1.Define los siguientes conceptos:
Red urbana / Metrópolis / Megalópolis / Conurbación / Aglomeración urbana
Red urbana:Como se sitúan en un territorio dado, unas ciudades
o dicho de otro modo es una región urbana que engloba una ciudad
central que da nombre al área y una serie de ciudades satélites que
pueden funcionar como ciudades dormitorio, industriales, comerciales y
servicios, todo ello organizado de una manera centralizada. También
podemos llamarlo área o zona metropolitana.
Metrópolis: Son las ciudades que se encuentran en la cima de
la jerarquía del sistema urbano. Su población supera el cuarto de
millón de habitantes.
Megalópolis: Aglomeración urbana ligada a la segunda
Revolución Industrial, que supone una gran expansión de la mancha
urbana. También llamadas conurbaciones de grandes ciudades.
Conurbación: Área urbana continúa formada por el crecimiento paralelo de dos o más ciudades hasta unirse.
Aglomeración urbana: Región urbanizada que se extiende sin solución de continuidad a lo largo de varias circunscripciones administrativas.
2.A partir de los siguientes datos que aparecen en el mapa de la red de ciudades en España, en 1991 responde a las siguientes preguntas:
a) ¿Qué ciudades sobrepasan los 500.000 habitantes?
b) Los ejes urbanos señalados con 1, 2, 3 y 4, ¿A qué áreas territoriales se refieren?
c) ¿Qué contrastes existen en la red urbana de España entre el centro y la periferia? Explica las causas.
a) Las ciudades que tienen más de 500000 habitantes son, en primer lugar, Barcelona y Madrid con más de 3 millones de habitantes, ambas son metrópolis nacionales. En segundo lugar otras cinco ciudades que son metrópolis regionales de primer orden: Bilbao, Zaragoza, Valencia, Sevilla y Málaga.
b) Los ejes urbanos señalados con 1, 2, 3 y 4 se corresponden con las siguientes áreas territoriales:
El 1 es el eje atlántico de Galicia y las ciudades interiores que dependen de él.
El 2 es el eje cantábrico, el País Vasco y Pamplona, también con
ramificaciones hacia el interior (León, Burgos y Logroño
respectivamente).
El 3 es el eje mediterráneo que comprende desde Girona hasta Cartagena.
El 4 es eje andaluz que se bifurca dando lugar a un doble eje: el
valle del Guadalquivir (desde la costa atlántica a Jaén), y el eje
litoral (desde Almería a Huelva).
c) Existe un claro contraste urbano entre el centro y la periferia ya
que en la península, las grandes ciudades se disponen de forma
semianular en la periferia, en torno a un espacio interior poco
urbanizado en cuyo centro está la mayor aglomeración urbana del país.
Una distribución que responde a los siguientes factores:
Factores físicos:
El Clima y la altitud, que condicionan los asentamientos urbanos ya que a mayor altitud y mayor irregularidad climática menor densidad de urbana.
Factores humanos:
Factores demográficos, como los movimientos migratorios que tienden hacia la periferia y Madrid.
Factores socioeconómicos, muy relacionado con las migraciones.
Siendo las zonas más atractivas para el asentamiento de la población
aquellas que son más dinámicas económicamente. Zonas que tengan un
importante sector servicios (turismo), industria de alta tecnología y
agricultura punta
3.Desarrolla el tema: " Evolución histórica del proceso de urbanización en España"
La evolución
de la Red urbana española a lo largo del tiempo ha sido la siguiente:
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La ciudad preindustrial
Gran parte de las ciudades más importantes del país presentan un
largo pasado histórico; cada época ha dejado su impronta, más o menos
perdurable, en la configuración de la ciudad, de tal manera que la imagen
actual está determinada por las sucesivas adecuaciones de la ciudad a cada
momento histórico.
1) Tras la etapa
preurbana, las primeras ciudades de la Península son de la época de la
colonización fenicia, púnica y griega (siglo VIII a. C.).
Estos
pueblos de comerciantes fundaron una serie de nuevas poblaciones a lo largo del
litoral mediterráneo entre las que destaca Cádiz, la primera ciudad de
Occidente.
2) La época
romana representó un avance en la consolidación de la urbanización en la
Península. Los romanos utilizaron la ciudad como vehículo de romanización, por
ello, al mismo tiempo que favorecieron su difusión, crearon un modelo propio.
Su legado se concretó en el surgimiento de nuevas ciudades o colonias romanas:
unas sobre poblaciones preexistentes, como por ejemplo Corduba (Córdoba),
Tarraco (Tarragona), Cartago Nova (Cartagena, Murcia), Emporion (Ampurias,
Girona), Barcino (Barcelona) o Carteira (Cartaya, Huelva; otras creadas
entonces, como Itálica (Sevilla), Caesar Augusta (Zaragoza), Valentia
(Valencia) o Emerita Augusta (Mérida, Badajoz).
