1. Las características de los ríos

Los ríos peninsulares y sus características.

La hidrografía es la parte de la Geografía que estudia los aspectos relacionados con las aguas. En este caso, nos vamos a centrar en el estudio tanto de las aguas peninsulares principalmente, como la de los mares y océanos que bañan las costas de España. Entre las aguas interiores analizaremos tanto los ríos, como los denominados fenómenos endorreicos. Esta extraña palabra de origen griego hace referencia a aquellas aguas que no tienen salida directa al mar, como son las de los lagos y lagunas.

Río Miño en Tuy, cerca de su desembocadura.

Publicado en Flickr con licencia CC.

 Dentro de los ríos estudiaremos básicamente su cuenca, es decir, el territorio que recoge las aguas que van a parar a un río determinado; su caudal, esto es, la cantidad de agua que lleva el río, bien sea en cuanto al total de agua que por él se desplaza (caudal absoluto), o bien en relación a la superficie de la cuenca que la recoge (caudal relativo); también analizaremos los distintos tipos de regímenes fluviales, es decir, las fluctuaciones que experimenta el caudal a lo largo de un año. Finalmente, hablaremos brevemente sobre los tipos de redes que existen en la península, o lo que es lo mismo, sobre la disposición y estructura que tienen los cursos de agua.

Para conocer todo ello, es preciso definir previamente una serie de cuestiones, por ejemplo, las partes en que se divide un río. Básicamente son tres:

  • La cuenca de recepción, o zona más elevada, que recoge las aguas en la cabecera del río. Al encontrarse a una altitud considerable y poseer por tanto escarpadas pendientes, suele producirse en ella un fuerte fenómeno de erosión de los materiales que la componen.
  • El canal de desagüe, es decir, el curso por el que discurre el río y que lleva el agua desde su nacimiento hasta su desembocadura. Por él se realiza el transporte de los materiales que erosiona en cabecera hasta llevarlos a la zona baja donde desemboca en el mar.
  • El cono de deyección, o lugar cercano a la desembocadura donde se acumulan los materiales sedimentarios que el curso del río ha arrastrado a lo largo de su recorrido. Esto da lugar a diferentes tipos de formas como deltas, marismas, etc.

 

Imagen aérea de la desembocadura del río Ebro formando un delta. Autor: Earth Observation Laboratory. Wikipedia bajo licencia Creative Commons.

 

 

El caudal absoluto se define como la cantidad de agua (o aforo) que lleva un río en un lugar determinado. Se suele medir en metros cúbicos por segundo, o dicho de otra manera, en un segundo de tiempo, cuántos miles de litros de agua pasan en ese momento por aquel lugar. Por tanto, cuanta más agua lleve un río, mayor será su caudal absoluto.

El caudal relativo es la relación entre el caudal absoluto y la superficie de la cuenca. Por tanto, no solo se tiene en cuenta la cantidad de agua que lleva, sino si la cuenca que la recibe, es decir, el territorio cuyas aguas vierten al río, tiene una gran superficie o si por el contrario es pequeño. Esto hace que en los ríos del norte de España, que tienen poco recorrido pero donde llueve mucho, posean un caudal relativo muy elevado, justo al contrario que los del resto de las otras vertientes, en las que llueve bastante menos. Pero en estas las cuencas son mucho más extensas, de ahí que tengan un caudal relativo bajo.

Estas diferencias se deben a la existencia de una serie de factores, como son: el clima, la superficie de la cuenca, el tipo de materiales que la forman, las pendientes, la vegetación e incluso la acción de los seres humanos.

Actividad

El estudio de las aguas en España ha de centrarse fundamentalmente en la que lelvan los ríos y en la que almacenan los lagos. De los primeros es necesario conocer cómo se comporta su caudal, tanto el relativo, como el absoluto. También es importante analizar las partes que los componen: la cuenca de recepción, el canal de desagüe y el cono de deyección. Todo ello está influido por una serie de factores que condicionan la hidrografía española.

Pre-conocimiento

Las crecidas del Guadalquivir han desempeñado un importante papel en el curso que el río ha seguido a lo largo de la Historia.

 Los ríos cambian el paisaje: el caso del Guadalquivir.

La acción de las aguas de los ríos sobre el paisaje es bastante más intensa de lo que en principio parece. Los cauces de los ríos actúan en ocasiones como si tuvieran vida propia, se mueven, cambian, rellenan depresiones, erosionan laderas, etc. El Guadalquiviren este sentido, uno de los más activos, aunque esto también sucede en otros ríos peninsulares.

