4. - Fonética y léxico
Toda lengua hablada cambia continua y rápidamente. Oímos de vez en cuando que nuestra Real Academia de la Lengua incluye palabras nuevas en el Diccionario de la Lengua Castellana y también conocemos los llamados arcaísmos, palabras antiguas que han caído en desuso. Al igual que nuestro vocabulario también vamos cambiando la pronunciación de determinados sonidos: seguro que has oído cómo hasta hace poco en castellano se pronunciaban de forma distinta la -b y la -v, que ahora identificamos como iguales en fonética, aunque no en ortografía. De ahí precisamente los continuos problemas de confusión entre -b y -v que podemos tener en nuestros escritos.
Precisamente un elemento indicador de que la pronunciación de un sonido cambia es que los hablantes lo confunden con otro. Por ejemplo, has estudiado que en latín la "c" se pronunciaba como /k/ en todas las posiciones. ¿Cómo sabemos que los latinos habitantes de la península ibérica empiezan a pronunciar de forma distinta la "c" seguida de "e, i" (/ze, zi/) y la "c" seguida de "a, o, u" (/ka, ko, ku/). Pues, precisamente porque en documentos epigráficos, es decir, en escritos en paredes, piedra u otro material, la gente de la calle cometía errores escribiendo con "z" la "c" seguida de "e, i". Esto es síntoma de que a ellos, la pronunciación de esta consonante ya no le sonaba como sonido /k/ y la confunden con otra letra que les resulta más similar en pronunciación. Podríamos encontrar, por ejemplo, "cezinis" por cecinis, porque el hablante ya no pronuncia las dos "c" iguales y recurre en la segunda posición a escribirla con una grafía que le parecía más certera para representar el sonido.
Las principales reglas fonéticas que hemos estudiado no explican todos los cambios que regulan la evolución del latín al castellano. Son muchos los cambios, muchas las excepciones, y muchas las variaciones dependiendo de la posición de una vocal o consonante en una palabra con relación a los demás sonidos que la rodean. Es como nosotros, que seguramente seríamos distintos si nos hubiéramos criado en otro ambiente, es decir, hubiéramos estado rodeados de otras personas y otras situaciones; así las vocales o consonantes que cambian dependiendo de qué las influye y qué las rodea.
En esta sección vamos a ver algunos cambios más específicos que explican la evolución de palabras de muchos usos como hombre y hembra que proceden respectivamente de hominem y feminam; o el nombre de España, con nuestra peculiar "ñ", que proviene de Hispania.
Vamos a familiarizarnos también con el léxico estudiado en esta unidad sobre la muerte y sus ritos y su etimología. Terminaremos reconociendo el significado de algunos latinismos o expresiones latinas en las que se usan los pronombres relativos, que has estudiado en este tema.

Curiosidad
Los músicos, plañideras y bufones de los cortejos fúnebres
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Tuba, uno de los instrumentos musicales del cortejo fúnebre. (Museo Británico) |
Como pasa en otros aspectos de la vida, los romanos son capaces de mezclar el más hondo respecto y piedad hacia sus difuntos con otros aspectos más propios de una fiesta.
El cortejo fúnebre (pompa funebris) que acompañaba al difunto desde su domicilio hasta el cementerio, estaba precedido por músicos tocando flautas, tubas o trompas. Los acompañaban las plañideras, mujeres contratadas que lloraban y lanzaban estruendosos gritos de dolor. En especial, si era un personaje destacado, no era extraño encontrar algún mimo que fuera haciendo chistes sobre la vida del difunto y respondiendo con alusiones poco respetuosas a las alabanzas que hacían los amigos y familiares del difunto.