Aportación romana fue la implantación de un plano o trazado urbano de carácter
geométrico configurado a partir de dos
ejes que se cortaban perpendicularmente- el cardus máximo, de orientación
este-oeste, y el decumanus-; en su interior, el espacio urbano se ordenaba en
torno a un lugar central donde se localizaban los edificios públicos: el foro,
el templo, el pretorio, etc. Este tipo de plano se puede contemplar todavía hoy
en Itálica y en Caesar Augusta.
3) Tras la caída del imperio romano, la
urbanización peninsular que sufrió un retroceso en la época medieval como consecuencia de la invasión de los pueblos
bárbaros. Solo a partir del siglo X se asiste a un resurgimiento de las
ciudades propiciado por la apertura del Camino de Santiago y a la
intensificación del proceso de Reconquista y de repoblación. Estas
circunstancias dieron lugar a la creación de nuevas ciudades (Segovia, Ávila,
Salamanca, Soria, Palencia, etc.) cuya fundación obedeció a razones militares
(defensa de los territorios conquistados) o a motivos comerciales.
Entonces
habitaban la Península dos pueblos con religiones, culturas y modos de vida
diferentes, lo que se traducirá en dos
modelos de ciudad: la cristiana y la musulmana.
a) La población de la ciudad cristiana vivía de la ganadería y de la agricultura de
secano, y la actividad industrial y mercantil era muy escasa. Las ciudades
desempeñaban una función militar y estratégica, de ahí que el paisaje urbano se
caracterizara por pequeños recintos
amurallados cuyas calles solían
ser estrechas y estar bordeadas con
pórticos y soportales. En el centro se situaba la plaza y en ella se levantaba la iglesia, utilizada
también como lugar para el mercado. Las ciudades se componían de collaciones o parroquias cuya
advocación daba nombre a los barrios.
Las
ciudades que surgen en esta época responden a tres tipos de planos: el radioconcéntrico, el plano en cuadrícula
y el plano irregular.
b) Gran parte de las ciudades musulmanas se fundaron sobre
poblados anteriores. Solían emplazarse en lugares estratégicos por su carácter
defensivo (Loja, Antequera, Lorca, Niebla, Toledo) o al lado de ríos y
barrancos, que podían servir de defensa natural, aunque otras ciudades se
situaron en lugares llanos, caso de Valencia, Sevilla, Córdoba o Écija
El
paisaje de la ciudad islámica se caracterizaba por un conjunto apretado de
edificios rodeados y protegidos por una muralla que la separaba radicalmente
del exterior. Lo más representativo de la ciudad islámica es su plano, en el que destacaban unas cuantas
calles transversales o radiales de trazado sinuoso que enlazaban con las
entradas o puertas de la ciudad; las calles
eran angostas, quebradas y torcidas;
también eran frecuentes los callejones ciegos o sin salida, llamados adarves.
4) El Renacimiento y la Ilustración
significaron etapas de prosperidad, traducidas en un aumento demográfico y en
una intensificación del proceso de urbanización.
Esta creciente urbanización derivó en una mejora de las infraestructuras urbanas
(puentes) y en una remodelación de la
trama viaria, de modo que los antiguos trazados islámicos se sometieron a
una mayor regularización. Como elementos significativos de la morfología urbana
de esta época destacan la introducción de la plaza mayor y la creación de fortificaciones (murallas,
ciudadelas).
Tras el paréntesis que represento el siglo
XVII debido a la crisis económica, durante el XVIII la ciudad experimentó una nueva etapa de florecimiento. Los
cambios producidos en la ciudad reflejaban las nuevas ideas impuestas por el
reformismo ilustrado y el nuevo poder político. Se llevan a cabo importantes reformas urbanas que hacen mejorar las condiciones estéticas e
higiénico-sanitarias y se introduce la estética urbana mediante la creación
de puertas monumentales (Puerta de
Alcalá, en Madrid), avenidas o bulevares, puentes e infraestructuras urbanísticas como el alumbrado y el saneamiento. En definitiva, se produce un revalorización del
espacio público que culmina con la creación de plazas mayores (Salamanca).
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La ciudad industrial
Las reformas urbanas iniciadas en el siglo XVIII continuarán en el
XIX, siglo en el que aumenta significativamente la urbanización como
consecuencia del desarrollo de obras públicas, de la modernización de la
administración territorial –motivada por la creación de las provincias-, de la
desamortización, de la creación de infraestructuras viarias (ferrocarril y
carreteras), de la ejecución de obras de saneamiento urbano y de un desarrollo
industrial que se concentró en el País Vasco (industria siderometalúrgica),
Cataluña (industria textil), Asturias y Málaga.