Hace varios miles de años, la desembocadura del Guadalquivir era muy diferente a como la contemplamos hoy. Lo que actualmente conocemos como la marisma, ese espacio pantanoso, llano y formado por la acumulación de sedimentos, no era otra cosa anteriormente más que un gran lago de escasa profundidad. Los rellenos que el río ha ido aportando durante los últimos miles de años, han provocado su colmatación o relleno, y han tenido como consecuencia que en la actualidad el antiguo lago haya desaparecido, hasta dar lugar al paisaje bajo y húmedo que hoy día es la marisma.

En otras ocasiones no han sido los rellenos sedimentarios del río, sino la propia mano del hombre, la que ha activado el proceso de cambio. Es lo que ha sucedido en la ciudad de Sevilla. Hasta hace más de un milenio, uno de los brazos del río pasaba por lo que hoy es aproximadamente el centro de la ciudad, pero probablemente durante la Alta Edad Media el cauce fue cegado y hoy se encuentra desviado de lo que es el curso primitivo que tenía hace dos mil años o menos.

Pero también el propio río contribuye con su cambiante cauce a experimentar modificaciones en el mismo. A mediados del siglo XX, una gran crecida del río provocó su desbordamiento y la salida de lo que era su curso habitual. Cuando después de un cierto tiempo las aguas descendieron, el cauce ya no era el mismo. El río había abandonado su antiguo recorrido y buscó uno nuevo, que es el que ahora mismo sigue a grandes rasgos. Como resto del antiguo curso queda todavía un recuerdo, el meandro abandonado del Hundido, en la localidad sevillana de Cantillana.

AV - Pregunta Verdadero-Falso
Responde a las siguientes cuestiones señalando si son verdaderas o falsas.
El caudal relativo de un río tiene en cuenta la superficie que ocupa la cuenca.
Verdadero Falso     
El cono de deyección de un río suele coincidir con la desembocadura del mismo.
Verdadero Falso     
La hidrografía es la rama de la Geografía que estudia las aguas.
Verdadero Falso     
El caudal absoluto más elevado entre los ríos peninsulares se da en los de la cornisa Cantábrica.
Verdadero Falso     

Características de los ríos: redes y regímenes fluviales.

Los ríos no solo se componen del cauce principal, que es el que habitualmente resulta más conocido, sino que poseen también un conjunto de afluentes y de otros cursos de agua que los alimentan. Al conjunto de todos estos elementos se le conoce como red fluvial.

Por otra parte, los ríos no siempre muestran un caudal constante, más bien al contrario, lo habitual suele ser que tengan fuertes oscilaciones a lo largo del año. De ahí que en ocasiones experimenten crecidas, lo que sucede cuando llueve mucho (o bien cuando se produce una fuerte fusión de las nieves procedente de las altas montañas), y a veces estiajes, es decir, descensos del caudal a consecuencia de la escasez de precipitaciones, y también debido a la evaporación de las aguas cuando en los meses de verano se alcanzan temperaturas muy elevadas.

 

Los ríos de la vertiente Cantábrica suelen tener regímenes de tipo nivo pluvial, como el Nervión, cuyo impresionante salto en su cabecera se muestra en esta imagen.

 

En función de sus características existen diferentes tipos de regímenes fluviales. En España los más habituales son:

  • El Nival, que se nutre del agua procedente de la fusión de las nieves en las altas montañas.
  • El Nivo pluvial, cuando predomina el aporte del agua procedente de las nieves al recibido por las precipitaciones en forma de lluvia.
  • El Pluvio nival, cuando el aporte hídrico se basa tanto en la fusión de las nieves como en el agua de lluvia, pero predominan estas últimas sobre las primeras.
  • El Pluvial, que es el más habitual en los cursos medios y bajos. Puede tener distintas variantes como el Atlántico, Mediterráneo o Sub tropical.

* En el caso del régimen Pluvial Atlántico, el nivel de las aguas se mantiene bastante constante a lo largo del año, ya que las lluvias son continuas, y en verano no cesan de caer, aunque disminuya su cantidad.

* En el régimen Pluvial Mediterráneo, las oscilaciones son sin embargo mucho más fuertes, ya que se alternan dos épocas de lluvias, en primavera y otoño, con una época seca veraniega, en la que se acusa un tremendo estiaje.

* En el régimen Pluvial Sub Tropical, típico de los cauces esporádicos de las islas Canarias, e incluso de algunos ríos del sudeste de la península, la subida de las aguas obedece a los chubascos de carácter torrencial que en ocasiones azotan a estas zonas, permaneciendo prácticamente secos los cauces el resto del año.

