6. Las relaciones interpersonales

Importante

Si los recursos técnicos y las habilidades profesionales son determinantes par el buen desempeño de una actividad laboral, también el cultivo de las habilidades personales y sociales resultan imprescindibles para la gestión del comportamiento propio y de las relaciones establecidas en el ámbito laboral. Dichas habilidades personales tienen que ver con la conciencia de uno mismo, los recursos  propios, el reconocimiento de los límites y la adecuada gestión de las emociones. En el terreno social, un correcto desempeño del trabajo en equipo y el trato adecuado profesional, exigen asimismo de la correcta conciencia de los demás y de las emociones que entran en juego en las relaciones con ellos.

El cultivo de estas capacidades es el resultado de un proceso de aprendizaje. Al margen de las características personales que constituyen el punto de partida, es preciso adoptar una disposición resolutiva, un ejercicio de reflexión y conocimiento de las fortalezas y las debilidades a mejorar, y un compromiso de esfuerzo por una superación solo posible mediante la constancia: la reiteración de conductas favorables y la creación de hábitos beneficiosos. El resultado de este aprendizaje repercute favorablemente en el de nuestros proyectos profesionales y supone un incremento de nuestra calidad de vida y nuestro bienestar personal.

Las competencias personales son aquellos recursos psicológicos que le permiten a un individuo controlarse y organizarse a sí mismo de un modo apropiado.

Las habilidades sociales son aquellos hábitos que nos permiten una comunicación eficaz y unas relaciones interpersonales satisfactorias que favorecen el logro de nuestros objetivos y el beneficio compartido.

A continuación te ofrecemos unas infografías que reúnen algunas de las competencias personales y sociales más relevantes y tomadas en consideración en el contexto empresarial y laboral.

Imagen de Víctor Rivero en Flickr. Licencia CC

Comprueba lo aprendido

Elige el hueco correspondiente a cada uno de las siguientes competencias:

Asertividad - Autoconocimiento - Empatía - Innovación - Motivación - Trabajo en equipo

Imagen de Mikkelbg en Wikipedia.

Licencia CC

Nunca oculta sus puntos de vista, es firme en la defensas de sus derechos y ejerce la crítica sin temor siempre que es necesario, incluso en situaciones comprometidas. Eso sí, sabe hacerlo en un tono cordial, con espíritu constructivo y atento a las posiciones de los demás.

Sabe muy bien que su punto fuerte es la parte técnica y siempre se ofrece voluntario para resolver las situaciones más complejas.También es perfectamente consciente de sus limitaciones comunicativas, por lo que cede a sus compañeros protagonismo a la hora de presentar al público los resultados. Sin embargo, se afana por superarse, tal es así que acaba de apuntarse a un grupo en el que van a trabajar a fondo esas destrezas.

Es un médico extraordinario en el terreno personal. Intuye con precisión el estado emocional de sus pacientes y familiares y tiene la habilidad transmitir las peores noticias con el mayor tacto posible.

Es un productor de televisión incansable. Parece aburrirse cuando la fórmula empieza a funcionar y al poco ya está proponiendo alguna mejora técnica o de estilo.

Nada más llegar un encargo ya tiene claro cómo ejecutar la obra y a quien encomendar aquello que más le gusta y para lo que está más preparado. Cuando surge alguna discusión, siempre consigue reconducir el problema proponiendo un desafío interesante, por lo que al final todos salimos animados y dispuestos a ponernos a trabajar.

Disfruta de tal modo programando que parece que los contratiempos le motivan más que le desaniman. El otro día estábamos todos desesperados por un bloqueo recurrente en el programa de contabilidad. él se lo tomó como un juego de ajedrez y al cabo de uno par de horas consiguió localizar la causa del conflicto y solucionarlo.

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Uno de los aspectos esenciales que deben contemplarse en las habilidades sociales es el de la asertividad. Una persona asertiva es aquella que mantiene una actitud de autoafirmación, que defiende sus derechos y expresa sus sentimientos y opiniones de forma abierta, repetuosa y adecuada. Dicha asertividad implica la capacidad de autoafirmación, esto es, la defensa de los derechos legítimos y la exposición de los criterios personales, así como la de la adecuada expresión y recepción de los sentimientos: tanto positivos (elogio, efecto, etc.), como negativos (disconformidad, desagrado, etc.).

Sus consecuencias son beneficiosas en el plano personal, en la medida en que esta genera sentimientos de autoestima y empatía, a la vez que favorece la confianza en la capacidad comunicativa. En un plano social, la asertividad facilita la comunicación franca y favorece el logro de acuerdos, una vez que fomenta la transparencia comunicativa y minimiza el papel de las emociones negativas y sus derivas irracionales.

Por contraste, las formas de comunicación no asertivas serían, en sus dos polos, la inhibición y la agresividad. La inhibición se caracteriza por la sumisión y la tendencia asumir los criterios y deseos ajenos, sin determinación para hacer valor los propios derechos o expresar los sentimientos o las opiniones. En su otro extremo, la agresividad se expresa como forma de respeto a los derechos, intereses, sentimientos o pensamientos de los demás, con formas extremas que pueden llevar a la violencia física o psicológica.

Ha de tenerse en cuenta de que se trata de esquemas de hábitos sociales aplicables a comportamientos que pueden ser más o menos habituales según las circunstancias o los contextos; así, por ejemplo, una persona puede resultar normalmente asertivo con sus amigos más próximos a la vez que se mantiene inhibido en el trabajo y muestra actitudes agresivas con la persona con la que mantiene una relación de pareja.

Para saber más

Imagen de Us National Archives bot en Wukipedia. Dominio público

El proceso de superación personal requiere de la perseverancia y de un control emocional que no siempre resulta sencillo, especialmente en aquellos momentos en los que los afectos negativos se imponen y limitan nuestra capacidad para encontrar salidas provechosas y racionales. El psicólogo norteamericano Albert Ellis es el creador de la Terapia Racional Emotiva, un modelo terapéutico que busca la superación de esquemas distorsionados irracionales provocados por el efecto de emociones negativas desmesuradas (frustración, ira, etc.). Las ideas irracionales no solo distorsionan la realidad y carecen de lógica, sino que además constituyen un obstáculo para nuestros fines, desatan emociones enfermizas y pueden llevar  a comportamientos autodestructivos.  Para Ellis, no son los acontecimientos en sí los que generan las emociones, sino las interpretaciones que hacemos de ellos. Con su terapia promueve una vivencia más realista y racional y menos negativa y dolorosa.

Las actividades se diseñan buscando la atenuación de las creencias a racionales que se detallan en este enlace, unas creencias que se sintetizan en las siguientes expectativas:

  • Sobre uno mismo (debo): Para ser bueno debo hacer las cosas bien y ganarme la aprobación de los demás.
  • Sobre los demás (deben): Los demás deben hacer las cosas bien o, de lo contrario, no son buenos y merecen ser castigados.
  • Sobre la vida (debe): La vida me debe resultar sencilla, cómoda y sin inconvenientes.