Para adaptarse a las nuevas circunstancias,
las ciudades pusieron en marcha una serie de operaciones de crecimiento y
remodelación de su espacio interior que se concretaron en los planes de
alineaciones y reforma interior y en los de ensanche.
a) Los proyectos
de reforma interior perseguían aliviar la presión social, mejoras las
condiciones de vida de la población y
los servicios urbanos. Se manifestaron en la construcción de cementerios, mataderos públicos y viviendas, acometidas de aguas, saneamiento,
pavimentación de calles, etc. Pero
lo que verdaderamente caracteriza este tipo de proyectos es la remodelación de
la trama viaria o “haussmanización”,
que supuso la apertura de nuevas calles o la alineación de las ya existentes
con el fin de adaptarlas a las nuevas necesidades circulatorias.
Ejemplos sobresalientes de
proyectos de reforma interior fueron la apertura de grandes vías en ciudades
como Madrid, Granada, Barcelona, Salamanca y Murcia.
b) Los planes
de ensanche son una de las aportaciones más interesantes del urbanismo
español de esta época. Los ensanches consistían en la yuxtaposición de un nuevo
conjunto urbano coherente, planeado de una sola vez y unido a la ciudad
consolidada, pero con una morfología y estructuras propias. Con su creación se
pretendía facilitar la construcción de viviendas, el crecimiento de la ciudad y
el aumento de las rentas del suelo urbano.
El
nuevo tejido urbano incorporado a la ciudad se caracterizó por su morfología de calles perfectamente
alineadas de trazado ortogonal que
dibujaban manzanas de grandes proporciones en las que se levantaban edificios dispuestos
en torno a un gran patio central,. Destinados a acoger la vivienda burguesa, los ensanches eran zonas de una calidad
medioambiental muy alta, por lo que terminaron favoreciendo la segregación social en la ciudad.
Entre
las experiencias más importantes que se llevaron a cabo destacan los planes de
ensanche de Madrid (Plan de José María de Castro), de Barcelona (Plan de
Ildefonso Cerdá, aprobado en 1860), de Valencia y de San Sebastián (Plan de
Ensanche de Cortázar, en 1864).
El siglo XX. Los cambios en el paisaje urbano.
Durante este siglo la ciudad española acontecerá una dinámica sin
precedentes. El intenso proceso de urbanización que se desencadena va a causar
profundos cambios en el paisaje urbano, en la organización de la ciudad y en
las condiciones medioambientales urbanas. Los hitos más significativos del
urbanismo de este período se pueden sintetizar en los siguientes:
a) Fomento
de la construcción de viviendas:
La
necesidad de viviendas en las ciudades era un problema que se arrastraba desde
la etapa anterior y que se agudizó en el siglo XX, particularmente cuando las
corrientes migratorias campo-ciudad se hicieron más intensas. Con el fin de
aliviar la situación, el Estado promulgó leyes en diferentes momentos para
fomentar la construcción de viviendas sociales; así, a principios de siglo se
reglamentan las primeras subvenciones para la construcción de viviendas (Ley de
Casas Baratas, 1911).
La
labor más intensa se desarrolló en las dos décadas que siguieron a la Guerra
Civil, época en que el déficit de viviendas se había incrementado a raíz de las
destrucciones provocadas por la guerra, del aumento de la inmigración a las
ciudades y de la paralización de la construcción. El Estado emprendió un amplio
Plan de Reconstrucción Nacional creando organismos especiales para fomentar la
construcción de viviendas: Dirección General de Regiones Devastadas, Obra
Sindical del Hogar, Instituto Nacional de la Vivienda, etc.; al mismo tiempo,
se regularon ayudas y subvenciones para la construcción de viviendas sociales.
Muchas
ciudades crecerán también de manera irregular con la creación de suburbios en
las áreas periféricas destinados a albergar las oleadas de población obrera que
no dejaban de acudir a la ciudad; eran barriadas de autoconstrucción, carentes
de los más elementales servicios.
b) Maduración
de la legislación urbanística y extensión de la planificación urbana:
Otra característica
del urbanismo de esta época será la obligación de introducir la planificación
para el control del crecimiento urbano, lo que conlleva la aplicación del “zoning” o distribución de usos y
funciones en espacios separados dentro de la ciudad, y al desarrollo del
planeamiento regional concebido como el instrumento que debería dar respuesta a
las necesidades de crecimiento y ordenación del espacio urbano.
