3. La expansión de los reinos cristianos peninsulares

Eje cronológico de la expansión cristiana
Imagen de elaboración propia
Desfile de caballeros musulmanes
Desfile de caballeros musulmanes (Makamat de Hariri, 1237. Manuscrito BNF Árabe 5847, 19r)
Imagen de la Biblioteca Nacional Francesa en Gallica. Dominio público.

Volvamos nuestra atención a la Península Ibérica.

Como recordarás, en el año 1031 el Califato de Córdoba se derrumbó, víctima de las divisiones internas. La unidad de al-Ándalus se rompió en un montón de pequeños reinos independientes que se conocen como Reinos de taifas. Los más importantes eran los reinos de Zaragoza, Toledo, Badajoz y Sevilla. Pero hubo muchos más: Málaga, Granada, Almería, Niebla, Ronda, Carmona, Arcos, Morón...

No es que la civilización andalusí se derrumbara. El esplendor artístico y cultural de los reinos de taifas es indudable. Pero la división política musulmana fue aprovechada por los reinos cristianos del norte, que en aquellos momentos precisamente estaban consiguiendo mayor unidad y tenían sociedades en expansión, que deseaban tener más tierras.

Comienza así un proceso de continua expansión hacia el sur de los reinos cristianos peninsulares. A este proceso se le ha llamado tradicionalmente Reconquista, ya que estos reinos justificaban su expansión como una recuperación del antiguo reino visigodo de Hispania y un retorno de la Península al cristianismo.

La Península en el siglo XI
La Península en el siglo XII
La Península en el siglo XIII
Evolución de la expansión cristiana peninsular entre los siglos XI y XIII
Imágenes de José Alberto Bermúdez en Banco de imágenes y sonidos de intef (modificada). Licencia CC BY-NC-SA.

La debilidad de las taifas permitió a los reinos cristianos exigirles tributos a cambio de no atacarlas. Pero los tributos solo consiguieron debilitarlas más y fortalecer a los reinos cristianos, que aprovecharon esta fuerza para avanzar sobre el valle del Tajo y del Ebro. En 1085 castellanos y leoneses conquistaron Toledo, antigua capital del reino visigodo y una de las taifas musulmanas más ricas y poderosas.

Las restantes taifas se asustaron, y algunos reyes decidieron pedir ayuda a un nuevo imperio musulmán que había nacido en el noroeste de África: los almorávides. Los almorávides defendían una visión austera y fundamentalista del Islam. Sus conquistas se basaban en el fervor de una especie de monjes guerreros que practicaban la guerra santa (algo parecido a las órdenes militares cristianas de ese período). Los almorávides dominaron al-Ándalus entre 1086 y 1145. La llegada de los almorávides permitió contener el avance cristiano, pero provocó un choque entre la visión rigorista del mundo que tenían los almorávides y la cultura andalusí, que era mucho más abierta.

Así que pronto volvieron las tensiones políticas. Las aristocracias andalusíes trataron de retomar el poder. Mientras, los almorávides, enriquecidos por su imperio, fueron abandonando su compromiso con la guerra santa. El dominio almorávide se debilitó, comenzaron a surgir nuevas taifas y los cristianos volvieron a avanzar. 

Entretanto, en el norte de África surgió un nuevo imperio que pretendía imponer de nuevo una visión más fundamentalista del Islam frente a la creciente moderación de los almorávides. Eran los almohades. Estos vencieron a los almorávides en el norte de África y en la Península, a donde acudieron convocados por algunos reyes de taifas. Los almohades dominaron al-Ándalus entre 1147 y 1228. De nuevo lograron contener por un tiempo la expansión cristiana, pero de nuevo acabaron debilitándose por las tensiones internas.

Pese a la resistencia almohade, para finales del siglo XII los cristianos habían logrado asentar su dominio sobre toda la mitad norte de la Península, avanzando hacia los valles del Guadiana, el Turia y el Júcar. Pero el gran golpe se produjo en la Batalla de las Navas de Tolosa (1212). Una gran coalición cristiana, dirigida por el rey de Castilla, logró derrotar a los ejércitos almohades en las serranías de Jaén, cerca del paso de Despeñaperros, que es la entrada natural a Andalucía desde la Meseta.

El golpe fue tremendo para los almohades, que tuvieron que abandonar la Península en 1228. Tras su marcha, la resistencia musulmana, dividida de nuevo en taifas, se derrumbó. En las siguientes décadas los reyes castellanos Fernando III (1217-1252) y su hijo Alfonso X (1252-1284) conquistaron Extremadura, Murcia, todo el Valle del Guadalquivir y la costa atlántica andaluza. En el oeste, los reyes de Portugal alcanzaron la costa sur portuguesa. En el este, los reyes aragoneses se apoderaron de Valencia y las Baleares.

