3.2. Modelo cognitivo reflexivo
El modelo que analizamos a continuación basa su eficacia en el conocimiento reflexivo de la práctica docente mediante una reflexión en la acción y una reflexión sobre la acción. Según Ramos y Del Villar (2005), este modelo “(…) incide en el conocimiento y la comprensión del proceso de socialización de los docentes, en el reconocimiento de los agentes de socialización y en las influencias de estos sobre la actividad profesional de aquellos”. No cabe duda de que el proceso de aprendizaje motor conlleva la implicación de procesos psicológicos de alto nivel, como pueden ser memorización, atención, codificación, percepción, toma de decisiones, ejecución, etc., cuya influencia en el aprendizaje ya fue propuesta por Sánchez Bañuelos (1990), y que nos permiten realizar las pretendidas reflexiones sobre ellos (reflexión en la acción y sobre la acción). En este sentido debemos recalcar que, en el deporte, la comprensión de una actividad es inseparable del contexto y de los problemas de la propia tarea motriz, hasta el punto de que para resolver problemas motrices es necesario apoyarnos en el contexto de juego, aspecto fundamental para comprender los aspectos tácticos.
En otras palabras, en función de los citados procesos, como señalan Del Valle, Velázquez y Díaz (2001) o Dell´Ordine (2003), este modelo de formación propone incidir en “aprender a aprender”, para lo cual, la reflexión sobre lo que está ocurriendo en cada una de las fases de enseñanza-aprendizaje será fundamental para la mejora docente y discente. De este modo, y según las anteriores autoras, se produce la “toma de conciencia” que nos alejará de la simple ejecución motriz, abriendo la puerta a la posibilidad de crear e innovar.
El presente modelo de formación, por tanto, buscará dotar al futuro técnico de la capacidad de planificar la conducta y valorar los resultados en función de un contexto de actuación. Esta autorregulación convierte al profesorado en un elemento activo de su formación, tanto en la línea de contenidos conceptuales y procedimentales como actitudinales. En este sentido, el profesorado aplicará una reflexión sobre cada uno de los distintos aspectos en los que se basa el aprendizaje de una disciplina concreta, y desde las perspectivas motriz, cognitiva, social y afectiva (Del Valle, Velázquez, Díaz, De la Vega y Ruiz Pérez, 2005).
Como principal crítica al modelo aquí presentado, Romero Cerezo (2004) plantea que las condiciones y capacidades de los futuros técnicos deportivos no implican que tengan capacidad para enseñar y propiciar aprendizajes en sus deportistas. Es decir, saber hacer no es saber enseñar.