3. La pintura romántica en Europa
Quizás es el arte más adecuado para expresar las claves del Romanticismo, pues forma y color, siempre simbólicos, alcanzan ahora un momento en que se vuelven plenamente conscientes. La naturaleza se convertirá en un estado de ánimo y, en vez de expresar el mundo (cosmos, orden), enunciará el grito interior del artista. Nietzsche, tan cerca de los románticos, dejó escrito en una ocasión que la música “sólo revela a los señores músicos”; la pintura romántica expresa al individuo (al artista) a través no sólo de los temas, sino también, y quizás sobre todo, del manejo de la luz y de la sombra, de la composición, de las formas y del color. Alemania, verdadera cuna del movimiento Romántico a través del Sturm und Drag, verá florecer pintores que harán del paisaje el mundo interior; pero el Romanticismo romperá también en Francia y en Inglaterra—el gran Turner—los límites que separaban al hombre de la naturaleza. Curiosamente, la imaginación que va más allá de la razón (sentimiento/lo irracional) encontrará precisamente en las realidades exentas de razón (incluso en las culturas tachadas de irracionales) los elementos a través de los cuales puede expresar la realidad del hombre.
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El naufragio en un mar helado, Friedrich. |