2. Organización de datos

Ya tenemos claro qué vamos a estudiar, a quiénes les vamos a hacer el estudio, y cuál será el medio por el que obtendremos la información. El siguiente paso es obtener los datos y ordenarlos. 

Segunda etapa

Imagen de elaboración propia

Interrogación
Imagen en Flickr de @pach bajo CC

El documento donde se van anotando las características o las respuestas aportadas por los individuos es lo que se llama el cuestionario, y al igual que la elección de la muestra, su diseño es otra de las características más importantes que hay que tener en cuenta cuando planificamos una encuesta, pues a partir de él tenemos que ser capaces de sacar toda la información necesaria para realizar la investigación deseada.

Pueden plantearse distintos tipos de preguntas. Las preguntas de respuesta cerrada exigen más trabajo en su preparación, pues tiene que cubrir todas las posibles respuestas que pueda pensar el encuestado, no debe ofrecer alternativas inadecuadas que incomoden al entrevistado, deben ser excluyentes las alternativas..., pero a cambio, el procesamiento de los datos es mucho más fácil que en las preguntas de respuestas abiertas. En general, ningún tipo de pregunta es mejor que otro, todo depende de lo pensado y trabajado que tengamos el cuestionario, así que, lo ideal es una mezcla entre un tipo y otro.

Otros tipos de preguntas que se pueden plantear en un cuestionario son las preguntas de ordenación en una escala, las preguntas con más de una elección (no demasiado aconsejable pues puede que las respuestas no se traten de manera correcta) y preguntas en las que hay que ordenar según las preferencias del encuestado los ítems ofrecidos como respuesta.

Cuando se diseña un cuestionario no se tiene claro al cien por cien si va a funcionar bien o no. Por eso, muchas veces se hace un estudio previo o encuesta piloto a una muestra bastante más pequeña para ver si el cuestionario se ajusta a lo que los estadísticos quieren.