A finales del siglo XIII solo quedaba un reino musulmán en la Península Ibérica: el Reino Nazarí de Granada. Pero  a esas alturas los reinos cristianos dieron por terminada su expansión. El Reino Nazarí solo tenía fronteras con Castilla, y a Castilla le interesaban más por el momento los tributos que podía conseguir de este próspero reino musulmán, que las dudosas ventajas que podía obtener de su conquista. Así que siguieron dos siglos de complicada convivencia entre Castilla y Granada; dos siglos en los que las relaciones oscilaron continuamente entre la amistad y una guerra de baja intensidad. No sería hasta finales del siglo XV cuando los Reyes Católicos, en un contexto muy diferente al que estamos estudiando, decidirían completar la Reconquista.

Jaime I recibe los fueros de Aragón
Jaime I el Conquistador, rey de Aragón (1213-1276) recibe en presencia de sus nobles y eclesiásticos los fueros de Aragón, es decir, los privilegios legales de este reino (MS Ludwig, XIV 6 f. 1, 1290-1310).
Imagen en The J. Paul Getty Museum. Licencia Open Content Image.

El avance de los reinos cristianos fue en parte la respuesta a una expansión demográfica y económica de las sociedades guerreras del norte de la Península. Pero también se explica por el desarrollo en el norte de monarquías cada vez más fuertes y estables, algo que fue a la vez causa y consecuencia del avance contra al-Ándalus. Con el paso de los años, los distintos territorios se unían y se separaban como consecuencia de la guerra, las alianzas matrimoniales y los repartos de las herencias. Pero poco a poco fueron surgiendo grandes unidades políticas que son la base de los dos estados que hoy existen en la Península:

  • El antiguo Reino de León dio lugar a tres reinos: el Reino de Portugal, el Reino de León y el Reino de Castilla. Portugal permaneció independiente. Pero Castilla y León se unieron definitivamente en 1230, dando lugar a la Corona de Castilla.
  • El Reino de Aragón y el Condado de Barcelona quedaron unidos desde 1162 en la Corona de Aragón, a la que se sumaron, una vez que fueron conquistados, los reinos de Valencia y Mallorca.
  • El Reino de Navarra, que a comienzos del siglo XI llegó a ser el más poderoso de los reinos cristianos peninsulares, acabó bloqueado en su expansión por el avance de castellanos y aragoneses, quedando reducido a un pequeño reino.

Estas grandes unidades políticas eran en realidad agrupaciones de reinos, la mayoría de los cuales mantuvo sus propias leyes, costumbres, Cortes, monedas... Los reinos que integraban la Corona de Castilla, que desde el principio habían estado relacionados, fueron evolucionando hacia la unificación legal y política. En cambio, los distintos reinos de la Corona de Aragón mantuvieron sus propias leyes e instituciones.

La unidad política favoreció también la unidad lingüística. Desde el Bajo Imperio el latín vulgar había evolucionado hacia distintos dialectos que, con el tiempo, fueron convirtiéndose en las lenguas romances. En al-Ándalus estas lenguas habían evolucionado en contacto con el árabe hasta convertirse en los distintos dialectos mozárabes, de los que hoy solo quedan influencias sobre otras lenguas romances. En el norte se desarrollaron distintas lenguas y dialectos. Las lenguas empleadas por los reyes de los reinos que más se extendieron fueron imponiéndose a las otras, hasta convertirse en el origen de las principales lenguas romances que hoy existen en la Península:

  • El castellano.
  • El catalán.
  • El gallego y el portugués, nacidos del leonés.

Junto a estas lenguas romances permaneció en el País Vasco una lengua no latina procedente de la Edad Antigua: el euskera.

Como Andalucía fue conquistada y repoblada por el Reino de Castilla, la lengua que acabó imponiéndose en ella fue el castellano.

Para saber más

Para que se te quede mejor, te recomiendo que veas este breve vídeo en el que se resume la expansión de los reinos cristianos.

La expansión de los reinos cristianos
Vídeo de ARTEHISTORIA alojado en Youtube.

Comprueba lo aprendido

Aquí tienes varias fechas que marcan las principales fases en la Historia de al-Ándalus. Asigna a cada fecha el período que le corresponda.

711-756
756-929
929-1031
1031-1086
1086-1145
1147-1228
1232-1492

Habilitar JavaScript

Comprueba lo aprendido

Lee y completa las siguientes frases.

  • En 1085 los castellanos y leoneses conquistaron , la capital de una de las taifas más poderosas. Como respuesta, otros reinos de taifas pidieron ayuda a los almorávides del norte de África.
  • En 1212 la batalla de acabó con el predominio almohade y abrió a los cristianos las puertas de Andalucía.
  • A finales del siglo XIII solo quedaba un reino musulmán en la Península: el Reino Nazarí, con capital en .

Habilitar JavaScript

Comprueba lo aprendido

Aquí tienes un mapa de la Península a finales del siglo XIII. Los nombres de las unidades políticas se han sustituido por números. Sin mirar el mapa que tienes más arriba empareja cada número con el nombre correspondiente.

La Península a finales del siglo XIII
Imagen de José Alberto Bermúdez en Banco de imágenes y sonidos de intef (modificada). Licencia CC BY-NC-SA.

1)

2)

3)

4)

5)

Habilitar JavaScript