1. Ciencia e información
Se puede definir la ciencia como un saber simultáneamente acumulativo y crítico: crece agregando piezas de conocimiento sobre la base del conocimiento preexistente, pero sometida a la crítica, tanto por lo que respecta a las nuevas piezas, hasta que se aceptan y consolidan en el edificio, como incluso respecto a las estructuras sustentantes, en el caso de anomalías y revoluciones científicas. Esto es factible porque el cuerpo de conocimientos es público, fijo y fiable, es decir, está en forma de documentos a disposición de todos.
Y, además, la ciencia la construyen las comunidades científicas. Los problemas de investigación se insertan en tradiciones o programas de investigación que son colectivos y que se plasman en la literatura científica. Los hallazgos se someten para su aprobación al escrutinio de los colegas y se publican como documentos, pasando a engrosar el corpus de literatura de cada especialidad. Por tanto, la comunicación, la publicación del conocimiento y los documentos científicos son consustanciales a la ciencia.
De hecho, parte del trabajo de hacer ciencia para el investigador es:
► Indagar en los documentos publicados, qué es lo que se sabe y qué lo que se ignora.
► Documentarse sobre un tema mediante la información aportada en otras fuentes.
► Redactar y publicar artículos, comunicaciones, presentaciones, libros, etc.
► Citar los artículos utilizados para preparar los textos que uno mismo escribe.
► Intervenir en congresos, conferencias, seminarios, reuniones científicas, etc.
► Mantenerse informado sobre los nuevos avances en forma de publicaciones.
► Revisar y reseñar artículos o documentos que otros expertos publican.
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En suma, una parte significativa de las tareas que consiste en hacer ciencia es procesar información científica: buscar, seleccionar, leer, analizar, organizar, escribir, publicar, etc. documentos. Esto es así, con matices de procedimiento, en todas las disciplinas.