1.2. Actualmente

La situación cambió radicalmente en 1974. La fuerte crisis económica disminuyó el empleo en toda Europa y los países que antes necesitaban inmigrantes para ocupar los empleos que los nacionales no querían, ahora tenían cifras de paro crecientes: ya no había demanda de inmigrantes. Por otro lado, España había sufrido un fortísimo proceso de desarrollo económico que hacía que la situación no fuese tan penosa como hacía 14 años. Además, nuevos países competían ahora en el mercado laboral de la inmigración. Turcos y norteafricanos constituían una mano de obra más barata que la española. En estas condiciones, se frenaron drásticamente las salidas y se incrementaron los retornos (1974-1985 regresaron 302.022 emigrantes asistidos).

Desde la segunda década de los ochenta la situación aún cambió más. España, como ya hemos señalado, en un proceso de creciente identificación con el modelo europeo, dejó de ser un país emisor para convertirse en un país receptor. La ralentización de nuestra TCV y el consiguiente envejecimiento demográfico, que han ocasionado que la población activa aumente menos que la demanda de mano de obra de nuestra economía, que se encontraba hasta 2007, como la economía mundial, en una fase expansiva. En estas condiciones España comenzó a ser un país receptor de inmigrantes.

Los emigrantes españoles ya no son agricultores de zonas deprimidas que huyen de la miseria, sino que progresivamente son cada vez más técnicos y profesionales que, enviados por sus empresas o instituciones, van a realizar tareas específicas.

Las provincias que se encuentran en las zonas con mayor desarrollo económico y las que tienen mayor potencial de crecimiento son las que presentan un mayor volumen emigratorio. Sólo hay que hacer la salvedad de Asturias, A Coruña, Pontevedra y Ourense que, aunque con cifras muy reducidas, siguen manteniendo una cierta tradición emigratoria.

El resultado de estas salidas al extranjero es el siguiente gráfico de residentes españoles censados en países extranjeros:

Imagen 5. Gráfico del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, bajo licencia Creative Commons


En cuanto a los destinos a los que van nuestros emigrantes, destaca la UE, con casi la mitad de nuestras salidas, como es propio de unas economías que presentan una fuerte integración. Dentro de la Unión, destacan las cifras de Francia, Reino Unido y Alemania, que en su conjunto suman el 64% de la emigración a la UE, el 54% de la destinada a toda Europa y más del 30% del total de todas las salidas. Del resto de los continentes destaca América, con el 35% de todas las salidas, destacando las cifras de EE UU, con 2.400 emigrantes, casi tantos como al Reino Unido. De los países latinoamericanos, destacan las cifras de Argentina.

En cuanto a África, cuyas cifras tan apenas suponen el 4,6% del total de las emigraciones, destaca el papel de Marruecos, que acoge a más de la mitad de esos emigrantes. Las cifras de Asia y Oceanía son aun menores.

Pregunta Verdadero-Falso
Señala qué afirmaciones son verdaderas y cuáles son falsas


La emigración española se dirigió fundamentalmente hacia Europa

Verdadero Falso     


A Europa emigraron más de dos millones de españoles

Verdadero Falso     


Hoy no hay emigración española hacia el extranjero

Verdadero Falso     


Todos los emigrantes son personas pobres, de baja cualificación profesional, que buescan los trabajos que requieren una menor formación.

Verdadero Falso