Función de inversión y financiación de la empresa: Historia inicial
La factoría era el final del paseo matutino. También era, en el largo paseo de su vida, la meta de muchas ilusiones. Quién le iba a decir al joven y brillante estudiante de ingeniería que, tras recorrer medio mundo, iba a quedarse en su ciudad, Granada: becado en una universidad de Alemania saltó, de allí, a Hong Kong, donde trabajó como ejecutivo en una factoría dedicada a fabricar pen-drivers, propiedad de una gran multinacional.
Allí conoció los entresijos del negocio, sus costes y beneficios y la maquinaria y tecnología precisas para la fabricación de memorias USB. Unas navidades, en España, coincidió con un grupo de grandes empresarios del sector de las telecomunicaciones, españoles y extranjeros, pero todos con ganas de invertir en nuestro país… Él les planteó una idea que le rondaba la cabeza hace tiempo: fabricar pendrivers en España resultaría extremadamente rentable. Los empresarios le pidieron que, por favor, les detallara la idea, y así se elaboró el proyecto empresarial, donde se cuidó en especial el estudio de viabilidad de la inversión, en el que se demostraba que los flujos de caja que generaría la empresa compensarían ampliamente la inversión efectuada.
Así nació Kingdriver, una empresa financiada por las aportaciones de los socios al constituir la sociedad. Pero también hubo que recurrir a solicitar un préstamo, que dada la solvencia de los accionistas fue concedido sin problemas por la Caja Andalucía.
Ya dentro de la factoría, volvió a admirar al fruto de muchos años de ilusión: el conjunto de bienes y derechos que constituían la estructura económica de la empresa: los terrenos que tantos quebraderos de cabeza dieron hasta ser adquiridos, la construcción, la maquinaria de alta tecnología, adquirida en Asia...
Poco a poco fue deteniéndose en la contemplación del ciclo que conocía a la perfección: las materias primas entrando en el almacén, la planta de fabricación, los pen-drivers empaquetados y dispuestos para su venta… Luego reflexionó en el paso del tiempo: la maquinaria, en su día puntera, se estaba quedando desfasada, pronto estaría completamente amortizada y habría que reponerla.
Por último se fijo en los operarios, y no pudo menos que dibujar una sonrisa de orgullo: bajo su dirección se encontraban 67 trabajadores, todos ellos con un empleo estable y un salario más que digno.
Imagen 1. Elaboración propia
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