1.1. Hasta 1975

El descenso de la mortalidad en España provocó, ya desde el siglo XIX un aumento del crecimiento vegetativo que no tuvo un aumento paralelo de los recursos disponibles. Este hecho, acentuado por las grandes diferencias sociales en el reparto de los recursos, originó que España fuese durante muchos años un país con un saldo migratorio negativo.

La emigración exterior española durante el siglo XX tomó fundamentalmente dos direcciones: Latinoamérica y Europa occidental. Hasta la Guerra Civil, predominaron ampliamente las salidas hacia Latinoamérica, despúes se impusieron las corrientes hacia los países próximos europeos desarrollados.

Imagen 4. Gráfico de CNICE, bajo licencia Creative Commons


De 1960 a 1973 salieron anualmente de España una media de 109.000 emigrantes (71.000 si descontamos los retornos). Si contamos los emigrantes ilegales o “sin papeles”, las cifras suben hasta casi los 200.000.


¿Quiénes eran? El perfil de estos emigrantes se correspondía con el de los agricultores, mayoritariamente varones, pobres y escasamente cualificados, que buscaban paliar su miseria o estaban siendo expulsados por la al principio lenta, pero desde 1960 rapidísima, modernización agraria española, y no encontraban trabajo en las ciudades españoles en las que se localizaban los focos industriales.

Las consecuencias positivas de esta sangría demográfica fueron:

  • El alivio del paro en España
  • La obtención de recursos, mediante los envíos de los emigrantes a sus familias, para financiar el desarrollo económico del país
  • La renovación de las mentalidades: muchos emigrantes regresaron al cabo de unos años, trayendo niveles técnicos muy superiores a los que tenían cuando marcharon y nuevas mentalidades empresariales.

Desde el punto de vista negativo, además de las situaciones personales negativas de los emigrantes en países extraños, con lenguas diferentes, donde les esperan los peores empleos y los peor remunerados, la fuerte corriente emigratoria hacia Europa supuso la ausencia en la estructura demográfica española de 2 millones de personas en edad de trabajar/procrear, lo que colaboró en el envejecimiento poblacional de nuestro país.