1. - Fausta llega a Hispania

Reconstrucción de Gades y su puerto

Reconstrucción de Gades y su puerto

Ave, amicae et amici!

Me voy a presentar: soy Fausta. Os voy a contar mi historia. Soy originaria de una pequeña aldea de Asia Menor (actual Turquía) y tuve la mala suerte de que mi pueblo no se llevara bien con los romanos. Nos ganaron, arrasaron la aldea, sembraron sal para que no volviera a crecer nada más, mataron a todos los varones y a las mujeres y a los niños nos hicieron esclavos.
Me cargaron como ganado junto con más gente en el puerto de Mileto y tras un viaje interminable que me hizo cruzar todo el Mediterráneo me llevaron al puerto de Gades en la Baetica. A lo largo del viaje, paramos en Creta para recoger un cargamento de vino. Más adelante paramos en Siracusa (Sicilia), donde completaron la carga del barco con vasijas de lujo.
Tuve que acostumbrarme con rapidez a las órdenes que me daban en una extraña lengua: el latín. Ahora consigo hacerme entender y comprendo las órdenes que me dan para evitar el castigo. El viaje a Gades me asustó un poco, pues me comentaron que esa ciudad se encuentra al límite del mundo conocido, muy lejos, más allá de las columnas de Hércules: vamos el fin del mundo, pues más allá de Gades no hay más que mar, mar y mar. 
La llegada a Gades fue menos espantosa de lo que pensaba. Al fin al cabo era una gran ciudad, con muchísima luz, tan espléndida que recordaba la de mi aldea en Asia Menor. Una vez desembarcados, los mercaderes de esclavos me vendieron a un funcionario romano, Postumius; Postumius no era de Gades, sino de una ciudad lejos del mar: Italica.

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Itálica

Miliario

Para ir a Italica tuve que hacer un largo recorrido en carro. Sin embargo, me llamó la atención que el desplazamiento no se hiciera por caminos y sendas, sino por una calzada amplia que los romanos llaman VIA, por donde circulaba gente a pie, a caballo y carros a gran velocidad. Como ves en la imagen al lado, esta es una calzada romana. Es bastante amplia y está pensada para que puedan circular dos carros en ambos sentidos. También me sorprendió mucho cada una cierta distancia apareciera una columna de piedra con unos dibujos muy raros; más tarde comprendí que esos dibujos eran escritura (en latín, ¡para variar!). El mercader de esclavos, que no había estado nunca en Italica, y tenía que transportar su mercancía allí, no hacía más que observar el letrero de la columna y un pergamino donde tenía apuntados nombres de ciudades y números. La columna que ves a un lado toma el nombre de MILIARIO; tenía la función de marcar la distancia en las calzadas romana cada milla, por eso se llama miliarius (una milla romana son 1.481 m, casi 1,5 km). Como ves en la parte inferior del miliario aparece la distancia expresada en millas. Respecto al pergamino, esto es lo que ponía:

Item a Gades Corduba

CCXCV

Ad Pontem
XII
Portu Gaditano XIII
Hasta XVI
Ugia XXVII
Orippo XXIIII
Hispali VIIII
Los romanos cuando se desplazaban por vía tierra no utilizaban un mapa de carreteras como en la actualidad, sino un itinerario escrito (itinerarium scriptum). Se trataba de un listado de las principales carreteras del imperio. La calzada en cuestión llevaba de Gades a Corduba y tenía una longitud de 295 millas; entre Gades y Corduba había una serie poblaciones intermedias. Para alcanzar Hispalis (actual Sevilla) teníamos que recorerr un total de unas 100 millas, casi 150 km. Tuvimos que parar tres veces a lo largo del recorrido, pues cada día conseguíamos cubrir una distancia de algo más de 30 millas. Una vez llegados a Hispalis, había que cambiar de calzada y tomar la de Emerita Augusta para en 7 millas alcanzar Italica, nuestros destino.