gasset es el de la distición que establece entre ideas y creencias. Para poder orientarse en el mundo y hacerse cargo de la situación, el ser humano necesita saber a qué atenerse, pero la representación que se hace de la realidad parte de dos tipos de pensamiento diferentes: las ideas y las creencias.

Por un lado tenemos las ideas, representaciones de la realidad que ponemos en cuestión y son objeto de reflexión; por otro lado tenemos las creencias, que damos por válidas sin planteárnoslas, y que constituyen la base de nuestra vida: son el fundamento de nuestra representación de la realidad y de nuestra conducta. Con el paso del tiempo, algunas de las ideas dejan de estar sometidas a la crítica racional y acaban convirtiéndose en creencias.

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En el planteamiento de Ortega, la razón pura racionalista es sustituida por una razón vital que hunde sus raíces en la existencia concreta y que es el origen del conocimiento. No es el yo puro y abstracto el que conoce, sino un yo concreto, sujeto al acontecer con las cosas del mundo y cuya vida se encuentra ligada a unas circunstancias particulares.

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De los elementos que integran la realidad éste retiene un cierto número de ellos, quedando el resto de los fenómenos ignorados. La realidad sólo puede ser vista bajo una determinada perspectiva; sin embargo esto no es para Ortega una limitación, sino una característica acorde con su dimensión vital e histórica. No habría verdad integral sino desde la unión de las perspectivas individuales, de las verdades parciales.

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Para Ortega la razón, arraigada a la vida, se da siempre en el marco de una determinada circunstancia, nunca desligada de ella, y es por eso que se trata de una razón histórica. No se trata, como en el idealismo hegeliano, de una razón anterior, pura y conceptual, que se cumple en la historia, sino de una razón viviente que se desarrolla y progresa a lo largo de la historia humana. El ser humano no tiene naturaleza, sino historia, su realidad es mudadiza. El ser humano, individual y social, se encuentra sometido al devenir histórico. Avanza desde el pasado hacia el futuro, hacia lo que ha de ser. El presente se explica desde un pasado que lo comprende; la historia es un sistema de experiencias humanas que forman una cadena inevitable y única. Entendida como un continuo hacerse, la vida humana es un proyecto inacabable que va abriéndose progresivamente a nuevos horizontes.

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Para María Zambrano, la razón discursiva busca alcanzar el saber a través del razonamiento, sin embargo esta no es garantía para su obtención. Lo más profundo de nuestro ser posee un carácter enigmático y sagrado y esto no puede ser resuelto, de manera forzada, mediante esta razón discursiva, tan solo revelado gratuita y poéticamente. En una línea cercana a en este punto a Heidegger, Zambrano busca la integración entre la filosofía y la poesía mediante una filosofía creadora, dotada de intuición poética, que dé cuenta de una realidad que incluye la multiplicidad y las apariencias.