Historia inicial

Imagen de Thomas Wolter  en Pixbay. Licencia de Pixabay

Vamos a contar la historia de un invento. Un invento peculiar porque no se visualiza tan fácilmente como cualquiera de los objetos que nos rodean: lavadoras, planchas, televisores, automóviles..... y que alguien inventó un día.

Los inventos tienen la curiosa propiedad de transformar la vida. Una vez aparecidos se introducen en nuestra cotidianidad y parece que estuvieron ahí desde siempre. Se hacen tan necesarios que no nos damos cuenta de que hubo alguien en un pasado lejano que los inventó. También nos ocultan que había un modo de vivir anterior a ellos.

Consideremos el caso de la lavadora. Hasta el siglo XIX no existía. Y sólo bien entrado el siglo XX se generalizará su uso. Hoy no sabríamos vivir sin ella. Igual ocurre con el pensamiento filosófico, claro que en otro plano y en otra época. Hasta el siglo VI a.n.e. no existía nada que pudiese considerarse filosofía.

Pero continuemos con la historia de nuestra "lavandera de hojalata". Ninguno de nosotros somos sus inventores pero todos la utilizamos. Otro tanto ocurre con el pensamiento filosófico pero de forma menos evidente. Cuando apretamos un botón de nuestra lavadora o giramos la rueda que nos permite ajustar la temperatura somos plenamente conscientes de que esos botones y esas ruedas pertenecen a la máquina que tenemos frente a nosotros. Sin embargo, raramente nos percatamos de que cuando pensamos o comunicamos cosas tan cotidianas como la siguiente expresión: "eso no es razonable" estamos apretando botones y girando ruedas filósoficas. Ser conscientes de asuntos como ese será parte de los objetivos que nos propondremos en este tema inicial.

No olvidemos a nuestra amiga, la entrañable "quitamanchas". Seguro que todos comprendemos fácilmente que la necesidad de lavar la ropa era muy anterior a la existencia de la lavadora. Claro que esa operación se realizaba de manera más penosa y menos eficaz antes de la aparición del revolucionario invento. También la necesidad de comprender el mundo que nos rodea y a nosotros mismos en él era algo que sentían los seres humanos antes de la aparición del pensamiento filósofico. Pero las explicaciones pre-filosóficas del mundo y el ser humano tenían unas limitaciones que la filosofía intentará superar.

Seguro que no se te escapa que las lavadoras del presente son muy distintas de las del pasado. Es evidente que una vez inventada y sobre la base de logros anteriores la lavadora ha ido desarrollándose y haciéndose cada vez más sofisticada.

Otro tanto ocurre con el pensamiento filosófico. Desde su lejana aparición en las costas de Jonia los distintos filósofos han ido desarrollando su pensamiento teniendo en cuenta los logros y las limitaciones de los pensadores anteriores a ellos. Podemos decir por tanto que la filosofía tiene una historia. Una historia cuyos pasos iniciales nos disponemos a recorrer.

No abandonaresmos nuestra querida lavadora sin trazar una última analogía con el pensamiento filosófico. Al igual que la lavadora vino a limpiar la sudiedad que impregna la ropa. Así la filosofía nace con la vocación de disolver la irracionalidad que acompaña la vida humana. Pretende aportar claridad, serenidad y buen criterio eliminando miedos, opresiones y abusos en la aventura que es la vida humana. Que lo consiga o no es cosa que te corresponde juzgar a ti. Sin embargo, seguramente algo parecido a lo que acabamos de decir tenía en mente el sofista Alcidamas de Elea cuando sentenció: "La filosofía es una máquina de asedio permanente contra la tiranía y la mera costumbre."