6.1. Para saber más

Objetivos
El clima de alta Montaña como agente que interviene en el modelado del relieve
Las temperaturas extraordinariamente frías y la acumulación de grandes masas de nieve en las zonas más altas de las montañas, tienen como consecuencia el que la climatología sea un elemento importante a la hora de modelar el relieve de estas zonas.
Por una parte, los fuertes cambios de temperatura, en particular las mínimas, provocan lo que se denomina la crioclastia, es decir, que las rocas se rompen al alcanzarse temperaturas muy bajas que provocan su ruptura. También la gelifracción, es decir, el agua que se introduce en las pequeñas grietas de las rocas y que al descender la temperatura, se congela, aumenta de tamaño y acaba por romper los materiales en los que se introduce.
El clima también actúa sobre el relieve a gran escala. La acumulación de grandes masas de nieve tiene como consecuencia la aparición de los denominados circos glaciares, en los que se concentra la nieve que erosiona las montañas, o las lenguas glaciares, cuando esta misma nieve tiende, por gravedad, a desplazarse a zonas más bajas y en ese desplazamiento también erosiona el lugar por el que atraviesa, hasta dar lugar a gigantescos valles glaciares, que se caracterizan por tener una forma de U.
Existen otros fenómenos menos conocidos como el periglaciarismo (materiales acumulados producto del frío extremo de antiguas épocas glaciales), el endorreismo característico, como sucede con los ibones, denominación que se le da a los lagos pirenaicos, y otros muchos más aunque de menor importancia.
En la imagen siguiente vemos cómo el clima frío de alta montaña ejerce una gran influencia sobre el paisaje en el que se inscribe.
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Proximidades de Ordesa, en los Pirineos Imagen de Fr Antunes en Flickr. Licencia CC |

Objetivos
Las clasificaciones climáticas
Saber cuál es el tipo de clima que tiene un territorio y darle nombre a ese clima determinado no es una tarea fácil, aunque pueda parecer lo contrario. En este tema encontrarás diferentes denominaciones climáticas aplicables a nuestro país, como mediterráneo, oceánico, tropical, de alta montaña, etc. Sin embargo, estos nombres son un tanto arbitrarios, ya que no todos los climatólogos coinciden en que sean esas las denominaciones que hay que darle a las características climáticas que encontramos en un determinado lugar.
Desde el siglo XIX, muchos especialistas en climatología han realizado numerosas propuestas para calificar y caracterizar a los climas del mundo. Esto es debido a que no hay una opinión unánime al respecto, y es posible dar diferentes nombres a una determinada situación relacionada con el clima.
Pero es que además ni siquiera es sencillo señalar espacialmente qué zonas permanecen bajo un dominio climático determinado y cuales no, ya que en muchas ocasiones el comportamiento de la atmósfera es complejo y en un mismo punto se pueden mezclar características que corresponden a diferentes modalidades climáticas.
Sin embargo, es necesario sistematizar toda esta información y presentarla de la forma que sea más sencilla y asequible. En este caso, nosotros hemos optado por una postura intermedia. No hemos escogido ninguna clasificación climática específica, sino que hemos decidido hacer uso libremente de aquellas que en su conjunto nos han parecido las más habituales.
Por tanto, es preciso que tengas en cuenta que en ocasiones puedes encontrarte diferentes tipos de clasificaciones climáticas a la que aquí vamos a emplear, pero es conveniente saber que todas ellas pueden ser válidas, si los criterios que se han seguido para su confección respetan los principios básicos de la ciencia del clima.
La clasificación climática de Köppen es una de las más utilizadas en climatología, aunque hay una gran variedad de clasificaciones de los climas del mundo y de España.
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Imagen de Peel, Finlayson y McMahon en Wikipedia. Licencia CC |