4. Los escépticos
El significado de escepticismo, tal y como nosotros utilizamos el término, es "desconfianza o duda de la verdad o eficacia de algo". En su sentido original, la palabra definía la "doctrina de ciertos filósofos antiguos y modernos, que consiste en afirmar que la verdad no existe, o que, si existe, el hombre es incapaz de conocerla". Deriva de σκέψις, observación. El escepticismo es una forma de vida, una práctica de liberación personal, cuyo fin es alcanzar la felicidad y, cómo no, la ataraxia. Una vez alcanzada se produce un cambio en la forma de ver del mundo que podría definirse como indiferencia. "Nada es más" es el lema del movimiento escéptico: ninguna cosa es más, ni más cierta, ni más falsa, ni mejor, ni peor. No hay ninguna verdad que se pueda considerar definitiva, por lo que recomienda la suspensión de todo juicio. Pero esto no quiere decir que haya que abandonar toda investigación ni toda crítica: la palabra σκέψις, de hecho, significa hacer una reflexión cuidadosa de lo que se observa, y los escépticos son los que miran o examinan cuidadosamente. El iniciador de la corriente escéptica es Pirrón de Elide, cuya renuncia a las cosas mundanas, su indiferencia y su forma de vivir causaron admiración. Pirrón fue un pintor frustrado que viajó con Alejandro a Oriente, donde conoció a gimnosofistas, taoístas y pensadores singulares que influirían sin duda en su manera de ver el mundo. A su vuelta a la patria tendría ya unos cuarenta años, y ya practicaba la indiferencia o la imperturbabilidad que fueron la marca de su escuela. También es probable que fuera muy despistado. No dejó ningún escrito. Conocemos su pensamiento a través de sus alumnos. El escepticismo antiguo puede dividirse en tres períodos:
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