3.1. Proporción y equilibrio compositivo.

En la composición, la proporción está muy relacionada con el encuadre. La manera en que se divide el área donde vamos a componer una la imagen es una cuestión importante porque estas proporciones fundamentales son las que provocan el primer impacto sobre el ojo del espectador.
Las formas adquieren su significado cuando se estructuran dentro de una composición. Por eso resulta fundamental organizar los elementos que forman el conjunto de la imagen de manera equilibrada para obtener un efecto de unidad y orden, asignándole a cada uno de ellos el tamaño y la posición adecuados para el fin que nos propongamos.
En toda imagen existen zonas del encuadre ocupadas por elementos principales mientras que otras, bien no tienen contenido o bien aparecen ocupadas por elementos secundarios, pero cada uno de ellos cumple una función dentro de la composición.
El tamaño, la forma o el color determinan el peso visual de los elementos y a ellos debemos recurrir cuando queremos situar el núcleo semántico de la imagen, es decir, la zona de máximo interés y, por lo tanto, de máxima atención. Cuando organizamos un encuadre para una obra, definimos en primer lugar cuál es el centro de interés, lo que queremos resaltar. Una vez definido cuál es el tema o el asunto principal y en función de éste, debemos elegir el encuadre más idóneo.
El equilibrio visual en una composición se consigue con una correcta proporción de los elementos que forma parte de ésta compensando los pesos visuales de los mismos. Existen diferentes modelos compositivos, unos son estáticos y otros dinámicos, te mostramos en la siguente  presentación  algunos de ellos:

 

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La sección áurea aplicada a la composición.

El método de la sección áurea se puede aplicar a los lados de un rectángulo. Una vez establecida la sección áurea en cada uno de los cuatro lados, se trazan líneas perpendiculares que parten de los puntos obtenidos hasta el lado contrario. Se forman así unos puntos de intersección centrales. En estos puntos se acapara la atención de un encuadre.

La división áurea del formato nos puede servir bien para definir las diferentes zonas de la imagen o bien para crear puntos de máxima atención donde poder ubicar los núcleos semánticos, llamados centros de interés. Si sitúas el núcleo semántico en alguno de los puntos fuertes del encuadre, éste atraerá la atención del espectador consiguiendo un adecuado equilibrio compositivo.

Conscientes de este principio, numerosos artistas han venido componiendo sus obras de acuerdo a esta proporción.

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Importante

Componer es organizar proporcionalmente los elementos de una imagen en el espacio que constituye el formato de la obra.

En una imagen existen elementos que atraen especialmente la atención del observador, se les llama centros de interés. Estos puntos dirigen la mirada hacia ellos y su correcta ubicación resulta fundamental en la composición de la imagen.

Determinados elementos de una composición tienen lo que se denomina peso visual y éste puede venir determinado por el tamaño, la forma o el color.

Para lograr una buena armonía en una composición es necesario conseguir una proporcionada distribución de los elementos que la componen, un adecuado equilibrio de los pesos visuales y una correcta ubicación del centro o centros de interés. 

Reflexión

Realiza el análisis compositivo de las siguientes imágenes que ilustran los diferentes esquemas compositivos del apartado superior:

Dibuja el esquema de distribución de los elementos en el encuadre basado en la sucesión de rectángulos áureos del siguiente cuadro, también incluido en este mismo apartado:

Para ello, descárgatelas en tu ordenador e imprímelas en blanco y negro. Luego, traza las líneas que estructuran la distribución de los elementos en el encuadre con un rotulador. Señala, con color rojo, aquellas zonas de la imagen que consideres centros de interés y analiza la distribución proporcional y el equilibrio de dichos elementos.