6. Atención básica ante patología orgánica de urgencia.

Uno de los aspectos que debemos tener en cuenta en la atención básica es cómo debemos actuar y los pasos que hemos de seguir. Ante una situación imprevista donde nos encontremos con un accidentado, debemos llevar a cabo las pautas de atención básicas (Proteger, Alertar y Socorrer); comprobar si presenta signos vitales y realizar las primeras actuaciones (Fernández y Porcel, 2011):

Atención básica

                                                    Atención básica.
                                        Imagen de elaboración propia

  • ¿Está consciente? Le preguntaremos al accidentado cómo se encuentra, si sabe lo que ha sucedido; si no nos responde ni se mueve, casi seguro que está inconsciente.
  • ¿Respira? Intentaremos sentir, ver y oír su respiración; nos acercaremos a la boca y nariz del accidentado, mientras nos fijamos en si su tórax realiza movimientos ascendentes y descendentes.
  • ¿Tiene pulso? Lo más eficaz es intentar escuchar el latido de su corazón, colocando nuestro oído en su tórax.

 

Una vez realizadas las primeras actuaciones debemos proseguir con los primeros auxilios (PA), en función de la información recabada anteriormente.

  • Si está consciente y respira de forma correcta, revisaremos y evaluaremos el resto del cuerpo en busca de posibles lesiones y aplicaremos los primeros auxilios (PA) que correspondan.
  • Si está consciente y respira con dificultad, comprobaremos si pudiera sufrir la obstrucción de la vía aérea a través de las maniobras correspondientes.
  • Si está inconsciente pero respira, colocaremos al accidentado en posición lateral de seguridad (eliminando posibles secreciones), aunque previamente nos aseguraremos de que no sufre ningún problema en la columna vertebral o en la cabeza.
  • Si está inconsciente y no respira, revisaremos si tiene bloqueada la vía aérea, y dependiendo de esta información:
    • Si está obstruida realizaremos maniobras de desobstrucción. Si conseguimos que recupere la respiración lo colocaremos en la posición lateral de seguridad.
    • Si no está obstruida, iniciaremos la reanimación cardiopulmonar (RCP) que explicaremos en el siguiente Tema 3.

 

Otra de las situaciones que nos podemos encontrar son las pérdidas de consciencia o síncopes. Las causas pueden ser varias, aunque generalmente pueden ser consecuencia del calor, la fatiga, el ayuno o incorporarse bruscamente. Los síntomas más frecuentes son: temblores y falta de fuerza, sudor, frío, palidez y nerviosismo, náuseas, visión borrosa, mareos.

En el momento en que aparecen los primeros síntomas, se debe colocar a la persona boca arriba con las piernas elevadas y aflojar la ropa alrededor de la cintura, pecho y cuello. Si resulta complicada esta posición, podemos colocarla sentada con la cabeza entre las piernas. Es indispensable evitar acumulación de personas alrededor y facilitar la ventilación. Por otro lado, si ha estado al sol, se debe buscar una zona de sombra o un lugar más fresco y aireado. También se le pueden aplicar gasas húmedas en la cara, las muñecas y la nuca.

Si recupera la consciencia, se le debe preguntar por el tiempo que lleva sin comer, ya que el mareo puede deberse a una hipoglucemia. Si sigue inconsciente, no se le debe dar nada de comer ni beber y llamar al teléfono de emergencias 112. Mientras llega la atención sanitaria se le debe colocar la cabeza de lado para evitar que la lengua bloquee la respiración.