2. Los primeros virtuosos
Las biografías de los tocaores repiten un esquema de aprendizaje cercano al de cualquier otro oficio. Años de tocar atrás, de acompañar al baile, aportan el dominio del compás. Sentarse en la silla de enea al lado del cantaor le dará el respeto, la espera y la réplica adecuada al cante. Sólo algunos virtuosos consiguieron completar un lenguaje que colocó a la guitarra en el protagonismo absoluto. Hoy en día este proceso sigue considerándose óptimo para alcanzar el gran nivel de la guitarra de concierto.
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Esa compenetración existía entre Ramón Montoya (Madrid,1879-1949) y Don Antonio Chacón. Ramón Montoya tenía una técnica impecable, un sonido dulce, además de un interés por recuperar e incorporar a su arte melodías perdidas. El encuentro entre estos dos creadores estableció los elementos del flamenco clásico. Montoya era sin duda un virtuoso que grabó con muchos cantaores. Sin tradición ni especial demanda por parte del público, fue uno de los primeros en grabar solos de guitarra en los años 20. Una anécdota: en 1925 grabó con el saxofonista Fernando Vílchez. |
Manuel Serrapí, El Niño Ricardo, (Sevilla 1904-1972) es considerado el eslabón imprescindible entre las creaciones de Montoya y los guitarristas que llegarán después. Su guitarra acompañó a la Niña de los Peines y también a Enrique Morente, y sus falsetas han sido interpretadas por los guitarristas que le siguieron y lo consideraron su maestro como Paco de Lucía. Otra anécdota: si te fijas, lo escucharás tararear la melodía que interpreta con la guitarra en algunas de sus grabaciones. |
Agustín Castellón, Sabicas, nació en Pamplona en 1912 y múrió en Nueva York en 1990. Con estos datos puedes imaginar una biografía peculiar. Le pilló la Guerra Civil de gira por América y allí se quedó. La gira era con la bailaora/cantaora Carmen Amaya que merecerá capítulo aparte en el siguiente tema. En 1956 fueron disco de oro en EEUU. La imaginación compositiva de Sabicas, su técnica deslumbrante y los medios sin límites del mundo del espectáculo americano le permitieron experimentar (tocó con un guitarrista de rock en el 66, por ejemplo) y llenar auditorios impensables para el flamenco de España. |
