2.3. Un mundo de extremos. La sociedad hispánica en los siglos de oro
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35. El mendigo. Murillo hacia 1645. Imagen de Andrea Grosmman, dominio público. |
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34. El infante Baltasar Carlos, pintado por Velázquez hacia 1640. Imagen de Gothica, dominio
público. |
En la sociedad estamental se distinguen dos grupos privilegiados: la nobleza y el clero. Sus miembros están exentos del pago de la mayor parte de los impuestos, tienen el monopolio de los principales puestos de la administración del Estado y del ejército y no pueden ser juzgados por los tribunales ordinarios, entre otros derechos y privilegios. El resto de la población, que soporta todas las cargas y obligaciones fiscales, se encuadra en un estamento que puede denominarse de distinta forma según los países: el pueblo llano, los comunes o el tercer estado, expresión de origen francés que tal vez es la más popular y conocida.
Una de las peculiaridades de la sociedad española de esta época es el gran número de personas que se encuadraban en los estamentos privilegiados, y que por ello adoptaban una mentalidad y comportamiento improductivos y orientados a la ostentación y el cuidado de las apariencias.
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36. Fadrique Álvarez de Toledo, duque de Alba. Tiziano. Imagen de
Blacklake, dominio público. |

Pre-conocimiento
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38. Fernando Niño de Guevara, Arzobispo de Sevilla en 1601 e Inquisidor General. Retrato de El Greco. Imagen de Eloquence, dominio públic
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37. Fernando de Austria. Pese a la indumentaria de caza, el hermano de Felipe IV era Cardenal de Toledo. Imagen de Betacommand,
dominio público.
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Los miembros de las grandes familias nobiliarias accedían directamente a las altas jerarquías de la Iglesia: obispos, cardenales o abades de monasterios importantes. Esos cargos iban acompañados de importantes rentas en dinero y propiedades, y además no eran incompatibles con el desempeño de tareas políticas al servicio de la monarquía.
Sin embargo el estamento eclesiástico era muy numeroso en España, y a él también pertenecía mucha gente de extracción humilde y que ocupaba puestos mal pagados alejados de todo tipo de lujo.
En cualquier caso, el hecho de ser clérigo convertía a todos estos individuos en personas privilegiadas y que, por ejemplo, no podían ser acusadas de ningún delito ante la justicia ordinaria, ya que sólo podían ser juzgados por tribunales eclesiásticos.
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39. Niños comiendo uvas. Murillo. Imagen de Eloquence,
dominio público |
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40. Vendedores de fruta. Murillo. Imagen de Dodo,
dominio público. |
Aunque existen diferencias y matices según los territorios de la corona, en general la mayor parte de la población vivía de la agricultura, de escasos rendimientos y sometida a cargas tributarias que, sólo con mucha suerte, dejaban lo suficiente para permitir una subsistencia digna. A lo largo de los siglos XVI y XVII el campesinado hispano, sobre todo el castellano, fue sufriendo un empobrecimiento progresivo, agravado por el aumento de los impuestos para compensar el descenso de la llegada del oro americano. Ante esta dura realidad, no es de extrañar que el trabajo se tuviera en poca estima y muchos miembros de las clases populares optaran por buscarse la vida en los márgenes de la ley: enrolándose en el ejército, vagabundeando, mendigando o dedicándose directamente a actividades delictivas.
En cuanto a la burguesía en Castilla no tuvo el protagonismo que empezaba a cobrar en otros territorios europeos en esa época, mientras que en los territorios de Aragón, especialmente en Cataluña y Valencia, sí tuvo una mayor pujanza y protagonismo.
En general en España faltaron artesanos y comerciantes emprendedores, tal vez porque el sistema económico y social no invitaba especialmente al esfuerzo y a la inversión, sino a buscar formas de enriquecimiento rápido para intentar ascender socialmente (anda, que poco hemos cambiado). Y es que ante las dificultades económicas de la monarquía fue una práctica creciente la venta de títulos de nobleza, así que las personas que prosperaban con los negocios encontraban más atractivo adquirir un título de nobleza e imitar la vida de los nobles que mantener un esfuerzo y riesgo continuo en inversiones de cara al futuro.

Lee con atención los siguientes fragmentos de una obra escrita en 1619 y comprueba que puedes responder a las preguntas que se plantean a continuación.
"Los extranjeros, como más diligentes que los españoles, usan en España casi todos los oficios, de modo que lo poco que ha quedado que trabajar lo trabajan ellos, y con su natural presteza han excluido de todo a los españoles, ocupando los puestos de ganar de comer que tenían los moriscos, antes que los nuestros se pudiesen entablar en ellos, y gastan mejor que los nuestros lo que labran, o por más vistoso y aparente, o por más nuevo, o por más barato. Punto muy de considerar, porque los españoles andan ociosos, y pobres, y se enriquecen ellos, y llevan grandes sumas de España, y así importa vedarles usar artes y oficios.
Comunicando esto con hombres entendidos de estas materias, hacen una cuenta que parece llana, porque la hacen que los extranjeros sacan al año de España más de veinte millones sólo de las mercaderías que venden, y lo hacen por dos vías. La primera es que los extranjeros venden en España, y para las Indias, de seis partes las cinco de cuanto se negocia".
Sancho de Moncada, Restauración política de España, 1619.
1. ¿A qué oficios crees que se refiere el texto? ¿Qué oficios no ocupaban los españoles pero los extranjeros aceptaban de buen grado?
2.¿Por qué se dice en el texto que los extranjeros "gastan mejor que los nuestros lo que labran"?
3. ¿Qué solución propone el autor para el problema que describe?
4. Según los cálculos de Sancho de Moncada, ¿qué porcentaje del comercio español estaba en manos de extranjeros? ¿Qué consecuencias tenía esto para la economía española?
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