3. Modalidades deportivas con características diferenciales entre hombres y mujeres

Desde los inicios de la historia, las mujeres han tenido prohibida o vetada la práctica de actividad física por distintas razones (médicas, éticas, culturales…). Poco a poco, la sociedad ha ido abriéndose, admitiendo progresivamente a la mujer en las prácticas deportivas, llegando a la actualidad con una igualdad teóricamente plena. Decimos teóricamente plena porque todavía existen disciplinas deportivas donde las mujeres (y en algunos casos los hombres) no pueden competir en igualdad de condiciones con el otro sexo.

Existen deportes donde, aun participando mujeres y hombres por igual, el reglamento determina modificaciones en los materiales, las normas o en las propias pruebas. Por ejemplo, en gimnasia artística los aparatos de femenina y de masculina difieren. Los hombres compiten en anillas o en paralelas, donde la exhibición de fuerza es máxima, mientras que en suelo, las mujeres tienen la obligación de utilizar acompañamiento musical, los hombres no. Otros casos de diferencias reglamentarias hacen mención a la indumentaria. Hace no mucho tiempo, la, en pos del espectáculo, incluyó en la indumentaria femenina ropajes ceñidos y cortos. Para alcanzar el máximo rendimiento y espectáculo, los reglamentos de hombres y mujeres en algunos deportes difieren. En voleibol, la altura de la red se baja para las mujeres, teniendo en cuenta sus diferentes capacidades físicas. En atletismo, el peso de la bola en lanzamiento de peso varía entre mujeres y hombres.

Por otro lado los hombres también han sido víctimas (aunque en muchas menos ocasiones) del propio modelo androcéntrico. Hasta hace bien poco tenían vetada la práctica de deportes como la natación sincronizada o la gimnasia rítmica, no existiendo todavía competiciones de máximo nivel internacional para los gimnastas varones.

Muchas de las diferencias no deben ser consideradas discriminaciones, sin embargo otras sí que lo son. De ahí la importancia de la reflexión que planteamos anteriormente. Solo un análisis profundo de la realidad deportiva nos permitirá saber si las características diferenciales del deporte para mujeres y para hombres se deben a una discriminación sexista o a una búsqueda del rendimiento.