1.1 - Características arquitectónicas
Las características arquitectónicas de este tipo de recinto están condicionadas por los tipos de espectáculos que allí se desarrollaban: carreras pedestres, de caballos y de carros.
Se trata de una construcción de planta rectangular y alargada, con forma semicircular en uno de los extremos pequeños del rectángulo y recto en el otro. En el centro se encontraba la arena, dividida en dos mitades por un muro de tierra o ladrillos (spina) que marcaba longitudinalmente el eje alrededor del cual giraban los carros. La decoración de la spina, aunque podía variar según el circo, normalmente consistía en estatuas, columnas conmemorativas y obeliscos que servían de referencia (meta) según fuera la carrera más o menos larga. Era habitual encontrar huevos de piedra o estatuas de delfines que se utilizaban para contabilizar las vueltas.
Las gradas (cavea), preparadas para albergar la gran masa de personas que asistían a estos espectáculos, estaban separadas de la arena por un foso y se levantaban sobre una plataforma (podium). Con la misma técnica que en el anfiteatro, las gradas reposaban sobre pasillos abovedados que servían de acceso a las distintas zonas a través de grandes puertas (vomitoria) y escaleras.
Había dos gradas rectas que se correspondían con los lados grandes del rectángulo y una semicircular situada en uno de los extremos. Todas ellas estaban divididas por zonas: la primera (prima o ima cavea), la más cercana a la pista, a continuación la intermedia (media cavea) y, por último, la zona más alta (summa cavea). Al igual que en el anfiteatro, los asientos eran indicativos de la condición social del ocupante, por lo que el poder disfrutar de una mejor visión del espectáculo era un lujo íntimamente ligado a la categoría social que se tuviera: las primeras filas estaban reservadas a la clase alta (senadores y caballeros), la intermedia al público en general y la más lejana a las clases más humildes. Las mujeres que asistían ocupaban los mismos asientos que los hombres, una particularidad de estos espectáculos circenses.
Los materiales de construcción solían ser la piedra, el hormigón y la mampostería, aunque durante bastante tiempo, los dos pisos superiores de la grada se construyeron en madera y sólo la parte más baja era de piedra.
Pasillos abovedados y vomitoriae del circo de Tarragona | Escaleras del circo de Tarragona: detalle de marca de ruedas de carros |
En el extremo recto, en el que no había gradas, estaba la puerta de acceso de los corredores (porta pompae), las caballerizas y los puestos de salida (carceres), ligeramente vencidos hacia un lado para compensar las distancias y que todos recorrieran la misma.
El palco presidencial (pulvinar) se situaba en una de las gradas del lado grande del rectángulo cerca de los puestos de salida.
Veamos una reconstrucción virtual e hipotética del anfiteatro de Itálica:
Anfiteatro de Itálica
Vídeo de Emilio Barragán en Youtube
Parece ser que esta construcción se erige como la sucesora de los hipódromos griegos por lo que es más antigua que los anfiteatros. En el siglo III a.n.e. en Roma existían ya el Circo Máximo y el Circo Flaminius.
El circo más destacado es el Circo Máximo en Roma. En España podemos destacar el de Toledo, Tarragona y Mérida. Debido a sus grandes dimensiones, los restos conservados son mínimos; sin embargo, vale la pena visitarlos, ya que uno se hace una ligera idea de lo grandiosos que debieron ser.

Curiosidad
El Circo Máximo está ubicado en el valle entre el Palatino y el Aventino, un lugar ya preparado para albergar carreras de personas, caballos y carros. Se asentaba en un terreno llano con una medida de 650 metros de largo por 100 de ancho, rodeado de una pendiente que aprovecharon para el graderío. Éste tenía, además de un palco reservado para el emperador, su familia y sus acompañantes, tres pisos en los que, al igual que en el anfiteatro, quedaban reflejadas fielmente las diferencias sociales del momento, no sólo por las personas que se sentaban en cada uno de ellos sino también por los materiales empleados para su construcción. El primero, el más cercano a la arena, era de piedra y lo ocupaban los senadores; el intermedio y el último, ambos de madera, lo ocupaban los caballeros y el público en general respectivamente. Las mujeres no ocupaban asientos específicos, se sentaban en los mismos que los hombres.
Desde el comienzo de su construcción con Julio César hasta su término con Augusto, fueron varias las reformas que se realizaron en él. Algunas de ellas se realizaron sobre las partes del graderío construidas en madera, accidentalmente venidas abajo en varias ocasiones debido a su fragilidad. Normalmente con estos trabajos se mejoró su aforo, pudiendo albergar, según las épocas, desde 150.000 hasta 300.000 personas.
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Circo Máximo en Roma |
