2.2. Tipos de textos humanísticos.

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Los ensayos pueden ser:
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Actividad de Lectura
Obama vs. Osama
“Se ha hecho justicia” dice Obama tras
asesinar a Osama. Y aumenta su popularidad. Una vez más USA y su pueblo, que
hoy somos todos, demuestran estar a la altura de su propio mito. En los medios
de comunicación, devenidos plaza virtual de la sociedad global, asistimos a la
llegada de los cowboys con su presa: dead, not alive. Los
antiamericanos callan y a los proamericanos se les pone dura.
No llama la atención que haya quienes
se alegren de esa muerte; tampoco que haya quienes se enfurezcan. Sorprende que
la mayoritariaclasemediaeuropea, tanto de derechas como de izquierdas (por
dios, ¿alguien sabe qué significan aún estas expresiones?), oiga la noticia
como el que oye llover, como el que oye el “tlin” del microondas al acabar;
como el sonido que ratifica el curso normal de las cosas; es más: que asuman
sin aspavientos ni comentarios que lo adecuado era que USA matase al definido
como Maligno.
Ello implica asumir dos cosas: uno, que
el acto supremo de justicia consiste en vengarse; dos, que para nosotros no hay
nadie moralmente (o sea, militarmente) por encima de USA. Ambas cosas convergen
en la vieja tesis que dice: el derecho es la fuerza, o sea, la fuerza es el
derecho. Mmmm. En este caso los USA ni siquiera cuentan con el siempre
pintoresco rechazo europeo de izquierdas ya que, contra toda evidencia, tienen
a Obama por uno de los suyos, esto es, por moralmente superior.
En cuanto a Osama, ni él mismo cuenta
como argumento para enjuiciar el asesinato: a estas alturas de la historia
invocar que es una persona o un ser humano hace reír incluso a mi Julio. Si al
menos hubiese sido una foca o un lince ibérico; o una ballena perseguida por
malvados arponeros japoneses. Por no considerarlo no se lo ha considerado ni
enemigo público: se ha hecho de él un odiable enemigo privado. Plantearse a
estas alturas si se ha tratado de un acto de guerra es fútil: si bien no lo ha
sido en su sentido clásico, resulta que hoy las acciones de guerra comandadas
por USA son todas policiales: hechas por un soberano-gendarme situado en un
plano disimétrico, en nombre de un orden que aunque sea global es ya siempre
doméstico, e invocando principios morales. Cuando interviene USA, la distinción
entre acto de guerra y acto policial desaparece.
Pese a todo, yo me alegro por Osama; si
lo hubiesen capturado alive lo que le esperaba era mucho peor que la muerte:
convertirse, aún más si cabe, en iconopayaso legitimador de la fuerza. Él, que
mirado fríamente apenas superaba el nivel de chusma terrorista con ideales,
elevado casi al rango de razóndeserdelosejércitos, qué digo: casi al rango de
razóndeserdelosEstados.
En mi anterior entrada apunté el carácter de performance de todos nuestros rituales y lo deseable de participar en ellos. También en el caso de este asesinato es difícil sustraerse a la sensación de que asistimos a unasoap opera. Lo más de lo más habría sido poder haberlo visto en directo e incluso dirigirlo en tiempo real, como hacen los presidentes USA en 24: es justamente lo que ha hecho Obama con Osama. Nosotros, en este caso como en el de Middleton o Wojtyla, tenemos que conformarnos con verlo en diferido, con vivir en diferido, al igual que conducimos el Ferrari de Alonso los domingos al mediodía: mirando las imágenes que nos sirve la cámara subjetiva.
Alfonso Galindo Hervás
http://eltercerliberalismo.blogspot.com/2011/05/obama-vs-osama.html
