3.1. Sistemas urbanos españoles y sus funciones

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Imagen 10. Mapa de elaboración propia.

Los sistemas urbanos españoles son:


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1. Madrid y su área de deslocalización. Se trata de un conjunto muy trabado por relaciones establecidas a partir de la deslocalización de personas y actividades económicas desde Madrid. En los intersticios de este tejido urbano se desarrollan unos espacios rurales muy dependientes de las ciudades, bien como lugares en los que se realizan actividades agrarias orientadas al abastecimiento de los núcleos urbanos, bien como lugar en el que se ubican espacios de ocio. El conjunto presenta una especialización importante en el sector terciario, destacando lo relacionado con la toma de decisiones, los servicios avanzados y la innovación. El sistema está integrado en las redes europeas a través del aeropuerto de Madrid-Barajas y de las conexiones por carretera y ferrocarril.

2. El eje mediterráneo es un sistema muy importante y complejo. Forma parte del conjunto urbano del litoral mediterráneo occidental, que incluye ciudades como Marsella, Niza, Milán, Génova o Roma. En su interior destaca el papel organizador de Barcelona, que es su auténtico centro, pero cabe establecer cuatro subzonas:

  • Barcelona y su área de deslocalización que abarca Girona, Tarragona y las localidades que se sitúan en las principales conexiones con Lleida y el norte de Castellón. Es, como el sistema madrileño, un conjunto muy integrado y trabajo por interconexiones. Está especializado en servicios avanzados, innovación y toma de decisiones, a los que suma, como el conjunto del “eje” una importante especialización en actividades turísticas.
  • Valencia-Alicante. Si bien Valencia es la metrópoli central, Alicante y otras localidades de menor importancia le sirven de contrapeso y colaboración. El conjunto es un sistema muy integrado y con una buena diversidad funcional: a la especialización en servicios avanzados se le suman la importancia de las actividades industriales, unas actividades agraroalimentarias innovadoras orientadas al mercado y el turismo. Se observan avances del subsistema hacia la provincia de Albacete, aprovechando las ventajas que presenta la autovía que lleva a Madrid para deslocalizar.
  • Baleares: la insularidad le confiere unas características propias: cada isla adquiere un cierto grado de autonomía y, además, las conexiones marítimas y aéreas con otras ciudades españolas (preferentemente litorales: Barcelona y Valencia) facilitan soslayar el peso de Mallorca. El subsistema presenta una fortísima especialización en actividades turísticas, de las que dependen todas las demás: transporte, comercio, cultura, etc. La inclusión en un mercado global ha dado lugar al desarrollo de actividades empresariales globales, generalmente turísticas, que han dado lugar a la aparición de funciones de toma de decisión.
  • Murcia-Almería es el subsistema de más reciente incorporación. Es una zona de deslocalización de actividades desde las zonas más desarrolladas, aprovechando los menores costes salariales. El conjunto presenta actividades industriales con una cierta intensidad en mano de obra, actividades agroalimentarias avanzadas orientadas a la exportación y un vigoroso desarrollo turístico.


En el conjunto del eje mediterráneo destaca el papel central de Barcelona, seguido de lejos por el de Valencia. Desde una perspectiva europea, este eje, junto con Madrid, constituye el sistema más avanzado, con mayores conexiones con el “pentágono”, y con más potencial de crecimiento. De hecho, por el sur, está comenzando a penetrar en el litoral granadino, por el norte, en las zonas más meridionales francesas, y hacia el interior, se expande por el valle del Ebro y hacia Albacete.


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3. El bajo Guadalquivir. Tiene su ciudad principal en Sevilla y conecta Córdoba, Huelva, Cádiz y Málaga, avanzado hacia Badajoz (deslocalización hacia una zona de menores costes salariales). Sus actividades económicas son variadas y presentan una fuerte zonificación: las ciudades de Sevilla y Córdoba son dos puntos turísticos y el litoral acoge un dinámico turismo de playa, que encuentra su máxima expresión en Málaga. El valle del Guadalquivir y el interior de Huelva acogen potentes actividades agrarias y de empresas agroalimentarias de ámbito global. Los litorales onubense y gaditano alojan actividades industriales intensivas en mano de obra, pero que, al menos alguna de ellas, están realizando un fuerte esfuerzo en modernización e innovación. De esta forma, el poder organizador de Sevilla se ve compensado por la heterogeneidad funcional y por el potencial de las diferentes zonas y provincias. Los enlaces aéreos, marítimos y la propia cercanía, así como las actividades de las empresas andaluzas, están acercando este subsistema al llamado “eje mediterráneo magrebí”, dándole vitalidad e importancia estratégica en el conjunto europeo. El trazado de la línea del AVE Sevilla-Madrid y el de la red de autovías ha integrado lo que antes era un “sur” periférico en el conjunto español y, a través de Madrid, en el conjunto europeo. Además, el avance hacia el este, a través del litoral granadino, permitirá que en un futuro cercano se conecte también en el “eje mediterráneo”. El resultado es el que el subsitema del bajo Guadalquivir se espera que en los próximos años se convierta en una de las zonas de “integración europea”.

