6. Shock. Tratamiento

El shock es un concepto que se utiliza en medicina para explicar una situación en la que las células del cuerpo están sufriendo una reducción del oxígeno porque no les llega el aporte necesario y que pondrá en peligro la vida. El shock provoca daños en los tejidos por la falta de oxígeno y un exceso de productos de desecho. Las partes del cuerpo que más pueden verse perjudicadas son el cerebro, el corazón, los pulmones y los riñones. La clave es reconocer los signos y síntomas de un estado de shock. Los principales síntomas son: cambios de comportamiento, palidez, frialdad y sudor frío, pérdida de pulso periférico y frecuencia respiratoria alta.

Los primeros auxilios en el shock tienen como objetivo reducir este estado para poder trasladar al afectado a un centro sanitario. En primer lugar debemos asegurarnos de que la persona respire y esté ventilada. En el caso de que sufra una hemorragia, el siguiente paso es reducirla. Si no sospechamos de lesiones graves en el cuerpo elevaremos las piernas unos 25 centímetros para mejorar la oxigenación cerebral. También debemos evitar la pérdida de calor, para reducir el consumo de energía orientándola a los órganos vitales.