Tal vez el mayor exponente de esta nueva manera de entender la ciencia fue Galileo Galilei. Pero para comprender la importancia de este autor es necesario ver previamente cómo era el mundo antes de su aportación a la historia de la ciencia. Para ello vamos a trabajar en primer lugar la concepción aristotélica, y, posteriormente, vamos a contraponer a ella la visión de un grupo de autores que ocasionaron lo que se ha dado en llamar la revolución copernicana.
La Física de Aristóteles.
Aristóteles es reconocido al final de la Edad Media como el filósofo por antonomasia, casi como la Sabiduría en persona. Aristóteles cree que la Naturaleza es racional, su Física es teleológica. ¿Qué quiere decir esto? Veámoslo con un ejemplo:
Ejemplo o ejercicio resuelto
Foto del Castillo de Loarre en Huesca tomada del Isftic,
bajo licencia de Creative Commons.
Imagínate que estás en la Edad Media (viaja a través del Tiempo) y tienes que explicar un hecho tan sencillo y cotidiano como el de una piedra (o cualquier otro objeto) que cae. Tienes que hacer un esfuerzo mental (sin pasarte, ten cuidado), puesto que tienes que pensar como alguien que vive en esa época.
¿Por qué las cosas caen? No vale que digas por la gravedad, claro, porque esa sería una respuesta posterior, que todavía no había aparecido en la historia.
Aristóteles nos contesta que lo "pesado" cae porque va "hacia su lugar natural" (lo propio de lo pesado es el reposo, mientras que hay otras cosas que por su propia naturaleza tienden al movimiento).
Luego la Naturaleza hace las cosas con vistas a un fin (en griego, télos, de ahí que sea teleológica). La Naturaleza es racional, se comporta según una serie de leyes que permiten explicarla y comprenderla (el ser humano es un animal racional). Así podemos entender que la Tierra ocupa el centro del Universo, puesto que por su propia naturaleza es lo más pesado.
Existe un orden en el Universo. La Tierra ocupa el lugar central, y alrededor de esta giran todos los planetas. El Sol, evidentemente, también gira a nuestro alrededor, como podemos ver todos los días. Es lo que denominamos un sistema geocéntrico.
Objetivos
Aristóteles distingue pues entre dos mundos: el mundo sublunar, la Física terrestre, y el mundo supralunar, la Física celeste. En ambos mundos rigen leyes diferentes: el movimiento natural en la Tierra es el movimiento rectilíneo, mientras que el de los cielos es un movimiento circular, perfecto. La naturaleza material misma de los mundos es diferente: los cielos están compuestos por el éter, el quinto elemento, ingrávido, sin peso (por eso no caen los planetas).
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