6. Erosión y desertización. Políticas internacionales
EROSION Y DESERTIFICACIÓN
Son dos serios problemas de los suelos españoles que, además, mantienen una intensa relación: la erosión acentúa los procesos de desertificación y viceversa.
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Imagen 13. Pérdidas de suelo. España 200-2008 |
EROSIÓN.
Por erosión del suelo se entiende normalmente la eliminación de las capas superficiales o poco profundas del suelo. La erosión puede ser natural o antrópica:
- La erosión natural es la que realiza el agua (erosión hídrica) o el viento (erosión eólica). Este tipo de erosión es el que interviene en el modelado del paisaje y generalmente se compensa con las tasas naturales de formación del suelo.
- La erosión antrópica o erosión acelerada tiene su origen en el uso inadecuado de los recursos naturales por el hombre, lo que acelera los procesos naturales e impiden que se compensen con las tasas naturales de formación de suelo.
La erosión de la capa superficial del suelo representa una amenaza grave para toda la superficie europea, especialmente en las zonas mediterráneas, el mar Negro y la península de los Balcanes. Los países del sur de Europa, entre ellos España, llevan décadas perdiendo una media de una tonelada de suelo por hectárea y año. Los períodos largos de sequía, característicos de España, aumentan la vulnerabilidad del suelo a la erosión. En España, el 53% del territorio sufre pérdidas importantes de suelo, especialmente en las zonas más inestables: aquellas en las que se dan unas condiciones naturales más propicias a la erosión: el clima es más propicio a la erosión (áreas áridas y semiáridas, con vegetación rala, expuestas a lluvias ocasionales y torrenciales, y a inundaciones, y donde el viento actúa de forma importante): Murcia, Andalucía, Aragón, Comunidad Valenciana y zonas de Extremadura y Castilla-La Mancha. Pero la acción del hombre, eliminando las cubiertas naturales que protegen el suelo y haciendo usos abusivos de los mismos, hacen que las comunidades con mayores pérdidas actualmente sean aquellas que están teniendo un fuerte desarrollo turístico y urbanístico, como Cataluña, Andalucía y Cantabria.
Para luchar contra la erosión, el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, siguiendo la Directiva de la Unión Europea para la protección del suelo, realiza, cada diez años, el Inventario Nacional de Suelos, en el que se identifica el estado de los mismos, apara proceder a continuación a tomar las medidas necesarias para su protección.
DESERTIFICACIÓN
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Imagen 14. Mapa del riesgo de desertificación. España. Fuente: mmarm.es |
Denominamos desertificación a la degradación persistente de los ecosistemas de las tierras secas, en las que se ha perdido la vegetación debido a variaciones climáticas y la actividad del hombre.
Las zonas susceptibles de sufrir desertificación son las áreas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, es decir, aquellas zonas en las que la evapotranspiración potencial es muy superior a las precipitaciones. Así, más de dos terceras partes del territorio español pertenecen a las categorías de áreas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. En el mapa de aridez de España se observa que toda la mitad sur, a excepción de las cadenas montañosas más elevadas, más la meseta norte, la cuenca del Ebro y la costa catalana entran dentro de las categorías de tierras áridas, semiáridas y subhúmedas secas, y por lo tanto estas áreas son susceptibles de desarrollar el fenómeno de la desertificación.
La desertificación es el resultado de múltiples factores, tanto naturales como antrópicos. Entre estos últimos destacan:
- Grandes pérdidas de la cubierta forestal a causa de repetidos incendios de bosques.
- Condiciones de crisis en la agricultura tradicional, con el consiguiente abandono de tierras y deterioro del suelo y de las estructuras de conservación del agua.
- Ocasional explotación insostenible de los recursos hídricos, incluidos la contaminación química, la salinización y el agotamiento de los acuíferos.
- Concentración excesiva de la actividad económica en las zonas costeras como resultado del crecimiento urbano, las actividades industriales, el turismo y la agricultura de regadío.
La restauración de terrenos degradados en España empezó a plantearse en España desde la segunda mitad del siglo XIX, centrándose en tareas de repoblación forestal. Se estima en 5 millones de hectáreas la superficie repoblada en los últimos 150 años. No obstante, el impulso definitivo vino con la ratificación de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD), que se concretó en España en la puesta en marcha del Proyecto de Lucha contra la Desertificación en el Mediterráneo, Proyecto LUCDEME, actualmente vigente. Sus objetivos son:
- Determinar las zonas con riesgo de desertificación y analizar los factores implicados en este proceso.
- Aplicar sistemas y técnicas para luchar contra la desertificación.
- Formar técnicos en la lucha contra la desertificación y realizar campañas de concienciación ciudadana.


