2.2. Desde el s. II a.n.e. hasta Adriano
Tras las guerras púnicas, los romanos entraron en contacto con otros pueblos y tomaron conciencia de que además de cultivar la honradez, la responsabilidad y la dignidad, era necesario y posible alcanzar una mejor formación espiritual. Es por esto que, aunque en la educación se mantienen aspectos como la privacidad o la autoridad paterna, se abre a los influjos de la cultura de la que consideraban debían aprender: la griega.
En la infantia (de 0 a 7 años), la educación se continua realizando en casa, y consistía en enseñar a vivir al niño. Son las madres con las nodrizas y los pedagogos los encargados de esta labor. Aprenderán a hablar, andar, jugar, lavarse, comer, vestirse..., en un ambiente decoroso y prudente en cuanto al lenguaje, las formas, los gestos, las costumbres y las compañías.
Era importante que el niño hablara bien, por eso, no se permitía que las personas que se encargaban de su educación hablaran con defectos. La elección de la nodriza no se hacía al azar; era preferible que fuese de origen griego para que el niño aprendiera la lengua griega, pero también tenía que ser robusta, pues de ella dependía la fortaleza del niño (pupus), en una época en la que la tasa de mortandad infantil era muy alta.
El niño recibía en la casa, de mano de los padres y de un buen preceptor, las bases teóricas y prácticas de su educación, orientadas a las circunstancias prácticas de la vida: la salud física, al vigor intelectual y a su firmeza moral. Los romanos entendían que intereses y aficiones tenían que inculcarse desde la niñez.
Al final de esta primera fase se reconocían tres niveles educativos:
Útiles romanos de escritura |
- Enseñanza primaria:
En la pubertad, de 7 a 14 años, la educación era privada y no obligatoria, es decir, los padres eran los responsables de darle o no educación, pues el Estado se desentendía.
No había escuelas tal como las entendemos hoy día; los padres pagaban directamente al maestro (ludi magistri o litterator) que era escogido a conciencia, aunque de condición humilde, a menudo extranjero o liberto, y poco considerado. El maestro iba a la casa del niño o lo recibía junto a otros alumnos (de ambos sexos) en su casa, en algún humilde local (pergula) o tienda (taberna) alquilada, o incluso al aire libre. Para que el niño recibiera una educación para la casa y para la sociedad, era muy importante que estudiara acompañado de otros niños, pues suponía un ahorro para quien no tenía una posición acomodada, pero también un estímulo que favorecía la potenciación y el desarrollo de determinados valores (voluntad, amistad, creatividad, generosidad, competitividad...) Por esto, los padres intentaban que el grupo de niños, con los que su hijo compartía escuela, procediera de familias afines y que el pedagogo le evitara malas compañías.
La emulación de buenos modelos y el ejercicio de la memoria se consiguió inicialmente con severidad (castigos, broncas y sermones) y más tarde con humanidad (estimulación, entretenimiento y juego); pero sus efectos no fueron positivos: la primera provocó la insensibilidad, la mentira y la cobardía de los niños ante los castigos, y la segunda, la condescendencia, la comodidad y la pereza ante el trabajo. A pesar de esto problemas, aprendían a leer (prosa y verso), contar (aritmética) y escribir.
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Niña leyendo Imagen de Marie-Lan Nguyen. Licencia CC 2.5 |
Ábaco romano Imagen en Wikimedia. Dominio público |
Escriba Imagen en Wikimedia. Dominio público |
- Enseñanza secundaria:
Destinada a chicos y chicas de 12 a 16 años, era más cara y específica; por ello, no todos continuaban con esta etapa de la formación, haciéndolo, por lo general, varones pertenecientes a las clases privilegiadas (las niñas con esta edad se habían casado o estaban prometidas).
El profesor (grammaticus), de condición social más elevada que el maestro de primaria, seguía siendo liberto, antiguo profesor de casas ricas. El local que se usaba como escuela mejoró, solía encontrarse en el foro y una cortina permitía el acceso a la clase. La escuela, mejor o peor según la capacidad económica del maestro, contaba con más material que la de primaria y podía estar decorada con pequeñas placas de mármol de pasajes de obras destacadas, mapas e imágenes de los grandes escritores.
El estudio de la lengua latina y griega incluía: lectura comprensiva y expresiva, explicaciones y comentarios. Para ello, era necesario que el maestro tuviera amplios conocimientos en: gramática, geografía, historia, mitología, astronomía, etc. La metodología empleada se basaba en la clase magistral: el profesor desarrollaba los contenidos y los alumnos tomaban apuntes. A modo de práctica, los alumnos hacían ensayos y composiciones que les servían para ejercitarse en el correcto uso de las palabras y la claridad de expresión. El tiempo dedicado a otras disciplinas, como las matemáticas, la geometría o la música, era el de ocio, fuera de la jornada escolar, algo que nos da buena cuenta del papel secundario que tenían.
Al finalizar esta etapa, el alumno debía tener conciencia de lo que era trabajar y de las utilidades que su trabajo podía tener en el futuro para la sociedad.
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Tablilla de Vindolanda «Hoc gracili currenteque / vix hodie patefactas / Romani tabulas ornarunt calamo» («Con esta grácil pluma los romanos decoraban las tablillas con escritura, que apenas hoy han visto la luz.») Imagen en Wikipedia. Dominio público |
Papiro con discursos pronunciados en el Senado Imagen de Avitus en Wikimedia. Dominio público |
- Enseñanza superior:
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El alumno que quería continuar con sus estudios accedía a este nivel hacia los 17 años, tras la toma de la toga viril, aunque parece que Quintiliano comentó que a esta enseñanza se accedía cuando el alumno estuviera preparado ("cum poterit"= cuando pudiera). Era más cara y específica que la media, estando destinada a jóvenes de las clases privilegiadas con aspiraciones a cargos políticos públicos. Los profesores encargados de impartirla eran los rétores (rhetor), profesores de origen tanto griego como latino que desarrollaban, en unos años decisivos de la vida del joven, un trabajo más reconocido que el de los docentes de enseñanza primaria y media: gozaban de una categoría superior que se manifestaba en su sueldo, cuatro veces superior al gramático. El lugar en el que impartían clase continúa siendo un local del foro acondicionado para ello; allí, los niños no debían compartir asiento con los adolescentes, ni compartir el mismo horario si tenían diferente nivel. Los alumnos se preparaban en retórica, filosofía y oratoria. Aprendían la composición de buenos discursos basados en los preceptos de la retórica (inventio, dispositio, elocutio, memoria y actio), trataban de tener una buena preparación en conocimientos relativos a la filosofía, el derecho y la historia y experimentar todo lo relativo al hombre como ser humano y como ciudadano. Luego, practicaban haciendo ejercicios, destacando las suasoriae (análisis de una cuestión política por parte de un personaje importante de la historia) y las controversiae (causas judiciales). Teoría y práctica estaban orientadas a la consecución de la elocuencia política y judicial, para ello, el profesor se preocupaba de conocer las cualidades y capacidades de cada alumno para ayudarlo a desarrollarlas al máximo. Terminada esta fase formativa, quienes tenían una cómoda situación económica la completaban viajando a Grecia. |
Antonio Loperena Eseverri: Quintiliano. Calahorra Imagen de Txo. Dominio público |

