3. Impactos ambientales

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Las actividades del sector secundario pueden tener fuertes impactos negativos sobre el medio ambiente. El peligro de deterioro de este hace que los compromisos internacionales adquiridos para corregir situaciones medioambientales peligrosas, la legislación española y la presión de la opinión pública actúen como límites o factores moderadores de las actividades de la industria, el sector energético y la construcción. Los ejemplos más claros son el Protocolo de Kioto, que limita la contaminación con gases de efecto invernadero, el Convenio de Ginebra, que limita la emisión de gases acidificantes a la atmósfera, o  el Protocolo de Montreal, que prohibe la producción de gases CFC, que producen el agujero en la capa de ozono.

IMPACTOS NEGATIVOS DE LAS ACTIVIDADES INDUSTRIALES EN EL MEDIO AMBIENTE

Las formas más importante de actuación negativa de la industria sobre el medio ambiente son:

1. Directas:

  • Sobreexplotación de los recursos naturales, bien por el consumo "excesivo" de materias primas como de fuentes de energía. Se entiende que el consumo es excesivo cuando supera la capacidad de producción de la naturaleza, lo que origina su probable agotamiento en un futuro, lo que supone que generaciones venideras no puedan tener esos recursos a su alcance y un ataque directo a la biodiversidad.
  • Impactos modificadores del medio: las instalaciones fabriles y las infraestructuras necesarias (carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, almacenes, etc.) son elementos artificiales en el medio natural, y además lo modifican, eliminando la vegetación natural, alterando el relieve, eliminando capas del suelo, etc.
  • La contaminación atmosférica. La industria y, sobre todo, el sector energético, tienen muy fuertes impactos sobre la atmósfera: consumen carbón y petróleo, emitiendo gases de efecto invernadero, contaminan con gases acidificantes, y producen y consumen gases que afectan negativamente al agujero de la capa de ozono. Otras formas de contaminación de la atmosfera son la emisión de partículos de polvo, humos y otras sustancias, y la generación de ruidos. Ambas afectan muy negativamente al medio y a las formas de vida que se desarrollan en él, especialmente a la salud humana.
  • Los residuos industriales. El crecimiento de la producción industrial se viene basando en un extraordinario crecimiento del consumo de materias primas y energía y en la producción de un volumen extraordinario de residuos, que la naturaleza, por si sola no puede absorber. Los residuos industriales suponen unos 1.200 kg por habitante y año en España. Presentan una enorme variedad en función de la actividad que los produce. Estos residuos se pueden clasificar en dos grupos: los que pueden ser tratados en vertederos controlados o en plantas de reciclaje o en otras instalaciones, y los residuos tóxicos, que requieren un tratamiento específico. De estos últimos, España produce aproximadamente 4.000 tm/año, a los que hay que añadir los importados de otros países. España tiene una capacidad de tratamiento (para obtención de energía o algún producto que pueda ser reutilizado) de residuos peligrosos del 38% del total de los generados más los importados. De tal forma que es necesario acumular un importante volumen de sustancias tóxicas y peligrosas.
  • La contaminación de las aguas. Muchas actividades industriales utilizan una gran cantidad de agua en sus procesos productivos, resultando contaminada en los mismos. El vertido de esas aguas a los ríos, lagos y mares afecta muy negativamente a los mismos.

2. Indirectas:

Las actividades industriales influyen en el desarrollo de los sectores primario y terciario de la economía, dando lugar a impactos indirectos en el medio. Destacan:

  • La utilización de recursos naturales vegetales y animales induce a las actividades agrarias a utilizar abonos, fertilizantes, plaguicidas, piensos, etc. que son muy contaminantes.
  • El desarrollo industrial lleva consigo el de los transportes, que son uno de los principales agentes contaminantes de la atmósfera.