Orientaciones
Y llegamos a la última unidad de esta asignatura.
Durante todo el curso hemos ido haciendo un viaje por el arte, su teoría, su evolución, sus técnicas y sus líneas, variaciones y evolución estética desde la prehistoria hasta lo que vamos a ver en esta unidad: la segunda mitad del siglo XVIII y las primeras décadas del XIX. Hablamos del rococó y del neoclásicos. Dos estilos que conviven pero que son completamente opuestos el uno del otro. El primero, el rococó, no es más que una evolución definitiva del Barroco. Es esa última fase de las evoluciones de los estilos de las que hablaba Eugenio D'Ors y que ya has visto en otras unidades. El rococó es ese momento final, ese grito pasional, sensual y decorativo, esa tormenta que ponemos en relación con el absolutismo y que termina casi de forma abrupta con la llegada de la Ilustración y, con ella, del neoclasicismo: justo lo opuesto. Calma, armonía, sencillez, inexpresividad... La calma, lo apolíneo que sucede a esos movimentos bruscos y tremendamente vitales de lo dionisíaco del rococó. Acuérdate, este concepto de lo apolíneo y lo dionisíaco de Nietzche ya lo hemos trabajado en alguna tarea antes.
En fin, serán dos estilos muy diferentes pero muy conectados, en tanto en cuanto suponen la evolución lógica si lo ponemos en relación con el contexto histórico; o, más bien, con los contextos históricos. Además, estos cuatro temas nos van a servir de transición hacia la materia del próximo curso: Fundamentos del Arte 2, que se iniciará con la respuesta, de nuevo pasional, al neoclásico: el romanticismo.
En fin, como ves, un tema atractivo, variado y con el que vas a aprender mucho. Un colofón creemos interesante para esta materia.
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El Columpio. Fragonard. 1767. Imagen en Wikipedia. Dominio Público |
Retrato de Mdme. Recamier. J.L David. 1800. Imagen en Wikipedia. Dominio Público |