Curiosidad
En ese afán de formar ciudadanos respetuosos, admirables en cuanto a su conducta, integridad, valores, disciplina y principios, en el que la mujer romana tenía un papel muy importante, durante la infancia de los niños, se servían de la religiosidad para que fueran conscientes de que, de la misma manera que algunos dioses los protegían (Alemona, Rumina, Ossipaga, etc.), otros, en cambio, se enfadarían y castigarían si eran malos (Lamia, monstruo femenino que robaba a los niños para devorarlos; Geno, fantasma de una muchacha muerta joven que atraía a los niños para llevárselos al más allá).
Resulta chocante que los romanos dieran tanta importancia a la educación y que el maestro (ludi magister o litterator) al que se le confiaba dicha tarea fuera pagado por ello con un sueldo pobre y miserable.

Para saber más
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Los niños madrugaban para comenzar su jornada escolar; en determinadas épocas del año necesitaban alumbrarse con una lámpara (lucerna). A mediodía paraban e iban a casa para el almuerzo (prandium), y reanudaban las clases a la tarde. Siempre iban acompañados por su pedagogo (paedagogo), quien sustituía al padre como educador y, por tanto, estaba pendiente de él en todo momento y, a veces, también por un esclavo que llevaba la cartera con los libros (capsarius). Lámpara de aceite |

AV - Pregunta Verdadero-Falso
Retroalimentación
Verdadero
El padre es quien se hace cargo de costear la educación de su hijo.Retroalimentación
Falso
En la educación de esta época, no sólo era importante tener valores, también se buscaba alcanzar un mejor espíritu.Retroalimentación
Verdadero
Consideraban que debían aprender de ella.