El régimen de un río se representa mediante una figura que se denomina hidrograma. Aquí tienes algunos ejemplos de ellos:

 

Régimen nival.

Autor: Pastranec en Wikipedia con licencia CC.

Regímenes o módulos fluviales en el pantano de Foix y en el río Guadiaro en Colmenar.

Autor: Pastranec en Wikipedia con licencia CC.

Actividad

Una red hídrica es la forma en la que se dispone el cauce principal de un río junto a todos los afluentes y los cursos de agua que lo configuran. Régimen fluvial es la fluctuación estacional que experimenta el caudal de un río a lo largo de un año. En función de la forma en la que recibe las aportaciones, se puede hablar de régimen nival, nivo pluvial, pluvio nival o pluvial, que es el más frecuente en los cursos medios y bajos. Este último se subdivide en Atlántico, Mediterráneo, Sub tropical.

Objetivos

Inundaciones y riadas.

Los ríos españoles, tanto los cursos peninsulares como los insulares, a pesar en estos últimos de su escaso recorrido, son propicios en ocasiones a experimentar fuertes crecidas en su caudal. Esto se debe a la irregularidad de las precipitaciones, fundamentalmente en el área Mediterránea, pero también incluso en la Atlántica y Cantábrica.

Los fuertes aguaceros puntuales, provocados en muchos casos por la denominada gota fría, son los causantes de este hecho. Las consecuencias suelen ser a veces desastrosas. El nivel del agua experimenta en el curso de muy pocas horas una espectacular subida, lo que hace que los cauces sean incapaces de evacuar el agua con la rapidez necesaria provocando que, de esa forma, esta se salga del cauce del río e inunde las zonas bajas más próximas al mismo.

Raro es el año en el que esto no sucede en varios puntos de España. Con el paso del tiempo, la política hidráulica destinada a regularizar los ríos (embalses, muros de contención, etc.), ha tratado de evitar este problema. Pero la impredecibilidad del clima y la irregularidad de sus precipitaciones, hace que esta cuestión todavía siga azotando a numerosas zonas de España, causando periódicamente grandes daños económicos e incluso humanos.

Para comprobar la fuerza de las aguas de un río cuando crece, puedes observar las siguientes imágenes captadas durante la crecida del Río Seco en Castellón, en el mes de Septiembre de 2009.


Crecida del Río Seco en Castellón durante Septiembre de 2009.

Autor: Atd2001. You Tube.

 

Pre-conocimiento

Las aguas termales.

Existen determinados lugares en los que las aguas subterráneas son abundantes. Pero sin embargo, no existen demasiados puntos en los que estas aguas afloren a la superficie, ya que para que eso suceda, han de encontrarse a elevadas temperaturas, para que de esta manera, provoquen su ascenso en forma de vapor. También es necesario que exista una falla o grieta bajo la superficie del suelo para que permita salir a las aguas al exterior.

Cuando esto sucede, se las denomina aguas termales, debido a la elevada temperatura que pueden alcanzar cuando afloran a la superficie. Es frecuente que, para aprovechar sus propiedades terapéuticas basadas en el calor y en su composición química, suelan existir en estos lugares balnearios que explotan este excelente fenómeno de la naturaleza.

En España encontramos algunos ejemplos como las Burgas en Orense, Caldas de Montbui (Barcelona), Caldas de Reis (Pontevedra), Alange (Badajoz) o Alhama de Granada, por poner solo algunos.

Aguas termales del manantial de las Burgas en Orense.

Flickr con licencia de Creative Commons.

 

AV - Reflexión

En una conocida estrofa de una poesía clásica, el poeta reflejaba de esta forma su tristeza al observar un pequeño arroyuelo cuyas aguas pasaban por uno de los arcos (u "ojos") de un gran puente construido hacía muchos siglos:

¡Cuántos ojos, para una sola lágrima¡

Comenta esta breve frase, relacionándola con las variaciones del caudal de los regímenes fluviales de los ríos peninsulares, así como su relación en cuanto a el tamaño de los puentes antiguos, en general de época romana, como forma de prevenir las grandes riadas.

La irregularidad de los ríos peninsulares se refleja con claridad en la estrofa ¡cuántos ojos para una sola lágrima¡

 

AV - Pregunta de Elección Múltiple
Los ríos de la vertiente Mediterránea se caracterizan por:
    
Tener un régimen constante y regular a lo largo del año.
Poseer dos máximos, uno en primavera y otro en otoño.
Un régimen de carácter nival a lo largo de su recorrido.