4. El litoral vasco y su zona de deslocalización tiene su centro en Bilbao y se extiende por el conjunto de localidades del litoral vasco y por la provincia de Álava, formando un núcleo muy integrado sobre unas infraestructuras (una densa red de autovías y autopistas, y la llamada “Y vasca” de ferrocarril de alta velocidad) que facilitan las interconexiones. Desde este centro el subsistema extiende sus flujos por el este de Cantabria, por Navarra y por las provincias de Burgos, La Rioja y zonas de Soria. El conjunto es el fruto de un doble proceso que se ha producido simultáneamente:

  • La reconversión económica (fundamentalmente industrial) del litoral vasco, que ha abandonado su tradicional especialización en industria pesada altamente intensiva en mano de obra y de grandes costes medioambientales, para avanzar en una industria innovadora y, sobre todo, es una especialización en servicios de alto nivel. La inauguración del museo Guggenhein en Bilbao fue el símbolo de esta transformación.
  • Un cambio en el modelo territorial: tradicionalmente el subsistema vasco tenía su centro en las localidades del litoral y extendía sus redes-flujos a lo largo del mismo hacia el oeste, abarcando el litoral cántabro (Santander-Torrelavega) y asturiano (Oviedo-Gijón-Avilés) y hacia Navarra, con los que establecía una cierta complementariedad económica. Los cambios económicos descritos antes quebraron este modelo y permitieron el desarrollo de uno nuevo que se extiende hacia el valle del Ebro y hacia Castilla y la zona oriental cántabra.

El principal problema de este subsistema cara el futuro es el de su integración en los sistemas europeos. Para el conjunto español, las conexiones con las zonas europeas de integración y crecimiento pasan por el “eje mediterráneo” y por Madrid. Además, el aeropuerto de Bilbao no presenta el rango suficiente para servir de enlace principal con el corazón europeo. De ahí que resulte vital para el futuro del subsistema el trazado de unas infraestructuras que le permitan conexiones (ferrocarril y carretera) con el “pentágono” a través de las infraestructuras del llamado “corredor europeo” y el mantener conexiones ágiles con Madrid y Barcelona.

5. El valle del Ebro, con su centro en Zaragoza, es el enlace entre la deslocalización vasca y la de Barcelona y su subsistema, además de tener conexiones de transporte por carretera y ferrocarril de alta capacidad con Madrid y Valencia. Fuertemente especializado en servicios vinculados con ese papel de intermediación (transporte, logística, almacenaje, distribución, etc.) aprovecha también su posición para desarrollar actividades industriales en sectores de tecnología media que encuentran atractivo el nivel salarial relativamente bajo (con respecto a las zonas vasca y catalana) y las posibilidades que la red de carreteras, ferrocarriles y transporte aéreo (aeropuertos de Zaragoza, Pamplona, Logroño, Lleida, etc.) presentan para el abastecimiento y distribución en España y en Europa. Por otro lado, el desarrollo del turismo ha dado lugar a que zonas del pirineo aragonés, a través del enlace Zaragoza-Huesca-Sabiñánigo, presenten fuertes tasas de crecimiento y se integren en el sistema. El subsistema presenta un importante problema: las comunicaciones del subsistema con las redes europeas se realiza a través de los subsistemas catalán (Barcelona y su deslocalización) y vasco, lo que le asigna una cierta perifericidad. Para su desarrollo, es necesario el trazado de infraestructura que conecten directamente la zona central del valle del Ebro, fundamentalmente su centro organizador, Zaragoza, con el sur de Francia (Toulouse) y con el corredor europeo (Bourdeaux) que enlaza con París.


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6. El litoral gallego presenta dos núcleos perfectamente delimitados: la red A Coruña-Santiago y el eje litoral Pontevedra-Vigo. El conjunto presenta una variedad funcional que va desde la industria innovadora a la industria intensiva en mano de obra, también tienen importancia el sector turístico y los transportes. El subsistema presenta una centralidad difusa: la importancia de A Coruña tiene su contrapeso en la pujanza económica del eje Pontevedra-Vigo y en la centralidad político-administrativa de Santiago. Se encuentra muy alejado del “pentágono” europeo y con serios problemas de accesibilidad. Para vencer este obstáculo está articulando dos estrategias:

  • La integración con los sistemas urbanos del norte de Portugal, hasta enlazar con la conurbación de Oporto. El objetivo es constituir una potente red de flujos que potencie el desarrollo del conjunto y le permita adquirir más peso en el ámbito europeo.
  • El trazado de vías de comunicación con el corazón europeo a través de Madrid, del valle del Duero-subsistema vasco, de Oporto-Salamanca- Madrid o susbsistema vasco.