La
obligación de introducir la planificación urbana en el desarrollo de las
ciudades encuentra su respaldo legal en la Ley del Suelo de 1956. A partir de entonces,
el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y sus planes derivados se
convierten en instrumentos que deben dirigir el crecimiento de las ciudades.
c) Desarrollo de las nuevas formas de crecimiento:
En la
primera mitad del siglo se experimentan dos nuevas experiencias urbanísticas:
las ciudades jardín y la ciudad lineal.
·
Ciudades jardín se encuentran en
muchas ciudades españolas (Vitoria, Málaga, Almería…). Tienen su origen en las
ideas del inglés Ebenezer Howard, cuyo objetivo era acercar la
naturaleza a la ciudad; por eso, la características de estas viviendas es la
presencia de un huerto o jardín. Su idea se traduce en la creación de nuevas
ciudades próximas a la gran urbe.
·
El proyecto de Ciudad lineal está inspirado en unas
ideas similares. Fue ideado por el español Arturo
Soria y tuvo una enorme proyección internacional por cuanto suponía introducir
un nuevo modelo para el crecimiento de las ciudades. Proponía el crecimiento
urbano en torno a las principales vías de comunicación entre ciudades,
procurando mantener la relación entre el medio urbano y el medio natural.
Pero
las formas más extendidas de crecimiento urbano de la época fueron los polígonos residenciales situados en zonas próximas a la ciudad consolidada y
los proyectos de nuevas parcelaciones en suelo rústico,
ubicados en las periferias o extrarradios urbanos. Lo más característico de
estas nuevas formas será el bloque
exento con una elevada densidad residencial, un tipo de vivienda de escasas
dimensiones y calidades constructivas en unas zonas urbanas carentes de
equipamientos sociales.
El
desarrollo de estas nuevas formas urbanas terminará borrando los límites entre
el espacio urbano y el rural, al absorber las grandes ciudades a los municipios
rurales próximos. Se inicia así el fenómeno de la metropolización en ciudades como Madrid, Barcelona y Bilbao.
La ciudad española actual
La
ciudad actual participa de los siguientes rasgos:
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Avances en la legislación urbanística
El nuevo marco político, social y económico surgido en España tras
la instauración del régimen democrático exigirá una renovación de la
legislación de control y gestión del desarrollo urbano. La Ley del Suelo de
1956 será sustituida por la Ley del
Suelo de 1976; el nuevo texto pretendía conseguir un crecimiento de las
ciudades más ajustado a las necesidades reales, implicando a todos los agentes
sociales y económicos en el proceso y flexibilizando los criterios de
ordenación urbanística.
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Cambios en el paisaje urbano
El paisaje urbano sufrió también modificaciones importantes, que
afectaron al casco antiguo y a los ensanches.
Los
cascos antiguos o centros históricos
de las ciudades españolas se caracterizan por una cierta irregularidad, por
calles estrechas de trazado sinuoso y por la escasez de espacios abiertos. Para
revitalizarlos se han practicado dos tipos de operaciones urbanísticas: las de
renovación y las de rehabilitación
·
Las operaciones de renovación fueron importantes, sobre todo, durante
la década de los 60 del siglo XX y
significaron la sustitución total de la antigua edificación, lo que representó
un grave atentado contra el patrimonio arquitectónico de muchas ciudades y
conllevó, además, la expulsión de la antigua población residente y el cambio
del adicional uso residencial por el terciario
o de servicios.
·
Las operaciones de rehabilitación urbana son propias de los años 80 e intentan combatir y paliar
las consecuencias de las operaciones de renovación. Por ello, respetan y se
adecuan a las tipologías del entorno y procuran conservar el elemento social y funcional, aunque esto
no siempre se consiga.
Estas
operaciones de renovación y rehabilitación han afectado también a los
ensanches.
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Desarrollo de las periferias urbanas
Es el resultado del deseo de las familias con ingresos medios o
altos de buscar espacios residenciales con una mejor calidad ambiental y de la
necesidad de otras muchas familias de conseguir una vivienda de precio más
asequible. Partiendo de una demanda diversificada, en las periferias urbanas se
desarrollan viviendas unifamiliares o conjuntos residenciales de pisos.
Junto al
desarrollo de la función residencial, las periferias urbanas conocen la
implantación de nuevos usos como centros y áreas
comerciales, zonas de equipamientos públicos (parques periurbanos) y centros industriales (parques tecnológicos y
polígonos industriales). El desarrollo de esta área trasciende incluso los
propios límites de la ciudad principal, extendiéndose hacia los municipios
limítrofes, que se transforman en nuevos centros urbanos; éstos, junto con la
ciudad central, constituyen una nueva realidad territorial, conocida como
aglomeración urbana. En Andalucía se conciben como centros urbanos las ocho
capitales de provincia.