4. El romanticismo en España

España parece un caso aparte, quizás lo es, porque los avatares históricos que sacudieron a buena parte de Europa apenas tuvieron un eco lejano en nuestra nación. Así, los nacionalismos (recuérdese el año 1870 como culminación del movimiento, pero también la idea de Grecia en Byron), las revoluciones burguesas (y el inicio de las proletarias), aunque presentes, parecen muy lejanas a la mentalidad decimonónica española. Verdad es que en literatura puede apreciarse la influencia del Romanticismo, incluso en un romántico tan rezagado como el sevillano Gustavo Adolfo Bécquer; quizás su caso nos sirva de ejemplo, pues tanto a la pintura y escultura como a la arquitectura España llegará con retraso de manera que el desacompañamiento de la historia política y social en España respecto a la europea se percibe también en el mundo de las artes. Esto no quiere decir que no existiese el movimiento Romántico: lo hubo y con fuerza, pero el contexto nacional impidió en buena medida que se expresase a tiempo.

 La vicaría, Mariano Fortuny.
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