7. El incipiente eje Madrid-Albacete-Valencia/Alicante. El trazado de una autovía ha dado lugar al desarrollo de fenómenos de deslocalización desde los dos subsistemas consolidados, que han encontrado una zona propicia por sus bajos costes laborales y de suelo, pero también han permitido el desarrollo de actividades endógenas. El centro del subsistema se encuentra en Albacete que cumple el papel de encrucijada de camino de de influencias. Es pronto para hacer un perfil funcional del conjunto, pero no cabe duda de que es una zona en crecimiento y de que se articula en torno a las vías de comunicación.

8. El incipiente eje extremeño está trazado sobre la autovía que conecta Madrid y Lisboa a su paso por la tierras pacenses, y sus funciones tienen que ver con este hecho: esta conectividad ha permitido el desarrollo de actividades endógenas vinculadas con la agroalimentación o con la existencia de mano de obra relativamente barata y no conflictiva, pero también la recepción de actividades deslocalizadas desde el subsistema del bajo Guadalquivir o desde el resto del territorio español, para aprovechar esas ventajas. Además el proyecto de una autovía (está incluida en el PEIT, con horizonte en 2020) que vaya desde Cádiz hasta Oviedo, siguiendo la antigua “Vía de la Plata”, puede permitir a Badajoz asumir un papel de encrucijada de caminos.

9. Valladolid y la conexión Madrid-Galicia/Asturias. Desde los años setenta, Valladolid acoge actividades industriales, es el centro de distribución de los flujos exportadores (fundamentalmente agroalimentarios) de la zona occidental de Castilla y León y de los importadores que parten desde Madrid. Además ejercía una posición de encrucijada en los enlaces con Galicia y Asturias. Varios acontecimientos han potenciado el papel de Valladolid:

  • La asignación de la capitalidad autonómica le ha permitido ejercer la centralidad político-administrativa y convertirse en un centro de toma de decisiones de ámbito regional.
  • La desarticulación del antiguo eje cantábrico (litoral vasco-Cantabria y Asturias litoral) y la liberación de Asturias, y las dificultades del mismo para conectarse con el corazón europeo, le ha permitido a Valladolid asumir una parte del papel centralizador de las comunicación con Oviedo-Gijón-Avilés y con el conjunto de Asturias (aunque la autovía del cantábrico también canaliza flujos), especialmente en sus relaciones con la potente capital española (es la quinta metrópoli europea).
  • El trazado de las autovías que enlazan los dos focos de desarrollo gallegos con Madrid ha reforzado su papel de encrucijada y le ha permitido comenzar a intervenir sobre los flujos de León y del interior gallego, que estaba muy desarticulado.
  • El desarrollo de actividades endógenas en la zona central del valle del Duero (especialmente agroalimentarias innovadoras) ha incrementado el peso de su papel como centro de organización y distribución en su ámbito.

10. El resto del territorio español aparece como un conjunto urbano bastante desarticulado y dependiente de las ciudades principales. Su población presenta cifras decrecientes, una densidad muy baja y está muy envejecida y sus actividades económicas tienen escasa envergadura y tienen que ver con el transporte, con la producción agroalimentaria o con actividades industriales obsoletas. Sólo las capitales de provincia y los centros comarcales tienen una cierta vitalidad, que deben a sus funciones administrativas y a su papel como centros de redistribución comercial, que tienen que ver con:

  • El desarrollo de los servicios vinculados con el “estado del bienestar” que han buscado en las capitales de provincia y en las cabeceras comarcales la ubicación de sus centros de distribución y atención (hospitales, centros de salud, institutos, centros de la tercera edad, residencias, cuarteles de la Guardia Civil, etc.)
  • El aumento generalizado de las rentas ha permitido aumentar el consumo, lo que ha favorecido el desarrollo de redes comerciales más densas, que encuentran en las cabeceras comarcales o en las pequeñas ciudades ubicación.
  • El desarrollo de la multifuncionalidad de las actividades agrarias en el mundo rural ha dado lugar a que en estas zonas surjan nuevas posibilidades, como el turismo rural, la defensa del medio ambiente, etc., que atraen flujos (humanos y económicos) desde las ciudades principales, que se organizan desde esas cabeceras y desde sus capitales provinciales.
  • La deslocalización de actividades, especialmente las que buscan huir de la congestión de los subsistemas o las que persiguen menores costes laborales, ha dado lugar al establecimiento de factorías, almacenes, etc. pero siempre en los núcleos que tienen una buena accesibilidad y que cuentan con un número suficiente de población en disposición de trabajar. Estas dos condiciones se dan en los centros comarcales y en las pequeñas ciudades que organizan los flujos de las localidades de su entorno.