Historia inicial


 Francisco de Goya. Fusilamientos del 3 de mayo.
Archivo de Wikimedia Commons. Dominio público

A lo largo de esta unidad vamos a visitar cuestiones que, a priori, pueden tener muy poco que ver.

Andaremos recorriendo nuestro museo a través de las salas que muestran los últimos estertores del clasicismo con lo que se denominó Neoclasicismo, aquel estilo auspiciado y defendido por las influyentes academias de arte, que defendían la vuelta a los esquemas clásicos del arte, especialmente de los más puros griegos. Francia, Alemania e incluso España muestran hasta qué punto la herencia clásica griega es hace evidente.

Frente a este clasicismo estático, que no aporta nada nuevo en cuanto a estructuras o esquemas artísticos y en los que la expresividad prácticamente ha desaparecido, surge con las revoluciones un movimiento artístico mucho más condicionado por el momento político y social que vive: el romanticismo. Figuras como Géricault y, sobre todo, Delacroix, crean obras mucho más potentes, expresivas, movidas e intensas. Frente a la calma y la armonía neoclásica, los románticos prefieren la pasión y el grito.

Mientras, en Aragón aparece un artista que se va a convertir en uno de los grandes genios de la historia de la pintura. Francisco de Goya es un pintor imposible de situar dentro de los movimientos artísticos que le son contemporáneos. De hecho, lo más comunmente aceptado es que su obra se adelanta casi 100 años a los nuevos estilos que lindan con el siglo XX: el impresionismo  y el expresionismo. Lla pintura pastosa y de trazo grueso en la que las figuras casi se difuminan sirven para avanzar estilos que triunfarían años después.

Y cómo no, haremos el viaje correspondiente para conocer la arquitectura correspondiente al siglo XIX. Este va a ser un viaje tremendamente extenso ya que, por primera vez, saltaremos el charco para visitar los EE. UU, donde ya aprecen los primeros rascacielos de la Escuela de Chicago. Pero antes habrá que recorrer Europa para ver cómo el romanticismo se convierte en historicismo en arquitectura, de modo que se mezclan esquemas anteriores para creaciones que a veces sorprenden por su falta de gusto.

Frente a ello, los nuevos materiales asociados a la Revolución Industrial (que ya va por la segunda parte) se van haciendo fuertes, tanto que los esquemas más clásicos cada vez aparecen menos. Frente a ello, la arquitectura en hierro, el modernismo y el que será después Art Déco, muestran lo importante que es adecuarse a los momentos.

Seguro que vas a disfrutar con esta unidad.