3. La arquitectura

El siglo XIX es, desde el punto de vista arquitectónico, un siglo complejo. Frente a la cierta uniformidad que habíamos visto hasta ahora, nos encontramos ahora con una serie de cambios, casi revoluciones, a niveles estéticos, estructurales y técnicos como hasta entonces no se había visto. Solo el gótico, quizá, plantee una reformulación a nivel técnico con respecto al románico de cierta importancia. Lo que ocurre ahora en el XIX, es mucho más claro. La cuestión es que esto solo será el inicio, las bases de algo mucho mayor que será el siglo XX.

Pero centrémonos: la estética neoclásica, tan aristocrática, tan poco rompedora y tan conservadora, llevó a una romántica, burguesa, más activa, más rupturista, aunque sin dar el salto definitivo. Empezaba a darse el desarrollo técnico suficiente como para que la revolución en la arquitectura hubiera llegado, pero no; el romanticismo frenó la vorágine de cmabio y se quedó en un estilo quizá nuevo, pero que partía de la mezcla de lo conocido. Son estos "neos" (neobarroco, neorenacentista, neomudéjar...) que dan un paso más allá con el eclecticismo, pero que tampoco ofrecía nada realmente rompedor ni novedoso.

El primer estilo que sí lleva a cabo este cambio será la arquitectura en hierro. El hierro, este material tan ligado a la Revolución Industrial, es clave en el desarrollo y en los cambios tan determinantes que la arquitectura va a sufrir. Ligereza, flexibilidad, menor coste, velocidad de construcción... Todo esto aparece en el momento en el que el hierro se convierte en el centro de la atención de ingenieros y arquitectos.

Ya nada sería igual.

La arquitectura del Siglo XIX.
Vídeo de ArteHistoria alojado en Youtube.